Arte Sacro
  • Noticias de Sevilla en Tiempo de Pascua
  • viernes, 26 de abril de 2024
  • faltan 352 días para el Domingo de Ramos

Opinión. ¿Qué pasó en Sevilla el 18 de septiembre? El Diputado de Cruces.


 Ahora que han pasado unos días y el poso de los recuerdos se está asentando, ¿qué creen ustedes que se respondería en el mundo de alrededor de las cofradías a la pregunta que encabeza este artículo? ¿Qué fue beatificada Madre María de Purísima de la Cruz, segunda Hermana de la Cruz que alcanza los altares? ¿O que la Macarena salió en procesión extraordinaria al Estadio Olímpico para la beatificación de una monja?

La verdad es que los datos numéricos son bastante elocuentes. Según el Ayuntamiento de Sevilla, la asistencia al acto de la beatificación se pudo cifrar en 45.000 personas. Yo creo que es una cifra optimista. Daba pena ver tanto hueco en las gradas del estadio y en las sillas del césped. Y eran especialmente dolorosas las ausencias en las sillas reservadas a los dirigentes cofrades. En los días previos, se intentaron repartir las muchas  invitaciones que no fueron solicitadas previamente, con poco éxito, hay que decirlo. Me han hablado de una institución a la que la semana antes le fueron ofrecidas cinco invitaciones y sólo pudieron usar dos de ellas, por falta de interés de sus miembros. Quizás la apuesta del Estadio Olímpico fue demasiado arriesgada.

Por otra parte y también según el ayuntamiento, 200.000 personas vieron la procesión de la Macarena en algún momento, aunque supongo que en esta cifra están incluidos aquellos que repitieron varias veces. De todas formas, son datos muy significativos.

No sé a quién se le ocurrió la brillante idea de que la Macarena fuera a la beatificación de Madre María de la Purísima. Me cuesta trabajo creer que fuera a la Hermanas de la Cruz, como se ha dicho. Y tampoco me creo lo que se ha oído acerca de un intento premeditado de quitar relevancia al acto religioso de la beatificación frente al acto lúdico de la procesión (aunque éste fuera el resultado final). En cambio, tengo la impresión que fue un intento, más bien ingenuo, de “llenar” el estadio al reclamo de la Virgen de la Esperanza, intento que resultó un auténtico fracaso (ya este portal informó de excursiones organizadas sólo para ver la procesión). No, a la beatificación fue la gente que quería ir, no más y a la procesión fue la gente que quería ir, no menos. La pena es que, siendo Sevilla una ciudad tan grande como es y con tanta población y, teniendo en cuenta la gran cantidad de personas que vinieron de fuera, el estadio no estuviera a rebosar, algo que se notó más en contraste con las bullas que rodearon la procesión. Y es que, como suele decirse, no es buena idea mezclar churras con merinas, porque las comparaciones son odiosas.

En cuanto a la hermandad de la Macarena, hizo lo que se le pidió que hiciera y, por qué no, lo que quería hacer. Y lo hizo con una clase, un señorío, un bien hacer y una mesura absolutamente extraordinarios. En mi opinión, sólo un pero: el traslado desde la capilla provisional al altar de la beatificación, excesivamente largo. Sobraron (repito, en mi opinión) la música, el pasito corto, las revirás eternas y la subida de la rampa cual cuesta del bacalao. El momento pedía, creo, brevedad, silencio y recogimiento, sin alardes procesionales, sólo la parada ante las hermanas para recibir su canto y así  colaborar en la mejor preparación de los asistentes para el acto que iba a celebrarse, lo auténticamente importante del día. En cambio, perfecto el traslado de vuelta a la mencionada capilla provisional, magnífico colofón del acto y homenaje a la nueva beata y a su congregación. En fin, es una cuestión totalmente opinable y, desde luego, un borrón no condena al buen escribano. Las veinticuatro horas de la Macarena en la calle fueron, a pesar de las dificultades que tuvo que sufrir la hermandad, un ejemplo de cómo hacer bien las cosas y la mesura que se mostró, para los tiempos que corren y visto lo que se ha visto, digna del mejor elogio.

La realidad es tozuda y se empeña en salir a la luz. A unos les puede gustar más y a otros nos puede gustar menos, pero es la que es y no hay que volverle la cara, cual tímida avestruz, sino asumirla con naturalidad y, si se cree conveniente que debe ser modificada, dar los pasos necesarios para que ello ocurra, también de manera natural. Lo que no es buena idea es intentar forzarla. Porque, al final (y resumo, como ejemplo, las declaraciones de algunos altos dirigentes cofrades y las opiniones de la prensa especializada), el 18 de septiembre de 2010 quedará como el día que la Macarena salió en procesión extraordinaria, cruzó el río por el Puente del Alamillo, atravesó el parque del mismo nombre y llegó al Estadio Olímpico para “presidir” la beatificación de una Hermana de la Cruz, dejándonos momentos absolutamente históricos e inéditos, para gozo de devotos y cofrades en general. Pero, ¿fue eso lo que debemos recordar realmente?

En cualquier caso, Madre María de la Purísima, ruega por nosotros.

diputadocruces@yahoo.es

Artesacro no se hace responsable de la opinión de sus colaboradores; en cualquier caso, pueden dirigirse a ellos directamente, usando la dirección de correo electrónico que aparece en la página.

 










Utilizamos cookies para realizar medición de la navegación de los usuarios. Si continuas navegando, consideramos que aceptas su uso.