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De Frente. Las obras de la avenida no estarán acabadas antes de Semana Santa. Morales Bermudo


 Los temores de los cofrades se confirman y las obras que acomete el Ayuntamiento para el Metrocento en la avenida de la Constitución no habrán concluido antes del 1 de abril, Domingo de Ramos. En consecuencia, las cofradías no podrán hacer estación de penitencia en la Catedral. Similar circunstancia no ocurría desde finales del siglo XIX, cuando debido a la caída del cimborrio de la misma, no pudieron discurrir por su interior, aunque en aquella ocasión lo hicieron por su exterior. En estos momentos, a seis meses de la fecha, las cofradías comienzan a planificar qué ocurrirá en esta atípica Semana Santa de 2007.

La primera opción sería que la carrera oficial finalizase en la plaza de San Francisco. De esa forma, siempre que el comienzo de la avenida pudiera al menos acondicionarse, una vez pasados los palcos las cofradías se bifurcarían a izquierda o derecha para regresar a sus templos. Así, girarían hacia la izquierda, por el Banco de España La Borriquita, La Paz, La Cena, La Hiniesta, San Roque, La Amargura, El Amor, La Redención, Santa Genoveva, El Cerro, Los Javieres, San Esteban, Los Estudiantes, San Benito, La Candelaria, Santa Cruz, La Sed, La Lanzada, El Cristo de Burgos, Los Panaderos, Los Negritos, Los Caballos, Montesión, El Valle, Pasión, La Macarena, Los Gitanos, San Isidoro, La Mortaja, Los Servitas, La Trinidad; y para la derecha, por la Plaza Nueva lo harían Jesús Despojado, La Estrella, San Gonzalo, Vera Cruz, Las Penas, Las Aguas, El Museo, La Bofetá, El Buen Fin, El Baratillo, Las Siete Palabras, Las Cigarreras, La Quinta Angustia, El Silencio, El Gran Poder, El Calvario, La Esperanza de Triana, La Carretería, La Soledad de San Buenaventura, El Cachorro, La O, Monserrat, El Santo Entierro y la Soledad de San Lorenzo. Esta división, no obstante tendría sus variantes, ya que, por ejemplo en la Madrugá las de El Silencio y El Gran Poder deberían volver por la izquierda para no encontrarse con La Esperanza de Triana y habría que ajustar mucho los horarios e itinerarios para que las cofradías no se encontrasen las unas con las otras. No obstante sería la única forma que tendrían de conseguir la subvención, pues los abonados de La Campana, Sierpes y los palcos seguirían pagando por sus sillas, cosa que obviamente no harán los de la Avenida y la Plaza Virgen de los Reyes, lógicamente, al no pasar este año las cofradías por sus sillas. La reducción de los ingresos, no obstante, se cuantifica aproximadamente en el cincuenta por ciento, dado que en la Avenida se ubica casi la mitad del total de abonados.

La segunda opción sería aún más drástica ya que, de no poderse ajustar los horarios e itinerarios -expertos consultados afirman que sería imposible que las 57 cofradías pudieran encajarse con una carrera oficial recortada en su mitad-. El que la Avenida esté cerrada en Semana Santa no permitiría otra solución, ya que el punto en que ahora mismo concluye, la Puerta de los Palos, sólo sería accesible desde la calle Placentines, y el llegar a ese punto por esa ruta no permitiría, lógicamente, regresar por ella. Esta segunda opción radicaría en que cada hermandad hiciese estación por su barrio, a la antigua usanza anterior a 1604. Sería, que duda cabe, la oportunidad de ver a las cofradías por lugares no habituales, recorriendo calles insólitas. Las de los barrios más lejanos no irían al centro, y éstas buscarían pasar por sus feligresías solamente, como hacen hoy en día las hermandades de gloria. El contrapunto a esta solución sería la no percepción de subvención alguna, puesto que no se podría vender por este año ningún abono en la carrera oficial. Es cierto que las cofradías gastarían menos (cera, bandas) puesto que por lo general estarían menos tiempo en la calle, pero lo es también que los mayordomos deben desde ya ajustar al máximo sus presupuestos pues para la mayoría la subvención que se percibe les permite cuadrar las cuentas.

Obviamente, por si no lo sabían, todo lo anterior es “historia de las cofradías ficción”, una mera suposición ficticia que aunque no vaya a suceder -al menos eso pienso- podría darse. Es cierto que la ciudad no puede supeditarse a la Semana Santa, pero también lo es que habría muchas personas felices porque no saliesen las cofradías y entre ellas, aunque en público no lo reconozcan, algunos de nuestros dirigentes políticos. Lo cierto es que basta darse una vuelta por las obras de la Avenida y la Plaza Nueva para que se nos ponga la carne de gallina pensando cómo podría ser una Semana Santa sin cofradías por la Avenida.

moralesbermudo@yahoo.es

Foto: Francisco Santiago










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