Conventos y Hermandades: Relaciones. Parte novena: Los conventos femeninos (llegamos al final…por ahora). Reyes Pro Jiménez
Hemos hablado de la relación que mantuvieron o mantienen varios conventos con las hermandades de Sevilla, hasta ahora los que hemos repasado han sido conventos de órdenes masculinas. Pero no solo los conventos masculinos han tenido vinculación con las hermandades, también los conventos o casas religiosas femeninas la han tenido o la tienen actualmente.
Por tanto en este artículo, por ahora el final de la serie sobre conventos y hermandades, veremos los que albergan hoy una comunidad religiosa FEMENINA, o la albergaron antiguamente, y mantuvieron o mantienen hoy alguna relación con las hermandades de penitencia. Sobre todo nos centraremos en antiguos conventos femeninos que actualmente son sedes de hermandades de penitencia.
Aunque estos conventos padecieron también las consecuencias nefastas de los hechos de la historia del siglo XIX que hemos ido repitiendo (Invasión Francesa, desamortizaciones y episodios de mal entendida política) no fue en el mismo grado que los conventos masculinos, por ello aunque algunos desaparecieron otros han llegado a nuestros días. Después de siglos varios conventos femeninos mantienen hoy su vida, cuando los problemas son otros distintos que los padecidos en el siglo XIX; sobre todo padecen la falta de suficientes vocaciones y problemas económicos. Estos conventos necesitan un apoyo del que son sobradamente merecedores, pues son una de las señas de identidad de Sevilla, de su Historia y su Cultura.
“El compás: entre la calle y el convento”. Antiguo convento de Ntra.Sra. de La Paz. Fotografía: Reyes Pro.
Quizás, y es sólo una apreciación, los conventos femeninos no sufrieron en el siglo XIX tantos problemas de exclaustraciones como los masculinos, porque en la mentalidad decimonónica ”no se veía mal” que las mujeres no vivieran de la misma forma que los hombres, que eran entonces los que se consideraban como “miembros activos de la sociedad”: no iba contra dicha mentalidad que se limitasen a vivir en un encierro no muy distinto al que tenían tantas mujeres en sus ámbitos domésticos, sobre todo las de clases medias y altas que no tenían que trabajar para mantener a los miembros de su familia, como sí habían de hacerlo las de clases más humildes, de las que un buen ejemplo en el siglo XIX eran las famosas (típicas y hasta tópicas) cigarreras.
Son conventos cuyas comunidades llevaban o llevan vida interior o vida exterior en sus ámbitos; particularmente no me gusta llamarlas “contemplativas o activas” (ni siquiera al referirnos a épocas pasadas), como se ha hecho de forma tradicional, pues la clausura también significa actividad y trabajo, y las comunidades que no mantienen dicha clausura también tienen una rica vida interior espiritual.
Al igual que al tratar los conventos masculinos, y como hemos hecho en artículos anteriores, daremos algunas ideas básicas de su historia, especialmente de los que hoy son sedes de hermandades de penitencia; centrándonos en lo que pueden ser menos conocidos popularmente de cada uno de estos conventos femeninos, pero no podemos pormenorizar los detalles descriptivos de sus edificios y patrimonio por cuestiones de espacio.
Uno de los antiguos conventos femeninos de Sevilla de los que nos han llegado menos vestigios históricos y artísticos es el de las monjas dominicas de Santa María de la Pasión, que se situaba en la calle Sierpes. La comunidad había fundado su casa en la collación de San Gil en 1586, pero a los pocos años se instalaron en la calle Sierpes, donde permanecieron hasta la Desamortización de 1837.
Se habla siempre de “La Desamortización de 1835”, pero en el siglo XIX se realizaron varios procesos desamortizadores de bienes eclesiásticos y consiguientemente también varias exclaustraciones. La Desamortización de 1835 fue la que más afectó a los conventos religiosos masculinos pero la ejecutada en 1837 y las disposiciones acordadas tras la revolución de 1868 tuvieron también mucha incidencia en la vida de los conventos femeninos. Así en 1837 el convento de Pasión estuvo entre los que sufrió la exclaustración de sus monjas, que pasaron al de Madre de Dios.
Los edificios del convento se destinaron en 1844 a un teatro y a albergar una imprenta y taller de prensa, pero la iglesia se mantuvo con culto hasta 1868. Después de ese año los citados edificios conventuales se destinaron a cuartel y a una Escuela Práctica Normal y se vendió la iglesia.
