Arte Sacro
  • Noticias de Sevilla en Tiempo de Pascua
  • lunes, 6 de mayo de 2024
  • faltan 342 días para el Domingo de Ramos

Recuerdos de Jueves Santo. Rocío Varela Nuñez


 Eras tan guapa y tan niña. Cuando paseabas con tu guitarra y la conciencia perdida en la búsqueda hacia la paz interna entre tu música y tus dedos. Y mientras caminabas con el son lento de un atardecer cayendo los rayos de sol entre los edificios de tu ciudad y durmiéndose en la cúpula de tu misterio, me tropecé Contigo. Con Tu mirada. Con el ángel que desprende Tu dulzura.. Tu amor. No te quedó más remedio que llegar hasta Su encuentro, su Valle de ternura, porque desde el segundo escalón de la entrada de la Iglesia, ya Sus manos me dirigían las pisadas con una línea hacia Sus ojos.

Y ante La Virgen del Valle la niña descubrió que sus ojos eran los Suyos, los que dibujaban la Virgen en su rostro. Así,se inclinó para besar con la comisura de sus labios la mano que estaba más baja, creyendo que era la única que escogería ese trocito de sabor a Ella. Tras un breve silencio envuelto en la tiniebla del incienso cayendo por sus párpados, decidió llevar la fe de ese encanto que provoca el mirar a la Virgen, en sus pupilas. Y en su música. Y entonó una plegaria. ¡No quiero que se te olvide mi nombre! Por ese motivo aquélla adolescente necesitaba el verde de Tus ojos y que su sabor eclipsara la angustia cuando amaneciese en la mente del jubilado, del enfermo, de los desempleados, de los desahuciados, del estudiante perdido, incluso de aquel que posee riqueza, debe buscar algún encuentro entre Su color para brillar en la felicidad.

Así, entre las notas de su guitarra sonó Virgen del Valle y el recuerdo de esa melodía por toda la plaza cada vez que se camina por ella. No importa si el sonido es de una guitarra, un cuarteto de cuerda o el silencio de las voces que suben los escalones. Lo divino, majestuoso y lo realmente hermoso es que se recuerde el Jueves Santo, con la candeleria ahogándose en los adoquines de calle cuna y el encanto en una sonrisa que hace temblar cada gota de suspiro de cualquier músico cuando se despiertan ciertos deseos en algún rinconcito de cada nota, cada arpegio y cada silencio. No me olvides, no me falles… más bien recuerda que hay ojos que pueden acariciar Tus pestañas en cada gesto que expresan la ternura de Tu gesto. Cada alma que deje atrás Tus manos debe tener la sensación que caminamos tras un manto que va donando lirios en cada chicotá, y que esos lirios son el dolor, la savia y la fe con la que se debe mirar hacia el verde de Sus ojos.

Todo a Tu alrededor entra en el sistema de la fugacidad, de la metamorfosis, de la diversidad, de lo contemporáneo, de aquéllo que inventan para convencer que el cambio es el resultado del progreso y el progreso sin escalones de sensatez es el camino de nuestro futuro. Todo perdura en cada losa de tu plaza. Los atardeceres. Los deseos de los transeúntes. La música de Jueves Santo. El itinerario de la vida. La conciencia perdida. Y, Sus ojos... ¡Y es que eras tan guapa y tan niña!...

Rocío Varela

Foto: Fco. Javier Montiel.










Utilizamos cookies para realizar medición de la navegación de los usuarios. Si continuas navegando, consideramos que aceptas su uso.