27 de Noviembre. Primer Domingo de Adviento.
Arte Sacro. Al empezar el Adviento reverdecen nuestras esperanzas. Aún conociendo los innegables e impensables progresos sociales, políticos y técnicos que se están produciendo ya finalizando nuestro siglo. Pero son todavía tantas cosas que hay que cambiar, porque nuestro mundo sigue roto, dividido y herido. Por eso seguimos pidiendo y esperando la venida del Señor.
¿Qué pasa en nuestro mundo?
Nos dicen que nuestro país va avanzando cultural, social y económicamente. Que somos uno de los países ricos de occidente y que estamos compitiendo con otras potencias y esto nos lo repite permanentemente: Estamos bien. Pero ¿qué dirán los inmigrantes que durante estos días están saltando la verja para estar en nuestro país y poder disfrutar como todos nosotros? ¿qué nos dirán los que cada día se suben a una patera sabiendo que su destino es incierto? ¿qué pensarán los pobres. los indefensos, los hambrientos de pan y de justicia, los refugiados, los encarcelados, los que no tienen voz y no tienen votos, los que viven en el tercer mundo?
¿Qué nos dice la palabra de Dios?
Is. 15.63, 16-b-17; 64, 1. 36-8. En el sufrimiento más intenso, en la humillación más injusta, pueden nacer los sentimientos más puros y elevados. Desde la marginación y el desvalimiento, pueden brotar la confianza plena, la ternura contagiosa, la humildad valiente. Esta oración que hoy escuchamos es una prueba de lo que decimos. Respira en todas sus palabras el perfume de la humildad y la confianza, y, sobre todo, un amor filial.
1ª Cor. 1 ,3-9. Ya no se duda que Dios sea nuestro Padre. Esa fue la primera enseñanza de Jesús. Y un Padre bondadoso, un Padre generoso. Dios ha volcado sobre nosotros todos sus dones. "Habéis sido enriquecidos en todo... No carecéis de ningún don..." Cuando Dios se pone a bendecir es que no se cansa. Pero la bendición principal de Dios se llama Jesucristo. Dios se manifestó en Jesucristo. Dios nos salvó en Jesucristo.
Mc. 13, 33-37. Comenzamos el Adviento con esta fuerte llamada de Marcos a la vigilancia. Vivimos distraídos, descuidados y olvidados, como aquellas vírgenes necias cuyas lámparas terminaron apagándose. Así, dejamos escapar la oportunidad. Y Dios puede venir en cualquier oportunidad. Por eso es el Señor quien nos la recomienda insistentemente. Velad como el portero de la casa, como el jugador en espera del número de la suerte, como el profeta a la escucha de cualquier signo; como la novia que espera la llegada del amado.
Para nuestra vida
Pregúntate: ¿Qué signos de esperanzas encuentras en nuestro mundo a favor de los desvalidos y empobrecidos? ¿Qué podrías hacer para ir creciendo en esperanza y ganas por defender a los débiles?
Un rato de Oración
Vamos a la casa del Señor,
trozo de cielo encarnado,
vamos a compartir la dicha
de sentirnos hermanados,
escuchando su palabra,
metido en su costado.
Pero la casa del Señor
no es la basílica, hermano,
no es el templo o el convento,
o la capilla del palacio,
no es la mezquita, la sinagoga,
tampoco es el río sagrado.
La casa del Señor no es de piedra,
quienes están en el corazón humano,
en las comunidades vivas,
en los pobres del barrio;
está en la gente que sufre,
está en el hospital cercano,
está también en la cárcel
y en la residencia de ancianos,
en los niños de la calle
y en campos de refugiados,
está en la gente sencilla
y en los pueblos marginados.
Está en el corro de niños,
o el grupo de voluntarios,
en las organizaciones pacificas
y en los movimientos solidarios.
La casa del Señor se construye
en desiertos y descampados,
con hambres y sed de justicia
y con amor entregado,
con sillares de esperanza
y ladrillos liberados.
La paz con todos vosotros,
constructores militantes
de la casa del Señor
en los ambientes humanos.
Piensa en esta semana...
"La abundancia y la seguridad nos han inmunizado contra el deseo; vivimos en un presente diminuto que nos marcan nuestros relojes digitales y no somos capaces de desear apasionadamente el futuro que nos ha sido prometido”. (Dolores Alexandre)
Adviento y Navidad 2005. Material de Reflexión y Oración
Delegación Diocesana de Pastoral de Jóvenes
Arzobispado de Sevilla.