Todos los conventos que existieron en la calle Sierpes y Santa María de Gracia desaparecieron o sufrieron la desamortización y exclaustración en el siglo XIX: el de Consolación de monjas Mínimas en la esquina con la calle Rioja esquina con Sierpes (del que seguidamente hablaremos), San Acacio de Agustinos Descalzos, en la esquina opuesta, este de Santa María de Pasión, de la Orden Dominica y el cercano de Santa María de Gracia que dio nombre a la calle. Este es un hecho significativo que muy bien puede estar motivado, como ya se ha sugerido por algunos autores, por la especulación sobre unas propiedades y solares que se situaban en la “milla de oro” de la burguesía y el comercio de la época decimonónica, era la zona que desde el último tercio del siglo XIX al primero del XX se situaron muchos establecimientos comerciales de todo tipo incluyendo los de ocio y espectáculos.
Sillería de coro del antiguo convento de Santa María de Pasión, hoy en la Parroquia de San Andrés, finales siglo XVIII.
Nos ha llegado muy poco de este convento de Pasión, sólo algunas piezas artísticas del rico patrimonio que poseía, que hoy se conservan en el Museo de Bellas Artes de Sevilla y en el Nacional de Escultura en Valladolid, además de la sillería del coro del siglo XVIII que se llevó a la parroquia de San Andrés (en la capilla actualmente dedicada al Sagrado Corazón de Jesús). Los restos arquitectónicos se han integrado recientemente en un edificio de apartamentos turísticos y restaurante (en la actual calle Rafael Padura).
Algunos restos del convento de Santa María de Pasión actualmente.
Como decimos la iglesia del antiguo convento de Santa María de Pasión permaneció abierta al culto después de 1837, y a ella trasladó su sede la Hermandad de la Veracruz en el año 1853. Pero tuvo que dejarla no muchos años después, en 1868, cuando esta iglesia fue cerrada por la Revolución.
Otras comunidades de conventos femeninos (en los que hermandades de penitencia tuvieron su sede en el pasado), han llegado a nuestros días desde su época de fundación; o a ellos se han trasladado las comunidades femeninas y hoy mantienen su vida religiosa. Son ejemplos el convento de las Mínimas de Triana, el Beaterio de la Trinidad y el antiguo convento de Santiago de la Espada.
Fachada de la iglesia del convento de las Mínimas. Fotografía: Reyes Pro.
El Convento de Nuestra Señora de la Consolación, más conocido como las Mínimas de Triana estuvo también en la calle Sierpes desde finales del siglo XVI. La comunidad de monjas Mínimas había fundado el convento en Fuentes de León, actual provincia de Badajoz, en 1545. Pero pronto se trasladaron a Sevilla cerca del convento de frailes Mínimos, sin embargo al estar en un sitio que entonces era solitario y estaba expuesto a inundaciones se mudaron al centro de la ciudad a la calle Sierpes. De él salieron a comienzos del siglo XVII algunas religiosas que fundaron un nuevo convento, que dedicaron a la Virgen de la Salud, en el antiguo edificio de Triana.
Este Convento de Nuestra Señora de la Salud fue desamortizado en 1837 y las monjas pasaron al de Consolación de la calle Sierpes, donde todas serían exclaustradas en 1868 y se trasladaron al de Clarisas de Santa María de Jesús. Pero en 1876 recuperaron el edificio del convento de Consolación de Triana, donde por fin quedó asentada la comunidad de monjas Mínimas hasta hoy día.
El convento de las Mínimas no alberga en la actualidad ninguna hermandad de penitencia pero algunas mantuvieron una estrecha relación con él. En 1608 se fundó en este convento de Triana la hermandad de las Tres Caídas de Nuestro Señor Jesucristo, luego fusionada con la de La Esperanza.
La Hermandad de la Estrella ha acercado sus titulares en varias ocasiones al convento de Monjas de la Orden Mínima, como recuerdo de su vinculación al convento de frailes Mínimos de la Victoria desaparecido y donde la hermandad tuvo sede.
Además un azulejo colocado en un edificio cercano al convento de las Mínimas recuerda la situación del hospital donde se dio culto al Cristo de la Sangre y la Virgen de la Encarnación, actuales titulares de la Hermandad de San Benito.
