Arte Sacro
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Angelita Yruela, le cantó a la Macarena de Madrid en su traslado


 Arte Sacro. Mañana jubilosa, en la que, acompañados de las representaciones de distintas Hermandades y Cofradías de la Capital, de gran número de hermanos y fieles en general, y precedida por un disciplinado cortejo, presidido por el Delegado Diocesano de Hermandades y Cofradías, el sábado día 2 se trasladó  la Imagen de María Santísima de la Esperanza Macarena Coronada, al lugar donde con gran  ilusión la esperaban sus Hermanas de Honor, las Religiosas Jerónimas del Monasterio del Corpus Christi.

La Virgen llegó al Monasterio cuando eran las doce, la hora del Ángelus. Resulta imposible condensar las innumerables emociones vividas, en la salida, durante el recorrido y  la llegada a la Capilla monacal, cuantos ojos humedecidos, cuantas oraciones en silencio, cuantas miradas de arrobo contemplando la hermosura de la Esperanza Macarena madrileña, que resaltaba aún más cuando el sol acariciaba su divino rostro; bellísimo el exorno floral, magnífico el trabajo de capataces, costaleros y hermanos, que tuvieron la fortuna de llevarla sobre sus hombros, y como siempre Angelita Yruela, con sus oraciones cantadas y su arte hizo la mañana aún más inolvidable.

El domingo día 3, celebrada la reunión de los jóvenes en la mañana, y finalizados los cultos con la solemne Eucaristía que tuvo lugar por la tarde en la Capilla Sacramental del Monasterio, llegaba el momento de iniciar la procesión del retorno, con un cielo totalmente cubierto de nubes que presagiaban algo que nadie deseaba que ocurriera, y mucho menos los muchos devotos que llenaban la Plazuela del Conde de Miranda, con la ilusión de ver de nuevo a la venerada Imagen de María Santísima de la Esperanza Macarena Coronada. A la hora prevista, se abrieron las puertas, y comenzó la marcha del cortejo, que si en el día anterior era numeroso, el de regreso contó con mayor participación aún de hermanos y hermanas, y unas muy nutridas representaciones de Hermandades y Cofradías madrileñas.

Cuando ya anochecido asomó el paso de la Virgen a la puerta de la Capilla del Convento, todos los que allí esperaban  impacientes irrumpieron en un aplauso, y llegaron las primeras emociones, continuadas después a lo largo de todo el camino de regreso, flores desde los balcones del Hostal La Macarena, lluvia de pétalos a la llegada al templo colegial, y en el interior momentos inolvidables cuando los portadores del paso, en un último esfuerzo lo llevaban, pausadamente hacia su encuentro con el Señor del Gran Poder, finalizando con la salve dedicada por Angelita Yruela a la Esperanza madrileña.

Es preciso dar la enhorabuena a los jóvenes de la Hermandad, por haber concebido estas dos gozosas jornadas, enmarcadas en la celebración del septuagésimo aniversario de la fundación de la Hermandad, y por haber participado con tanto entusiasmo en su preparación.

Fotos: Enrique Guevara










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