Ya queda menos. El rincón de la Esperanza. Alberto de Faria Serrano

Llevas cuatro días con sus cuatro lunas y sus cuatros soles, albergando su casa de oro en la niña de tus ojos. Has prendido de la luz de tu retina la precisa centella del fuego que nos deslumbra cada brisa gélida del Adviento. Bañas de lágrimas socorridas la mejilla nacarada de tu rostro venerable al candor de las velas de un emotivo Besamanos porque te retrotraen a los que ya están cobijados bajo el manto protector y definitivo de su Nombre.

Hoy es su día y el gozo alivia por el donaire de su angélica visión. Recorres centímetro a centímetro la simetría exacta que separa tu espíritu de la jarra de las rosas de su vergel paraíso terrenal en el presbiterio.

Te frotas la yema de los dedos porque los ojos están humedecidos una vez más y solo te inspira la inaprensible realidad de la gloria de su reino. Es el instante preciso que eres capaz de precisar el eco indeleble de la marcha Estrella Sublime bajo un naranjo abotonado de las fragancias.  

Es hora de mirarla fijamente y asirse sólidamente a su haz victorioso; aferrarse convencidamente a su destello luminoso; o  anudarse fuertemente al fajín de su destino esplendoroso. Mete los riñones del tiempo, herman@ que  ya se va a cimbrear levemente la bambalina bordada sobre la memoria. Gira de nuevo la veleta de la Torre Vigía. Abre las puertas de tu rincón que te llaman. Tras la puerta: se levanta el tiempo de la Esperanza. Ya queda menos.

Alberto de Faria Serrano

Foto: Francisco Santiago