Iglesia del Beaterio de la Trinidad. Fotografía: web Arzobispado de Sevilla
En el año 1719 Isabel Moreno Caballero fundó en la calle Enladrillada el Beaterio de la Santísima Trinidad de Sevilla, con la misión de recoger y educar niñas pobres y abandonadas, además de algunas pensionistas y asistir a antiguas alumnas sin trabajo y sin marido. En 1728 el Beaterio se trasladó a su actual emplazamiento cercano a la antigua Parroquia de Santa y a la Puerta del Sol, hoy destruida como casi todas las puertas de la muralla de Sevilla. Era también entonces una situación muy próxima el convento masculino de la orden trinitaria, caso similar de cercanía de conventos a lo practicado por otras órdenes, recordemos por ejemplo los antiguos conventos mercedarios, el femenino de la Asunción y el masculino de la Merced, que estaban también muy cercanos. A finales del XVIII se terminó de construir la iglesia y el Beaterio se incorporó a la Hermandad Sacramental de Santa Lucía.
Esta institución decayó algo en el siglo XVIII pero pronto se recuperó gracias a ayudas y mecenazgos que continuaron hasta el siglo XX. Les afectó la actual la crisis de vocaciones y vinieron algunas hermanas de la India a atender el colegio del Beaterio. En 2012 las hermanas trinitarias del beaterio de Sevilla se fusionaron con las Hermanas de la Santísima Trinidad, fundadas en Madrid en 1885 por el Padre Méndez Casariego.
En la Iglesia del Beaterio de la Stma. Trinidad reciben culto las primitivas imágenes de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús ante Anás y la Virgen del Dulce Nombre, datadas en el primer tercio del siglo XVII, imágenes que procesionaron hasta 1745 y que en 1809 pasaron al beaterio. Esta Hermandad se reorganizó en el año 1919, y pasó a la Parroquia de San Román, desde la que realizó la primera salida el Martes Santo de 1920. La antigua Imagen de Jesús sólo salió ese año, siendo sustituido en 1921 por un Cautivo hoy en Pío XII, y en 1923 por la imagen y misterio obra de Antonio Castillo Lastrucci, quien también realizó nuevas imágenes de la Virgen del Dulce Nombre y San Juan en 1924, año hasta el que procesionaron las antiguas que hoy se encuentran en el Beaterio.
Iglesia del convento de Santiago de la Espada, después de la Asunción.
Fotografía: Reyes Pro.
El Convento de Santiago de la Espada, o Santiago de los Caballeros, fue fundado en 1409 por la Orden Militar de Santiago, orden masculina, pero desde 1895 es un convento de monjas mercedarias calzadas. La iglesia del convento de Santiago se había incendiado en el siglo XVIII y en el XIX sufrió las consecuencias de la invasión francesa y desamortización, pero en 1893 las mercedarias calzadas lo compran y arreglan, pasando a ser el Convento de la Asunción. El primitivo convento monjas mercedarias calzadas de este nombre, fundado en 1567 y situado en la calle Armas (actual Alfonso XII), había sido cerrado en 1868 y después de pasar por varios usos terminaría siendo demolido en pleno siglo XX; su patrimonio se perdió en su mayor parte, se conservan algunas piezas en el nuevo convento de mercedarias, en el museo de Bellas Artes y su retablo mayor en la iglesia del convento de Santo Tomás de calle San Vicente. Las monjas pasaron después de 1868 por el convento del Socorro de Franciscanas Concepcionistas y por el antiguo hospital del Buen Suceso, hasta llegar al convento que fue de Santiago de la Espada, nuevo de la Asunción desde 1895 y actualmente Colegio de Nuestra Señora de la Merced.
El convento de Santiago de la Espada fue sede de la Hermandad del Gran Poder desde 1439-1442, entonces era conocida por la advocación de su Dolorosa, la Virgen del Traspaso y ocupaba en la iglesia conventual la Capilla del Obispo de Badajoz, Leonardo Suárez de Figueroa. En 1544 se trasladó al Convento de Santa María del Valle, entonces de monjes franciscanos.
También en el siglo XVI residió en Santiago de la Espada la Hermandad de la Soledad hoy de San Lorenzo, que desde este convento pasó sobre el año 1575 al de carmelitas de la calle Baños.
Varias congregaciones religiosas femeninas se han relacionado con hermandades, aunque sea de forma puntual, en algunos casos han sido sedes transitorias o provisionales y además han mantenido y mantienen vínculos de apoyo y fraternidad. Veamos algunos ejemplos muy brevemente.
