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Historia, fervor y vida en el pregón de Carlos López Bravo para anunciar la coronación del Carmen del Santo Ángel


Juan Manuel Labrador. Cuando parecía que fue ayer el día en el que desde el arzobispado se proclamaba la coronación canónica de la Virgen del Carmen del convento del Santo Ángel, el tiempo se ha acortado a través de las semanas y los meses de tal manera que ayer, sí, literalmente ayer, fue el anuncio devocional y poético de la gozosa efeméride mariana que tendrá lugar el próximo sábado en la vetusta iglesia de la calle Rioja. En un templo a rebosar de fieles, Carlos López Bravo abrió su corazón para declamar todo el sentimiento que como feligrés de la vieja collación de la Magdalena profesa a aquella imagen carmelita que, a pesar de su grandeza artística, siempre ha sido devoción discreta y silenciosa.

Inició el pregonero sus palabras refiriéndose al significado de las coronaciones como testimonios de fe, "como estímulo y acicate de nuestra vida espiritual", para adentrarse en el acto en sí que vivirá el Santo Ángel en menos de siete noches, dedicando sublimes versos a la imagen carmelitana de Cristóbal Ramos.

No dudó en hacer un recorrido histórico por la advocación del Carmen, evocando a los cristianos que a lo largo de los siglos han sido perseguidos por su convicción religiosa, hechos que hoy horriblemente siguen aconteciendo en Oriente.

Puso de manifiesto Carlos López que no existe diócesis en la que no esté coronada la Virgen del Carmen, y Sevilla lo tenía pendiente. Repasó toda la geografía mediterránea de la mano de la Virgen del Carmen, haciendo escalas, entre otros lugares, en Sicilia, tierra que el propio pregonero siente como suya, sin olvidar tampoco el foco de fervor que tiene esta advocación en la misma Roma, donde su imagen fue coronada por el propio San Juan Pablo II en 2001.

"No hay ciudad o pueblo que no tenga su propia imagen del Carmen", hablando López Bravo de la gran labor realizada en la extensión de su devoción por la orden carmelita, resaltando la figura de Santa Teresa de Jesús, por cuyo quinto centenario de su nacimiento será coronada, como acción de gracias, la Reina sevillana del Santo Ángel, coronaciones que ya se han vivido en San Fernando o en Cádiz.

Cuando está a punto de clausurarse el año jubilar teresiano, el pregonero dejó claro que no puede entenderse hoy esta advocación sin Santa Teresa ni a esta santa sin el Carmen, recordando la mítica frase de esta religiosa, "Sólo Dios basta", afirmando que estas palabras podrían servir como lema de la propia coronación.

Cantó a la Virgen del Carmen como amparo y guía de su vida y de la de todos los que se han criado a sus plantas, ensalzando el propio devenir histórico de la talla  que va a ser coronada, esa imagen que, sin haber procesionado nunca, "no ha necesitado de las calles para acaparar devotos", si bien no se olvidó tampoco del Niño Jesús que se acomoda en el regazo de la Madre.

Pregón profundo, devoto y con mensaje, con actualidad y compromiso cuyas palabras quedarán para siempre retenidas bajo las naves del viejo convento.

Como preámbulo a las palabras del pregonero, Maruja Vilches Trujillo, buena amiga del orador, realizó una hermosísima semblanza de López Bravo, comparando su vida con el agua "que brota de la roca y fluye como un río", ese mismo río que se enriquece con toda la formación cristiana y académica recibida a lo largo de su existencia. Original e ingeniosa introducción, sin duda.

La nota musical la puso la banda sinfónica municipal, dirigida magistralmente por Francisco Javier Gutiérrez, interpretándose con suma exquisitez las marchas "Flor del Carmelo" y "Virgen de Montserrat".

Fotos: Juan Alberto García Acevedo.










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