Histórica estampa en Santa Catalina para la veneración a Ntra Sra de las Lágrimas

Arte Sacro. Para la veneración de este año, la priostía de la hermandad de la Exaltación nos han traido una una histórica estampa en Santa Catalina. Más de un siglo después Nuestra Señora de las Lágrimas vuelve a portar el manto que Teresa del Castillo obrara para Ella en el año 1874, en el marco inigualable de la capilla Sacramental, en este año en que se celebra el III Centenario de su construcción.

𝗘𝗹 𝗺𝗮𝗻𝘁𝗼 𝘆 𝗹𝗮 𝘀𝗮𝘆𝗮 𝗱𝗲 𝗧𝗲𝗿𝗲𝘀𝗮 𝗱𝗲𝗹 𝗖𝗮𝘀𝘁𝗶𝗹𝗹𝗼

Según narran distintos testimonios de la segunda mitad del siglo XIX, en 1874 Nuestra Señora estrenó en la Estación de Penitencia un nuevo terno de bordados obra de la insigne artista Teresa del Castillo. Se trataba de un soberbio manto bordado en oro sobre terciopelo azul y una saya a juego, en soporte de terciopelo morado.

Esta saya, que viste la Santísima Virgen para la ocasión, sí se ha conservado en su ajuar, aunque con severas alteraciones en su diseño original y el cambio en el soporte, ahora de terciopelo azul.

No obstante, con el estreno del actual manto de Hijos del Olmo en 1919, la Hermandad prescindió del manto de Teresa del Castillo, que pasó a formar parte del patrimonio de la Hermandad de Nuestro Padre Nazareno y María Santísima del Socorro de la localidad de La Palma del Condado, donde se ha conservado hasta nuestros días.

El exorno floral para este culto se compone de rosas vendela blancas, orquídeas Vandas moradas, rosas amnesia tostadas, claveles purple, rosas spray silver shadow lilas, phalaris rosa claro, lavanda, crisantemos rosas, lisianthus lavanda, nardos, thalapsi, helecho de cuero, helecho de plata y statice malva. Un precioso trabajo realizado por Floristería Arrabal.

En su mano derecha, Nuestra Sra de las Lágrimas, porta una medalla de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder por la Santa Misión que la citada Hermandad está llevando a cabo en Tres Barrios y Amate.

La Santísima Virgen sostiene en su mano izquierda la Rosa de Pasión de los donantes y trasplantados, así como un lazo naranja por las personas trasplantadas de médula ósea, siempre presentes a su lado también durante el devoto acto de veneración.