Las imágenes titulares de la Hermandad de San Roque fueron trasladadas al convento de San Leandro de Madres Agustinas, dado el riesgo de derrumbes de la iglesia parroquial de San Roque lo que obligó a su cierre a finales de 2013. Al año siguiente ya pudieron volver a su sede de San Roque pero durante un tiempo los titulares de San Roque permanecieron en el convento de agustinas de San Leandro. La historia de este convento es muy larga pues posiblemente fue fundado sobre el año 1260. Se ubicó en el lugar llamado «Degolladero de los Cristianos», posteriormente buscando un sitio más seguro se situó en la calle Melgarejos (la actual Bustos Tavera según el Nomenclátor de Álvarez Benavides) pero en 1369 se trasladó a unas casas cercanas a San Ildefonso, emplazamiento en el que continua. Con el paso de los años el convento fue creciendo en extensión y en obras artísticas, sobre todo en una época de auge desde los siglos XVI al XVIII; asimiló otras casas e incluso una antigua calle, la llamada calle Viva, que unía las calles Caballerizas e Imperial y que aún se aprecia en el interior de la clausura.
Convento de San Leandro, “calle Viva”
Otro ejemplo de traslado de los titulares a un convento actual de religiosas como sede provisional lo tenemos con la Hermandad del Gran Poder. También sucedió recientemente y motivado por obras en la sede de la Hermandad. Así desde abril a noviembre del año 2008 el convento de Santa Rosalía, de Hermanas Clarisas Capuchinas, fue sede provisional de la Hermandad del Gran Poder y sus Titulares recibieron culto en la iglesia conventual.
Este convento fue fundado en el año 1701 por el Arzobispo Jaime de Palafox y Cardona y su iglesia es uno de los conjuntos barrocos sevillanos más homogéneos en estilo, pues fue realizado en un tiempo relativamente breve. En 1761 sufrió un tremendo incendio que causó enormes daños en la iglesia de la que sólo quedó la portada pero sólo se tardaron dos años en la reconstrucción. Esta se comenzó inmediatamente seguramente por los arquitectos Ambrosio y Antonio de Figueroa, realizando los retablos Cayetano de Acosta entre 1761 y 1763 y las pinturas murales Juan de Espinal, uno de los mejores pintores del momento. Hoy día el convento dispone de un museo que recomendamos visitar y que contiene distintas piezas artísticas, de las que destacan varias imágenes del Niño Jesús, además de otras representativas de la vida conventual.
En años más inmediatos otras imágenes titulares de hermandades de penitencia han celebrado cultos en iglesias de convento femeninos. Es el caso de Titulares de la Hermandad de Montesión (la Virgen del Rosario o Jesús Orando en el huerto) que recibieron culto en la iglesia del Convento del Espíritu Santo en los años de pandemia, 2020 y 2021 y más recientemente, cultos que también se celebraron en el convento anteriormente, como en 2014.
Coro del Convento del Espíritu Santo, Fotografía: Reyes Pro.
El convento sevillano del Espíritu Santo, de la orden de Comendadoras del Espíritu Santo, se fundó en 1538 y pronto se dedicó a recibir niñas para su educación y asistencia por lo que construyó un colegio, que después de el decaimiento del convento en el siglo XVII se refundó en 1711 para la educación de niñas de familias nobles arruinadas y que se abrió en 1965 a toda clase de niñas, convento y colegio que han estado unidos hasta el cierre de este último en 1997.
En el año 1625 se fundó en las cercanías de Santa María la Blanca el Convento de Mercedarias de San José, que a los pocos años ya se situaba en la actual plaza de las Mercedarias en el Barrio de San Bartolomé, la zona de la Judería sevillana menos adulterada (el barrio de Santa Cruz padeció diversas modificaciones para hacerlo más “típico” desde comienzos del siglo XX).
Este convento sufrió momentos muy difíciles en el siglo XIX y XX, en el primero por exclaustraciones de sus monjas por la desamortización de 1837 y por la revolución de 1868, cuando además se perdió el retablo mayor con obras de Juan de Valdés Leal. En 1936 el convento fue incendiado resultando prácticamente destruido y perdiendo las piezas artísticas que aún contenía. En 1966 las monjas mercedarias abrieron una escuela de párvulos y con los años llegaría a ser un centro que impartía hasta enseñanzas de secundaria y bilingues.
La sencilla y reconstruida iglesia de este convento contiene una talla de la Virgen de la Merced Dolorosa. Es una imagen, antigua Titular de la Hermandad de Pasión, anónima quizás realizada en torno al año 1800, que fue adquirida por dicha Hermandad de Pasión en 1842, cuando radicaba en la iglesia parroquial de San Miguel desgraciadamente desaparecida en 1868.
