La sevillana virgen del juncal. Nicolás Agirre. Diario Vasco
Durante una charla con el sacerdote irunés Don Eduardo Zaragüeta surge un detalle un tanto insólito: en Sevilla hay una iglesia dedicada a la Virgen del Juncal. Allí, en la tierra de María Santísima, hay una virgen gemela a la del Juncal. El origen de este hecho se encuentra en una carrera ciclista que pasó por Irun. Seguro que el comentarista que narraba la prueba hizo mención a la iglesia irunesa del Juncal. Probablemente, ésta apareció en pantalla, y el comentarista de la carrera le dedicó algunas frases impregnadas, como no podría ser de otra manera, de un intenso tinte religioso.
El comentario tuvo la virtud de obrar, si no un milagro, que tampoco vale descartarlo con rotundidad, sí una notable inspiración con una fuerte carga traslativa. Pero lo que se dijo en Irun, o con Irun como motivo central, llegó a orillas del Guadalquivir y tuvo unos efectos inmediatos.
Dice la tradición irunesa que la imagen de nuestra virgen del Juncal fue encontrada en el mismo lugar en el que luego se erigiría la iglesia que lleva su nombre. Era un sitio lleno de juncos. Se nos dice, sin llegar a mencionar la infabilidad, que a una barriada de casas en Sevilla se le dio el nombre de Juncal porque los terrenos sobre los que se construyó estaban llenos de juncos. Ya tenemos, por lo tanto, dos similitudes: juncos en la misma orilla del Bidasoa y juncos, no sabemos a qué distancia, del Guadalquivir sevillano, aunque tenemos noticia de que muy cerca de donde se encontraba la zona de juncos sevillanos discurre un río llamado Tamarguillo.
En los meses de enero y febrero de 1965 se celebró en Sevilla la Santa Misión, y como el local del matadero municipal, habilitado como parroquia, no reunía las condiciones adecuadas, se gestionó con la constructora que levantó la barriada del Juncal un local más amplio en el centro geográfico donde habitaba la feligresía, cosa que se consiguió.
Adaptado oficialmente a la actividad religiosa, abrió sus puertas al culto el 14 de agosto de 1965, dándosele el título de Parroquia de la Santísima Trinidad. Aquí, los sevillanos anduvieron más rápidos que los iruneses en cuanto a la adopción del nombre para la parroquia, pero hubo igualdad de situaciones en cuanto al nombre del terreno en el cual se asentarían las dos iglesias: eran terrenos que estaban poblados de juncales.
El título de parroquia de la Santísima Trinidad daba origen a confusiones en la correspondencia y otros trámites con la Iglesia de la Santísima Trinidad de los Padres Salesianos de la Trinidad. Se le hizo saber al señor Cardenal esta circunstancia, a la que se añadía una sugerencia que podía tener un carácter fundamental: se tenía conocimiento de que la patrona de la ciudad de Irun era la imagen de Santa María del Juncal, título que coincidía con el nombre de la barriada. El Cardenal, en este caso el arzobispo de Sevilla, Don José María Bueno Monreal, dio su beneplácito a la sugerencia. Ese conocimiento, como queda dicho, vino debido a la retransmisión de la citada carrera ciclista a su paso por Irun, según se nos dice de forma expresa y manuscrita. Así que la sugerencia tenía como punto de arranque el pedaleo sobre lo que los franceses llaman, antes más que ahora, la 'pequeña reina', aposentada sobre dos tubulares.
A finales de 1965, el señor cura de la parroquia sevillana del Juncal pide a la parroquia de la Virgen irunesa del Juncal fotografías, medidas y todos los datos necesarios para hacer una réplica. Y aquí interviene, con ejemplar eficacia, el sacerdote irunés D. Manuel Elgorriaga, que facilita una amplísima información que consiste, esencialmente, en una imagen de 67 centímetros de altura de la que se toman todos los datos para sacar una copia. Los feligreses colaboran con gran entusiasmo. Se hace una suscripción y se reúnen periódicos y cascos de botellas para su venta. El escultor José Ribera reproduce admirablemente la imagen. Existe una pequeña diferencia entre las dos vírgenes: se nota que la imagen sevillana tiene un rostro algo más aniñado, y con un encanto distinto al de la virgen irunesa. Se completa el trabajo con dos coronas: una con resplandor y otra de tipo mural, las dos en plata. Ambas son obra del orfebre sevillano Jesús Domínguez.
El 8 de septiembre, festividad de la Virgen, se le saca por primera vez en procesión por las calles. Es recibida con gran devoción por los feligreses. En ese momento nadie se acuerda que dos nombres homónimos, sujetos a confusión, y una carrera ciclista, pueden estar en el origen de esa Virgen del Juncal que es llevada por las calles sevillanas.