Arte Sacro
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“pasa la vida”…… Mariano Lopez Montes


A Joaquín Alonso In Memorian. Costalero de Jesús de las Tres Caídas

Si porque fue hoy, no aquel Viernes Santo al que todos miramos a los cielos de Sevilla por si acaso, dicen que se moja el Cachorro, pero aquel año de 1976 esta ciudad en la que tenemos la suerte de vivir supo abrir de par en par las cortinas de su cielo azulado para que por primera vez pudiéramos soñar despiertos un sueño que llevábamos acariciando más de un año.

Hoy también Viernes, pero que se presentaba con la frialdad triste de las despedidas, te marchaste para siempre a aquel lugar donde los que aquí estamos nunca tenemos prisa en llegar. Hoy has igualado en esa trabajadera eterna por la que todos pasaremos tarde o temprano, donde hay lugar y sitio para todos, o hueco para los aspirantes que saben que tarde o temprano encontraran sitio.

No habrán claveles reventones, ni rosas, ni lirios, solo la hiedra con su color desvaído y verdoso adornará a esa señora enjuta, famélica y huesuda que sale de San Gregorio y que con la guasa que nos caracteriza, la llamamos en torno burlesco “La chata pelona”, sí, esta imagen a la que no le profesamos ninguna devoción, pero que todos echamos la solicitud de hermanamiento nada más nacer.

Joaquín Alonso, alias “El Cruyff”, porque en este mundillo además de nombre y apellidos como suele tener todo el mundo, casi siempre tiene su alias que lo define y por el que se le conoce. Los recuerdos siempre te transportan a un pasado que ya vivisteis, puesto que jamás tienen visión de futuro.

Era en aquel año 1975 cuando algunos jóvenes, yo diría casi niños y otros un poco o en algunos casos bastante maduros, vivimos un tiempo maravilloso en nuestras vidas, una ilusión a veces desmedida y otras veces incomprendida de ser costaleros de nuestra hermandad para el próximo Viernes Santo, para lo cual hermanos, amigos y allegados, a duras penas como sucedía antes,  pudimos juntar poco a poco a los 35 aspirantes al arte de Tarila, con más sentimiento y pasión que la fuerza y la técnica que necesita el oficio, que para nosotros nunca lo fue, porque nuestras ganas e ilusión superaban todas las adversidades. Joaquín Alonso era un hombre de edad media, que desde siempre había sido hermano de su Hermandad, porque aquí en Sevilla cada uno tiene la suya y él era desde hacía mucho tiempo hermano de San Isidoro y devoto de su Cristo Caído, que cada Viernes Santo aquel que dentro del silencio que imprime La Cofradía es capaz de ganarte para Él, solo con su mirada.

Buenas vivencias y recuerdos de aquellos días de ensayos nocturnos como era costumbre en la época, risas, alegrías, travesuras y recuerdos, sin darnos casi cuenta que estábamos cambiando un estilo y forma de entender el mundo de abajo que terminó imponiéndose en todas las cofradías. Recuerdos de compañeros y amigos que ya marcharon al encuentro con aquel Señor que en la mayoría de los casos marcó sus vidas; Julio Vargas con sus mosqueos cuando se desmadraba la cosa, Belisario aquel hombre ya maduro, con sus exquisitos panes preñados de chorizo, mi amigo Antonio Feria con esas gafotas y su filosofía propia de la vida.

Y como no ese amigo y padre espiritual que todos teníamos, ese gordo maravilloso de La Alfalfa que regentaba una tienda de ultramarinos en La Alfalfa que se Llamaba Nicolás García donde todo era selecto, me refiero a nuestro “Juanito del Alma” aquel que circulaba con su Renault 4 latas con ese anuncio eterno de Turrones El Almendro que no se derretían ni en el mismo agosto. Sus suculentos bocadillos y su habilidad casi circense para meter y transportar ocho tíos o nueve en su furgoneta turronera, era un alarde de contorsionismo, magia y escapismo sobre todo a la hora de salir del vehículo. Juan, aunque ahora tu salud te juegue a veces malas pasadas, sigues siendo Juan o Juanito, aquel hombre gordo, bondadoso y sencillo a la vez, al que todos queremos.

Recuerdos del ayer que vuelven a vivirse hoy con esa arma anti olvido que se llama memoria, tiempos de juventud que ya pasaron, pero que mereció la pena haberlos vivido.

“Pasa la vida, pasa la gloria y de tu obra ya no queda ni la memoria, pasan los años, se va la juventud con su triste carga de desengaño” como la letra de unas conocidas sevillanas de Romero San Juan. Pero los buenos recuerdos siempre nos quedan para nosotros mismos y si no nuestra memoria mientras no nos falte seguirá reproduciéndolos. Y tu Joaquín Alonso o El Cruyff, para los amigos seguirás vivo junto a todos los que formamos esa primera cuadrilla, porque pienso y defiendo que solo el olvido significa la muerte, y como decía Antonio Machado: ”Mi corazón  espera también hacia la luz y hacia la vida, otro milagro de la primavera”










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