Hasta 1842 la Hermandad daba culto a otra imagen de Dolorosa, al parecer del taller de Montañés, que fue conservada por acuerdo de Cabildo cuando se decidió «conservar la imagen de la antigua de Dolores que tiene la hermandad para que jamás falte en ella esfigie (sic) de esta especie por ser de instituto», según datos de la web de la Hermandad.
Antigua imagen de la Virgen de la Merced, web Hermandad de Pasión
La imagen que hoy se encuentra en la iglesia del convento de Mercedarias de San José, recibió culto en la Hermandad de Pasión desde 1842 hasta que fue sustituida por la talla de Sebastián Santos y en 1966 fue traslada al convento mercedario. Esta antigua Imagen procesionó de forma extraordinaria por las cercanías del convento en Rosario vespertino en el año 2011.
El antiguo Beaterio del Pozo Santo, más conocido por Hospital del Pozo Santo por la misión hospitalaria caritativa con la que fue fundado en 1666 por Terciarias Franciscanas del Tránsito y Asunción de Nuestra Señora. Da culto en su iglesia al Cristo de los Dolores, o Santo Cristo Varón de Dolores, que tradicionalmente ha sido atribuido a Pedro Roldán (lo que fue confirmado en la restauración hecha en 2005), quien la realizaría en torno a 1680 para este centro, que en el siglo XVII era de los principales en Sevilla por sus labores de caridad.
Cristo Varón de Dolores, Pozo Santo.
Fotografía: Eduardo Fernández López, Artesacro.org
Es una imagen de características iconográficas poco frecuentes que simbolizan los frutos de la Redención, una iconografía también adoptada como Titular por la Hermandad del Sol por lo que esta hermandad mantiene estrecha vinculación con las religiosas del Pozo Santo, que incluso participan como representación del mismo en la estación de penitencia.
Al hablar de la relación de hermandades de Sevilla y los conventos de la Ciudad no queremos dejar al menos de mencionar, (aunque sea muy brevemente como los ejemplos anteriores) a las Hermanas de la Cruz: Santa Ángela de la Cruz y Santa María de la Purísima de la Cruz tenían gran devoción a la Virgen de la Amargura.
Casa Madre de las Hermanas de la Cruz, Sevilla
Hasta el siglo XVIII, parte del actual convento Casa Madre de la Congregación de las Hermanas de la Cruz, fue el domicilio de la Familia Alcázar, por lo que la calle era llamada Alcázares. En el siglo XIX, fue la residencia de los Marqueses de San Gil, siendo comprada sobre 1890 por las Hermanas de la Cruz y posteriormente agregaron algunas otras casas colindantes. En el convento se venera una imagen de vestir de la Virgen de la Salud, posiblemente de finales del XVIII, que anteriormente se encontraba en la antigua Iglesia parroquial de Santa Lucía, muy cerca de la casa natal de Santa Ángela de la Cruz, que le tenía gran devoción.
Hoy se mantiene la vinculación entre las Hermanas de la Cruz y la Hermandad de la Amargura, lo que se plasma en múltiples detalles, como el hecho de la Virgen suele llevar en su saya el rosario que llevan las hermanas de la Cruz, de siete misterios y de mayor tamaño que los usuales. Además la Hermandad ha estado presente en múltiples actos, como por ejemplo los de beatificación y canonización de las santas de la orden de las Hermanas de la Cruz. La imagen de la Esperanza Macarena presidió uno de dichos actos, la misa de beatificación de Madre María de la Purísima en el Estadio Olímpico en 2010. Al día siguiente las hermanas finalizaron la procesión de la nueva Beata con la visita a la Virgen de la Amargura.
Las Hermanas de la Cruz mantienen también vinculación con el culto a las Vírgenes de Gloria sevillanas, pues son las camareras de la Virgen de los Reyes, Patrona de la Archidiócesis de Sevilla. No es la única orden femenina que mantiene relación con las devociones o hermandades de Gloria, pues la Hermandad de la Pura y Limpia del Postigo realiza sus cultos en el convento de Agustinas de la Encarnación, en la Plaza de la Virgen de los Reyes. A dicho emplazamiento, antiguo Hospital de Santa Marta se trasladó esta comunidad religiosa por el derribo en 1810 de su convento (fundado en el siglo XVI) que se encontraba en la Plaza de la Encarnación.
Virgen Pura y Limpia en el convento de la Encarnación, Fotografía: Reyes Pro.
