Provincia. Regreso al Hogar de un Testigo Sagrado: La Imagen de San Juan Bautista vuelve a Gibraleón tras su restauración
Arte Sacro. Hoy, martes 25 de noviembre, será una jornada para el recogimiento y la celebración en la Parroquia Matriz de San Juan Bautista. A las 19:00 h, en su iglesia, se desvelará solemnemente la imagen restaurada de San Juan, una talla venerada por el pueblo de Gibraleón, que vuelve ya plenamente recuperada a su casa.

Este regreso no es un simple traslado: es la culminación de un proceso de restauración profunda llevada a cabo por la conservadora y restauradora Sheila Criado. Según fuentes parroquiales, la intervención ha sido un “tratamiento de recuperación total”: no solo se ha intervenido la superficie, sino que también se ha trabajado en la estructura, para devolver a la imagen su dignidad histórica y espiritual.
San Juan Bautista: raíz de fe y patrimonio
La imagen es titular de la parroquia de San Juan Bautista, templo que es corazón de Gibraleón. Este edificio, con un origen que se remonta al siglo XIV y tratado como Bien de Interés Cultural, mezcla estilos gótico-mudéjar y barroco.
Durante años la escultura sufrió el abandono: procedente, según registros, de San Juan de Aznalfarache tras la Guerra Civil, permaneció expuesta al exterior del templo, lo que la dejó muy deteriorada por la acción de los agentes atmosféricos.
Los estudios históricos datan la talla en un periodo que podría oscilar entre los siglos XIV y XVI. Se trata de una pieza de madera maciza, que originalmente estaba policromada y estofada; aunque gran parte de su policromía se había perdido, quedaron testigos que han sido fundamentales para su recuperación.
Más aún, la escultura presentaba un serio ataque de insectos xilófagos (carcoma), además de grietas profundas por los cambios de temperatura. Su soporte estaba muy debilitado, con pérdidas de volumen en la madera original; algunos tramos requerían reconstrucción de base.
El arte de restaurar con devoción
El taller a cargo de la restauración fue el estudio de Sheila Criado, licenciada en Conservación-Restauración por la Facultad de Bellas Artes de Sevilla. Criado ha destacado no solo por su técnica, sino por su sensibilidad hacia las imágenes religiosas: en una entrevista reciente afirma que trata cada pieza como si fuera objeto de su propia devoción.

El proceso de restauración no fue superficial. Primero se estudió organolépticamente la imagen: con fotografías, luz rasante y luz ultravioleta se diagnosticaron los daños. Luego, debido al ataque de carcoma, se hicieron inyecciones de producto fungicida en las zonas dañadas.


Uno de los momentos más complejos fue el tratamiento de desoxigenación: tras aplicar el fungicida, la imagen se embolsó herméticamente y se sometió a vacío, introduciendo gas inerte (argón) varias veces hasta conseguir que el oxígeno bajara por debajo del 0,2%. Este método permitió erradicar por completo huevos o larvas que podrían haber quedado en su interior, asegurando así la conservación a largo plazo.
Durante ocho meses, según informó el estudio de Criado, se llevaron a cabo también tareas de consolidación estructural, reintegración volumétrica de la madera y reintegración cromática conservadora.
Un acto de comunidad y fe
La restauración ha sido una iniciativa impulsada por la propia parroquia, la comisión “Recuperemos La Matriz” y entidades de la comunidad. No se trata solo de patrimonio, sino de un símbolo vivo de fe para los fieles de Gibraleón.
El martes, tras la ponencia sobre los procesos de conservación y restauración, se procederá a la presentación pública: la imagen volverá a verse en su templo, en un momento que promete emoción, contemplación y gratitud.
Para quienes aman el arte sacro, para quienes sienten la devoción al Bautista, ningún detalle de este acto debe pasarse por alto. Será un reencuentro con la historia, con la espiritualidad, con la belleza.
Fotos: Archivo Diócesis de Huelva
