Incongruencias cofrades. Carlos Jordán González

Sé, porque es comprensible, que las palabras que a continuación redacto desagradarán a más de uno que percibe la situación que describo como intolerante. Sin embargo estoy convencido de que habrá un colectivo de profesionales que se verán claramente identificados. Concretamente quiero referirme a la cobertura fotográfica y mediática de los eventos cofrades que, especialmente en periodo de Cuaresma, tienen lugar en nuestra provincia.

Gracias a Dios poseo un sentido común que está perfectamente desarrollado, por lo que entiendo con gran facilidad el motivo legítimo y primordial con el que se organizan este tipo de actos. Ese fin no es otro que hacer pública la fe en Cristo, en su doctrina y en la Iglesia, y aproximarlos a los hermanos, a los fieles, a los creyentes y al público en general. Y como precisamente también están abiertos estos actos al público genérico, acaban convirtiéndose, aunque secundariamente, en eventos sociales.

Al trascender la simple dimensión religiosa y llegar a la social, estas convocatorias acaban formando parte de la agenda cultural y ociosa que, día a día, los medios de comunicación ofrecen a sus públicos y cubren para incluirlas en sus periódicos, revistas, webs, portales, blogs, informativos y demás soportes.

Muchas, infinidad de personas (incluyendo buena cantidad de cofrades, y dentro de estos miembros de Juntas de Gobierno de las hermandades sevillanas) se quejaban y se quejan del colapso que se forma en las iglesias cuando bandadas de fotógrafos acuden a los templos para hacer fotos, impidiendo que los fieles se acerquen con comodidad a los Titulares. Y como les resulta difícil identificar quiénes son aficionados y quiénes profesionales (aunque la solución sería muy sencilla), decidieron estipular una franja horaria para que este colectivo pudiera realizar su trabajo.

No voy a meterme a discutir la idoneidad de ese horario, aunque sí conviene recordar a estas personas que los fotógrafos también almuerzan, y les suele gustar hacerlo a la misma hora que el resto de sus compatriotas. Lo que sí voy a denunciar es lo siguiente. Muchas hermandades ponen pegas, o directamente impiden que se hagan fotografías fuera de ese horario estipulado, algo que me parece coherente en el caso de aquellos fotógrafos que necesiten trípodes y demás utensilios (por el tema de los colapsos antes mencionados). Pero éste que les habla, consciente de ese problema, decidió hace tiempo intentar molestar lo menos posible al público para hacer fotos fuera del horario destinado a ese fin, portando sólo mi cámara. A pesar de ello sigo recibiendo quejas e incluso impedimentos, algo que me parece incomprensible y excesivo.

Pero por si fuera poco resulta que en el horario de fotógrafos el culto no está cerrado al público, y en numerosas ocasiones hemos tenido que soportar que ni siquiera en esa franja podamos hacer fotografías tranquilamente. De modo que díganme en qué quedamos, porque hay una realidad que es innegable: muchos de los cofrades que se quejan (y que no) después andan buscando con mucho interés las fotos publicadas de los cultos, y para las hermandades dichas publicaciones suponen una publicidad gratuita incomparable.

Foto: Antonio Sánchez