Otros conventos femeninos ya no albergan actualmente una comunidad monástica y sus dependencias conventuales desaparecieron total o parcialmente, pero sus iglesias siguen existiendo completas y con culto pues están establecidas las sedes de hermandades que se trasladaron posteriormente al cierre y extinción de dichos conventos.
Puerta Osario, murallas y convento del Valle, dibujo de Richard Ford, 1830
Los primeros edificios del antiguo convento del Valle se edificaron en el año 1403 por una comunidad de religiosas dominicas que permaneció en el convento hasta 1507. Fue entonces ocupado por el Beaterio de de Santa Catalina de la Penitencia. En el año 1529 pasa a alojar comunidades de órdenes religiosas masculinas primero los Terciarios de San Francisco hasta 1567, cuando los sustituyen los Padres Franciscanos Recoletos. El convento se cerró debido a la desamortización de 1835 y en 1866 lo compra la marquesa de Villanueva para las Religiosas del Sagrado Corazón, quienes en 1873 derribaron la antigua iglesia, que presentaba ruina, levantando una nueva en estilo neogótico. Esta congregación estableció en el antiguo convento un colegio femenino que funcionó hasta 1975. Posteriormente las dependencias del colegio se derribaron y sobre el solar se creó en el año 2010 un jardín en el que pueden verse restos de las murallas almorávides o almohades.
Virgen del Valle, web Hermandad Gitanos
En 1544, la Hermandad del Gran Poder (entonces llamada Hermandad del Traspaso) se trasladó al Convento de Santa María del Valle, donde edifican una capilla y permanecen hasta 1695
En 1450 se fundó en este convento del Valle la Hermandad de la Santa Faz y Nuestra Señora de la Encarnación y a finales del siglo XVI Hermandad de la Coronación de Espinas (que se había fundado en 1540 en San Martin) tenía su sede canónica en el mismo Convento del Valle. Ambas hermandades se fusionaron en 1590 (antes la Hermandad de la Santa Faz había pasado a tener carácter penitencial), la cofradía resultante comenzó a ser conocida como Hermandad de Nuestra Señora del Valle. En 1695 situaron su sede en la capilla de la iglesia donde había estado la Hermandad del Gran Poder: que era de doble tamaño que el resto de capillas de dicha iglesia. Residió en el convento del Valle reside hasta la invasión francesa en 1810, por seis años se traslada a la iglesia de San Román pero vuelve al Convento del Valle hasta 1829, cuando marcha a la parroquia de San Andrés.
En el año 1996 el Ayuntamiento de Sevilla realizó la cesión gratuita del antiguo templo del Valle a la Hermandad de los Gitanos mediante el establecimiento de un derecho de superficie por 50 años. Prácticamente se tuvo que construir una nueva iglesia pues de la decimonónica solo quedaban ruinas sin techo y pocos restos decorativos. La Hermandad de los Gitanos se trasladó a esta iglesia del antiguo convento en 1999 y en 2023 se le concedió la propiedad de la que era ya su sede canónica.
Del antiguo Convento del Dulce Nombre de Jesús, de monjas agustinas, nos han llegado a nuestros días la iglesia y algunas dependencias. Puede que ésta iglesia se construyese sobre la mezquita de un edificio de baños anterior a la conquista de Sevilla en 1248, que se conocía tradicionalmente como “Baños de la Reina Mora”, que era de los baños más extensos que existieron en la Ciudad, que contaba con diecinueve de estos establecimientos en el momento de dicha conquista por Fernando III el Santo.
Los Baños de la Reina Mora antes de su rehabilitación.
Archivo Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Sevilla
Este edificio de los “baños” tuvo desde ese momento distintos usos y propietarios. Como los resto de baños de Sevilla fueron propiedad de la reina Juana de Ponthieu, viuda del rey Fernando. Posteriormente se construyeron varias casas y en 1540 se estableció un “recogimiento de mujeres de mala vida que de ella quisieran arrepentirse”, bajo la advocación del Dulce Nombre de Jesús. En 1551 se instaló en esta casa una comunidad de Madres Agustinas que en 1641 hacen reformas de adaptación de la casa a convento capaz de albergar una comunidad más numerosa. El convento, muy empobrecido en ese momento, se extingue el 12 de Mayo de 1837 como consecuencia de la desamortización pasando las monjas al convento de San Leandro.
