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El Colegio Salesiano de Triana cumple 75 años


 Jesús Luengo Mena. La Casa salesiana de Triana acaba de cumplir su 75 aniversario. El colegio se inauguró solemnemente el uno de octubre de 1935, en plena II República española, tras pasar por un largo proceso constructivo que se había iniciado al colocarse oficialmente la primera piedra en 1926, nueve años atrás.

En estos años su presencia ha calado tan honda en este barrio que se les conoce como “los salesianos de Triana”. No se concibe hoy día a Triana sin sus salesianos y sin las devociones que tan profundamente ha adoptado el barrio: San Juan Bosco y María Auxiliadora, cuya multitudinaria novena y procesión de gloria cada veinticuatro de mayo es un referente ya clásico dentro de las procesiones de gloria hispalenses.

El autor del proyecto del núcleo inicial del colegio –encantador patio redondo con sabor trianero y sevillana inigualable–, iglesia y teatro fue el arquitecto Antonio Gómez Millán, que nunca cobró nada por sus servicios y la financiación inicial provino de una donación de doña Dolores Armero Benjumea –tía de don Pedro Armero Manjón– y fundamentalmente de los Condes de Bustillo, mecenas generosos sin medida. Tía y sobrino unidos en una misma empresa a favor de los jóvenes trianeros. También colaboró una Junta Pro-escuela que se formó para recaudar fondos y ayudar a terminar las obras. Los azulejos de Montalbán y las pinturas de Hohenleiter enriquecieron y dieron personalidad propia al colegio y a su iglesia, hoy parroquia.

Se comenzó abriendo tres clases de la planta baja del patio redondo con una matrícula de 150 alumnos, o sea, una ratio de 50 niños por clase. ¿Y quienes formaron la primera comunidad salesiana para bregar con esos niños? Pues el primer director fue el cordobés José Monserrat, Luis Hernández Casado como maestro de música y clase, Miguel Rodríguez Rumbao (clérigo) y como coadjutor  Antonio Félix López.

Miguel Rodríguez Rumbao, uno de los fundadores, narra así los primeros días: “La Casa estaba sin terminar. No teníamos ni puertas ni ventanas y se estaba ins­talando la luz eléctrica. El maestro Dalmau se multiplicaba al frente de las obras. Comíamos y dormíamos en la Trinidad. Los chicos nos esperaban en el puente y seguían corriendo detrás del tranvía hasta la Cruz Roja, donde nos bajábamos entre el griterío jubiloso de los chavales. ¡Era un espectáculo!”

Ejemplar y heroica labor la de estos primeros salesianos que pusieron en Triana la semilla del amor a la Auxiliadora y el carisma de Don Bosco.

El lema de su fundador de lograr en sus muchachos que sean buenos cristianos y honrados ciudadanos se ha cumplido en Triana, por cuya Casa han pasado a lo largo de estos 75 años cerca de doscientos salesianos que han entregado su vida al servicio de la juventud. Y cientos y cientos de profesores y laicos que han colaborado y siguen colaborando con esta maravillosa obra.

José Monserrat Guzmán, Luis Hernández Casado, Francisco Gamarro Cabrera, Luis Hernández Ledesma, José Manuel Martín Martín, Santiago Sánchez Regalado, Guillermo González Santos, Valentín Viguera Franco, Gabriel Ramos Chaves, Alonso Vázquez Julio, Antonio Hidalgo de los Santos, Manuel Caballero Gallego, Enrique Vargas Márquez , Valentín Fuentes Calvo, Eusebio López Rubio, Francisco Vázquez Adorna y José Carmelo Pulido Morales han sido sus directores. Para ellos nuestro agradecimiento y gratitud.

Personajes singulares tampoco han faltado en la Casa, curas o laicos. José Corredera, don Gavino, don Rogelio, Alfonso Francia, Manolo “el Quemao”, Pepe Gallardo, los Espinosa, los Ocaña y tantos y tantos, populares algunos, anónimos otros, que también han dejado parte de sus vidas en el colegio.

En la actualidad el colegio vive una época de esplendor y crecimiento. Ofrece estudios de educación infantil, primaria, ESO, Aula de apoyo a la integración, Bachillerato, Ciclos formativos de Grado Medio y Superior y cursos de PCPI, estando todos los niveles concertados con la Administración educativa, cuestión ésta muy importante para poder seguir atendiendo a las clases menos favorecidas económicamente. Cuenta con pabellón deportivo cubierto, espléndidos campos de deportes bien dotados e iluminados con sus vestuarios, aulas de informática, talleres y laboratorios, biblioteca, capilla escolar, cafetería, teatro –prefiero ese nombre al más académico de salón de actos–, auditórium dotado de modernos medios audiovisuales, comedor escolar, aula matinal, gabinete de orientación escolar y profesional, unidad de apoyo a la integración –UAI– con dos aulas de integración para atender a los alumnos con necesidades específicas de apoyo educativo, plan de diversidad de género, actividades extraescolares, bolsa de trabajo, hermosos patios de recreo, magnífico templo. ¿Hay quien dé más? Y la parroquia salesiana de San Juan Bosco, puesta a disposición de la diócesis desde 1966 para prestar sus tareas de catequesis, caritas, servicios litúrgicos y servicio a los demás.

A destacar algo muy importante: la proyección de la educación más allá del aula, fuera del horario lectivo mediante la promoción cultural y social del entorno, la educación en el tiempo libre, la animación de grupos y asociaciones y el acceso al mundo laboral.

Los salesianos, su entusiasta y competente Claustro de profesores y un nutrido y animosos grupo de voluntarios animadores para la pastoral juvenil, la Asociación de Padres, la de María Auxiliadora, los Cooperadores, los matrimonios de Hogares don Bosco, los Antiguos Alumnos, las madres de Las Sentaítas, la parroquia y todos los grupos que componen el variado universo de la familia salesiana colaboran mano a mano en esta ilusionante tarea de educar a los jóvenes y propagar la devoción a la Virgen Auxiliadora. 

Popularmente se conoce a la Casa como “la Universidad de Triana”. Por algo será. Miles y miles de jóvenes nos hemos educado en esta Casa. Algunos ocupan hoy día cargos relevantes en la sociedad sevillana, otros simplemente desarrollamos nuestra profesión sea cual sea, pero todos llevamos en el corazón –y en la cartera– la estampa de nuestra Madre Auxiliadora que, sentada, siempre nos está esperando porque una Madre no se cansa de esperar.

Jesús Luengo Mena
Secretario de la Asociación de Antiguos Alumnos de Triana.
www.salesianos-triana.com










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