Martes Santo de añoranzas. Juan Manuel Contreras Ayala. Diario de Sevilla
Pero por encima de ese afecto nostálgico, nos llega casi a la vez hace escasos meses, la tristísima noticia del inicio del viaje final de Ramón Ybarra, en busca de la Luz verdadera y de su madre Candelaria, y por otro el desgarrador anuncio de que Juanito Moya ya está en presencia de la auténtica Buena Muerte de Dios.
Y así, el afecto se nos transforma en dolor, el dolor en humana incomprensión, el calor vital de sus presencias en un frío vacío tan difícil de llenar y la temporalidad y la levedad de lo que somos se nos manifiesta en todo su esplendor.
Qué sensación de impotencia, de sorpresa, de incredulidad cuando parte un amigo al que trataste hasta ayer, al que le confiaste tus cosas, las buenas y las malas, al que ayudaste a conseguir alguna meta y al que te agarraste para alcanzar las tuyas.
Que gran vacío dejásteis en su día por San Benito y Santa Cruz. El vacío en San Nicolás lo presencié en directo. Aquellos otros llegaron a mis oídos. Pero mi querido amigo Juan, la calle San Fernando se ha quedado huérfana de tu talante. Tu arrollador don de gentes, algo tan difícil de alcanzar, ya no se desbordará por los patios de tu Universidad, y tu mano tendida y tu gesto afectuoso no estará presente en triduos, quinarios y traslados, echando todos de menos tu presencia tan fija, tan constante, tan fiel.
Martes Santo de ausencias de amigos que se fueron ya. Pero nos queda la Fe de cristiano, bendita Fe, y nos queda la Esperanza, tan amiga de Juan, y nos queda el trabajo por construir un mundo mejor, es decir la Caridad.
También nos queda la familia, germen y núcleo de toda hermandad y doy fe de que la de Juan, que es la que conozco de cercanía, ha cogido el testigo que un lejano día tomó su abuelo y posteriormente su padre.
Manolo Ponce, Paco Ferrand, Ramón Ybarra y Juanito Moya. Que cuatro maniguetas para levantar, qué digo levantar, levitar un Martes Santo. En estos tiempos actuales, tan crispados en tantos temas, haría bien el mundo cofrade en recordar el estilo y la bonhomía de estos cuatro manigueteros. Sobran actitudes de fuerza e imposición y faltan palabras y hechos de dialogo, generosidad, de humildad y de ponerse en el sitio del otro, es decir convertir la Caridad en la regla de oro de cada hermandad.
Pido perdón porque nunca me ha gustado la palabra cofrade, pues en ocasiones representa algo de lo malo que como toda obra obra humana tiene el mundo de las hermandades y cofradías. Pero en honor de estos queridos hermanos que ya nos dejaron su ejemplo, en algún caso, aún con el corazón doliente por lo cercano, elevo una oración por ellos y suplico a Dios que nos conceda muchos cofrades de su valía.
Nota: Juan Manuel Contreras Ayala es ex hermano mayor de Los Estudiantes
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