La Dalmática: Qué pesados con la Carrera. Leandro de la Prada. La Razón.

Con la «vuelta al cole» cofrade de este 2005 retoman, avivadas, las llamas de esas insustituibles y animadas conversaciones que sólo dos tontos de capirote pueden mantener y que de manera automática hacen darse la vuelta silbando, como si no fuera con él, a cualquier oyente próximo que no sea «del mundillo».

Vuelven los recurrentes temas de cada año, a saber: quinielas para el Via Crucis de las Cofradías; posibilidad de obras y andamios en las calles, que ya sabe usted que hay que estar «vigilante», como si del propio «servicio secreto» —ahora me chivo a mi hermano mayor y verás la que lía en el Consejo— dependiese la salida de las cofradías a la calle; este año y sin que sirva de precedente, pasarela Munarco cargada de guasita de la buena; cada vez menos, pero aún sí, mujeres nazareno y acoso, y derribo, y le tiro porque me toca a las hermandades en las que no salen; quinielas sobre bandas arriba y abajo; despelleje general a todo el que uno se crece, que eso no puede faltar nunca... y cómo no, Carrera Oficial y su reforma.

Hay que reconocerlo. Es el etemo tema estrella. Etemo porque no se soluciona, evidentemente. Cofrades de toda condición se regodean en pláticas sobre la necesidad de reformar la Carrera, en juzgar cual sería el proyectu más aceitado y en, faltaría más, despellejar a todo el que discrepe con la visión de uno ¿o eso ya lo dije? Cada año, el Consejo de Cofradías, órgano que, dicen, nos representa a todos los cofrades ante las distintas instituciones (aunque en realidad represente más a uno que a otros, la verdad sea dicha), dice que sí, que va a abordar el asunto, y el asunto no varía. Y no varía porque no se tiene claro qué diantres se quiere hacer con la dichosa Carrera.

Sólo coinciden todos, mire usted qué casualidad, en que podría arrojar más beneficios económicos de los que ahora arroja y que esto hay que aprovecharlo. A partir de ahí, que si ponga usted zonas gratis para que las señoras puedan instalar su silla desde las siete de la mañana y no deje ver al resto una sola cofradía; que si habilite salidas de emergencia y pasillos amplios, como si Sierpes fiera la Quinta Avenida de Nueva York; que a ver si hacemos entrar a las cofradías por la Puerta de Jerez para que les dé el fresco y a otros nos den los cuartos... ¡Qué pesados! Para que después se quede la Carrera tal cual año tras año podrían dejar de dar tanto la murga. Ea, ya respiré.