Las dependencias del convento se arredraron a distintos vecinos, quedando la capilla abierta al culto hasta la Revolución de1868. A principios del siglo XX las dependencias conventuales servían como oficinas de la comandancia de ingenieros, que en la década de 1980 en los años ochenta derribadas y se construyeron viviendas en terrenos de lo que había sido el convento. Se conservó únicamente un patio de columnas, algunas dependencias y otros restos arquitectónicos y decorativos que se rehabilitaron recientemente como “Baños de la Reina Mora”.
Como hemos dicho la iglesia se cerró en 1868. Fue vendida al año siguiente a María del Amor Pérez de León, quien la compra para establecer en dicho templo a la Hermandad del Amor, que entonces tenía su sede en la iglesia del Convento de los Terceros (donde se había refugiado tras el derribo de la Iglesia de San Miguel). Ya que las dimensiones de las puertas de la iglesia no lo permitían, la Hermandad realizó su estación de penitencia en esta época desde la iglesia de San Gregorio. En 1905 esta hermandad acuerda realizar obras en la puerta para poder entrar y salir los pasos y construir un almacén en el compás. Los herederos de Doña María del Amor (ésta ya había fallecido) negaron la autorización y la Hermandad acordó el traslado a la Parroquia de San Pedro, posteriormente se estableció en Santa Catalina y en 1922 en El Salvador.
La capilla estuvo cerrada tras marcharse la Hermandad del Cristo del Amor, después residió en ella la comunidad de Padres Dominicos hasta que regresa a San Jacinto en 1.939. Entonces la alquila la Organización Nacional de Ciegos (ONCE) por lo que algunos cultos de la Hermandad de Santa Lucía se celebraron en ella.
Iglesia del antiguo convento del Dulce Nombre de Jesús
La Hermandad de la Vera Cruz, había sido fundada y residía en el Convento Casa Grande de San Francisco (actual Plaza Nueva) hasta 1840. Desde la iglesia de San Alberto, donde hubo de trasladarse tras el derribo de dicho convento de San Francisco, llegó al antiguo convento del Dulce Nombre de Jesús en el año 1942, en el momento en que se iniciaba la revitalización de la corporación tras varios años de decaimiento. Esta iglesia del Dulce Nombre, de la que tiene la propiedad desde el año 1.978, es su sede canónica hasta nuestros días. Mantiene aún cierto carácter estético conventual, pues en las antiguas tribunas los balcones conservan todavía las celosías conventuales y a los pies del templo existe la celosía del coro alto.
Uno de los patios del antiguo Convento de la Paz aproximadamente en 1950, fotografía de la publicación “Arquitectura civil sevillana”, 1ª edición, 1976.
El Convento de Nuestra Señora de la Paz, de monjas agustinas, fue fundado en 1571 gracias al legado de Andrés de Segura, sacerdote y racionero de la Catedral de Sevilla, que había fallecido dos años antes. Las primeras Reglas del convento datan de 1573. Se situó en la calle llamada antiguamente Real, de la Inquisición o de los Melgarejos (según algunos autores), calle que desde el establecimiento del convento fue conocida como “de las monjas de la Paz”.
De la época fundacional del convento aun nos queda afortunadamente la imagen de la Virgen de la Paz, su titular, que permanece en el altar mayor.
Existen pocos testimonios documentales sobre el convento, pero disponemos de algunos datos sobre la familia Segura, fundadores y Patronos del mismo: como Diego de Segura fallecido en 1582, que fue patrón perpetuo, y de Antón de Segura, también patrón, con su mujer Isabel de León. En el siglo XVII se fundaron varias capellanías y capillas funerarias, por ejemplo la de Hernán Ramírez de Cartagena, caballero veinticuatro de Sevilla y su mujer Luisa Fernández de Colmenero, establecida en 1613. Estas fundaciones dan idea de que esta época fue un momento de auge del convento. No dejan de ser curiosas las noticias de otras lápidas, como las de los Presbíteros Luis de Nájera, capellán del convento cuarenta y ocho años muerto con ochenta y cuatro años en 1638 y Luis de Palencia, que lo fue durante cuarenta años y murió en 1674 … con noventa y ocho años, nada menos.
A mediados del siglo XVIII el convento de Agustinas de la Paz gozó de otro periodo de esplendor, lo que puede deducirse de que en ese momento se realiza un nuevo altar mayor y se reciben notables pinturas, como una Virgen de Guadalupe que puede datarse a finales del XVII y la serie de doce lienzos sobre la Vida de la Virgen, realizada en los años centrales del XVIII, y que se ha atribuido a Miguel Cabrera o a José de Ibarra; desde luego es seguro que su autor fue un pintor mexicano de primera fila.
