A través del antifaz. La ensoñación como fuente de vida. Alberto De Faria Serrano

El otro día comprobaste como el agua fresca de la fuente apenas puede remansarse en una mano. Me inquirías asombrad@ por el azul mediterráneo del cielo. Acompasaste el tempo en la sinfonía de naranjos en flor por la Contratación. El vertiginoso alud de sensaciones de esta Cuaresma precipita las ansias del gozo y la espera se aquilata en nuestra piel a golpe de oraciones. Como el pellizco que te dio al ver corretear ya a unos crios por la solera de la rampla del Salvador. El leño verde se transmutó en Mayor Dolor bajo la vidriera del recordado Spínola; Los ojos entornados de la Doncella del Valle impregnaron líricamente el pregón mas íntimo de la Anunciación. Hubo consuelo gitano para la medianoche de la calle Huelva mientras las acacias de Calería e Imperial se asomaban a la ventana de la Salud en su Buen Viaje de la Primavera para perfumar a los Desamparados de Nuestra Madre. Al flamante Rey Herodes se le cautivó y torció aun más el gesto aun ignorante que quedaría tan cegado por sus ojos verdes como todos con la Estrella mas ensimismada e intimista que nunca en el dosel burdeos que parecía clamar por la púrpura de un postrero domingo de marzo que parecía de Ramos. La Victoria del Señor se hizo terciopelo y oro en el Porvenir a la vez que se humedecían sus mejillas. En Santa Maria la Blanca recuperamos el Mandato de amarnos los unos a los otros mientras no sepamos encontrar el sitio que merece el Misterio del Lavatorio. Quizás no te habrás marchado a casa sin asistir al derrame de fervor y de solemnidad en la entronización de la Salud del barrio de San Bernardo en su paso de salida desde la garrucha del Presbiterio entre un mar de lágrimas calladas. El agua. Siempre el agua. Es la fuente de la vida y por eso se regenera en nuestras pupilas. En nuestros labios. Por eso salimos confortados y saciados, por ejemplo, de la fila de un besamanos.

Nada es mas seguro que tu sensación y tu sentimiento. Que no te lo cuenten. Vívela por ti mism@ en la ensoñación del prodigio. La ensoñación de tu discurso personal e intransferible. La ensoñación de tu vivencia. Nada es más valioso que el tesoro de tu memoria. Los miles de minutos del multimedia de tu tablet no valen lo que vale el peso de un solo y propio recuerdo. Cada día atesora un buen puñado de instantes únicos y efímeros para el que no lo presencia, pero perfectamente eternos para el que lo vive desde su corazón.

El tiempo fluye por tus venas como el agua por el manantial. Ni mas aprisa ni mas despacio que cualquiera de las mudás de estos días. Ni mas preciso ni mas exacto que todos los retranqueos que quedan por venir. Ni su intensidad es más patente que la que nos aguarda los cultos al cabo de la semana. Piensa e imagina que no existen distancias ni fronteras; ni incomprensión ni barreras. Que no miren por ti. Ten fe. Vívelo en lo íntimo y en lo sagrado. Sueña con una chicotá distinta donde todos los días la luna brillará dentro de ti. Recuerda que la espera solo se ensueña bajo tu antifaz. Abre los ojos como el grifo de la fuente.

A trece ángelus para que rebose.