Después de pasar distintas vicisitudes, como la caída de un rayo, el convento de monjas agustinas se extinguió el 11 de mayo de 1837 a consecuencia de la Desamortización. Al ser abandonado el edificio fue compartimentado y adaptado posteriormente para viviendas.
Convocatoria de la novena a la Virgen de la Paz en su convento, 1886.
Archivo de la Hdad. Sagrada Mortaja
Contrariamente a lo que se ha mencionado en varias ocasiones, la iglesia del antiguo convento de la Paz no quedó sin culto después de 1837 ni posteriormente a 1868, los celebraron un grupo de fieles devotos de los Sagrados Corazones que incluso dedicaban una novena a Nuestra Señora de la Paz, Titular de la iglesia del convento. Además, a finales del siglo XIX radicó en la iglesia de este antiguo convento la Escuela de Cristo, hasta su traslado a la capilla situada detrás la iglesia de Santa Cruz en el año 1931, donde hoy tiene su sede. Se da así la curiosa circunstancia de que la imagen del actual titular de la Hermandad de San Bernardo, que hoy tiene la advocación de Cristo de la Salud, recibió culto en el antiguo convento de la Paz como la imagen que veneraban entonces los miembros de la Escuela de Cristo.
Se sabe que los patios y las dependencias del antiguo convento disponían de una zona de comunicación, que los antiguos inquilinos de las citadas viviendas llamaban “El Corredor”, y que muy bien podría haber sido una calle que quedase dentro del ámbito del convento, ya que había sido constituido primitivamente y ampliado posteriormente mediante la compra de varias casas.
Desgraciadamente, una vez desalojados los vecinos en las décadas de 1950 y 1960, se derribaron casi todas las dependencias que habían sido conventuales: antiguos dormitorios y salas y los seis patios que tenía el convento. Hoy día queda la iglesia con varios altares, imágenes y piezas artísticas de lo que fue el rico patrimonio de la iglesia conventual, pero varias de ellas fueron desubicadas al trasladarlas a otras iglesias y monasterios, después de la Desamortización de 1837 así como en la década de 1960, cuando dos altares y tallas se llevaron a la Parroquia de San Román, que entonces se encontraba casi vacía de retablos e imágenes.
La Hermandad de la Sagrada Mortaja tiene su sede en la Iglesia del antiguo convento de Nuestra Señora de la Paz y en algunas dependencias del mismo, situadas en el compás.
Esta Hermandad conocida antiguamente como la Piedad de Santa Marina aprobó sus primeras Reglas en 1592, pero se fundó al parecer en la collación de San Lorenzo a comienzos del siglo XVI, aunque a mediados del mismo ya consta que radicaba en dicha iglesia de Santa Marina. La Hermandad conserva actualmente sus imágenes primitivas, un grupo de la Piedad tallado en barro cocido que pueden datarse en el primer cuarto del siglo XVI, dentro de la escuela de Pedro Millán.
Siempre radicó en la parroquia de Santa Marina donde adquirió capilla propia en el siglo XVII, pero tras el incendio intencionado de la misma en 1936 se trasladó al antiguo convento de la Paz donde actualmente mantiene su sede. No es cierto que en ese momento cambiara de forma brusca y radical el carácter de su estación de penitencia hacia un mayor ascetismo, pues este fue un proceso que se inició ya en 1926 y no culminaría hasta veinte años después, en 1946 cuando ya llevaba varios años en el antiguo convento de la Paz. En el año 1967 la Hermandad accedió por permuta de su antigua capilla en Santa Marina a la propiedad de la iglesia y las dependencias que quedaban de dicho convento.
Efectivamente, la iglesia y algunas pequeñas construcciones en su compás, muy rehechas, es lo único que nos ha llegado del antiguo convento. Pero este compás sigue manteniendo y transmitiendo la misma “singular paz” que el historiador Alonso de Morgado citaba en su Historia de Sevilla escrita en 1586. Al pisar este ámbito entre público y privado, entre calle y convento, nos invade la sensación de que los siglos no han pasado y percibimos la Paz y Piedad que habitan en el antiguo convento y en la Hermandad.
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(Hemos llegado al final… por ahora, de esta serie de artículos sobre Conventos y Hermandades, espero que les haya gustado, ¡Hasta pronto!)
Reyes Pro Jiménez
Historiadora y bibliotecaria