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Harley Davison, surf y pop para llevar el Evangelio


Álex Navajas La Razón.  Madrid. Todo vale para evangelizar. O casi todo. Nuevas tecnologías, publicidad, márketing, pasatiempos, música pop y rap. Ya no se espera pacientemente al feligrés en la parroquia: ahora hay que salir a buscarlo a la playa, al centro comercial, a la carretera o, incluso, al prostíbulo. Que nadie se escandalice: cada vez proliferan más iniciativas, casi todas ellas sorprendentes, para llevar a Jesucristo a la gente. Éstas son algunas de ellas.
   
Surfistas por Cristo
Compaginan la tabla de surf con las tablas de la Ley. Después de dejar asombrados a los bañistas con sus acrobacias acuáticas, regresan a la playa para hablarles de Dios. Son los «surfistas por Cristo», un grupo que arrasa en América. Organizan campeonatos de surf en todo el mundo como el Jesus Surf Classic; tienen su propia «Biblia del surfista»; en verano se llevan a decenas de adolescentes de barrios conflictivos a la playa y, después de enseñarles a dominar las olas con sus «longboards», les catequizan; gestionan varias ONGs como Surf Aid International o la Surfrider Foundation; instalan chiringuitos en las playas para invitar a los bañistas a sus estudios de la Biblia... Los «Surfers for Christ» o «Christian surfers» es una organización protestante que cuenta con miles de seguidores en los principales paraísos del surf: Australia, Nueva Zelanda, Tahití, Japón, Sudáfrica...
   
Predicando desde una Harley
Si se puede evangelizar desde una tabla de surf, ¿por qué no hacerlo también desde una moto? Así piensan los «Black Sheep: Harley Davidson for Christ» (las «Ovejas negras»). «Queremos introducir a Jesucristo en el mundo del motociclismo, con el propósito de conseguir más y mejores feligreses en cada iglesia», reza el «credo» de este grupo. Todo comenzó en 1999, cuando el pastor Marty Edwards, fanático de las dos ruedas, comenzó a reunir a otros moteros para rezar. En la actualidad, más de 500 recorren las carreteras de EE UU llevando a Cristo.
   
Evangelizando en los burdeles
Se hacen llamar «Los valientes de David», que es como la Biblia designa a los 300 guerreros que acompañaban al monarca israelita en sus campañas. Comenzaron en los locales de alterne del sur de Chile y ya han llegado al carnaval de Río de Janeiro y al célebre «barrio rojo» de Amsterdam. El año pasado abrieron un templo en uno de los suburbios más conflictivos de la localidad chilena de Concepción. No podían haber elegido un lugar más idóneo: previamente había sido un prostíbulo y estaba rodeado de burdeles. Sus feligreses más asiduos: prostitutas, travestis y «clientes». «Dos veces por semana, cuando el barrio está en plena "actividad", a medianoche, los "valientes" salen a las calles a cantar canciones religiosas y a repartir folletos», asegura el pastor Carlos Adams, impulsor de la iniciativa. «La clientela ha disminuido», reconoce afligida Emilia de Saldaña, regente de uno de los locales más concurridos de Concepción. Los «Valientes» tampoco descuidan la labor social: tres veces por semana buscan a mendigos por las calles y se los llevan a su templo para darles de comer.
   
Aprender la Biblia con crucigramas
Se llama sor Lucía, es monja dominica argentina y reside en España. Una pregunta rondaba desde hacía tiempo en su cabeza: ¿cómo hacer más ameno el aprendizaje de la Biblia y el catecismo para los jóvenes? E ideó «un método fácil y divertido» para ello: libros de crucigramas y sopas de letras sobre los sacramentos, la doctrina y citas de la Sagrada Escritura. «El Evangelio en crucigramas» (Edibesa) cosechó un éxito notable. «Cuando Juan Pablo II recibió un ejemplar, me invitó a continuar en esa línea», rememora ufana. Ahora, su propuesta ha llegado a Iberoamérica, en donde incluso los protestantes se valen de sus crucigramas para estudiar la Biblia.
   
Desde las vallas publicitarias
Si alguna vez tiene usted la ocasión de ir conduciendo su automóvil por una autopista de Detroit y, de pronto, se encuentra una gran valla publicitaria con el mensaje «La vida es corta. La eternidad, no», no se sobresalte: está ante la nueva campaña publicitaria que han emprendido las monjas dominicas de Estados Unidos. Preocupadas ante la carestía de vocaciones, las religiosas se han lanzado al mundo de la publicidad y del internet. Y es que, en EE UU, de las 179.954 monjas que había en 1965, se ha pasado a menos de la mitad en el año 2000: exactamente 78.094. «Si nuestro fundador, santo Domingo de Guzmán, viviese hoy, cómo llegaría a la gente? Yo creo que tendría una página web». Así piensa la hermana Carleen Maly, directora vocacional de las hermanas dominicas de EE UU.

«¿Quieres que tus hijos oigan hablar de Jesús no sólo después de un estornudo? Llévalos a misa cada domingo», propone una de las campañas de la Fundación Kolbe. Esta iniciativa de unos publicistas católicos españoles (www.fundkolbe.org) ofrece publicidad gratuita para evangelizar. «Y es que, si el Evangelio es el anuncio de la Buena Nueva, nada mejor que la publicidad para evangelizar», defiende su impulsor, el publicista catalán Paco Segarra.
   
Al ritmo de pop, rock y rap
Usar la música para alabar a Dios es tan antiguo o más que los Salmos del rey David. Pero que esta música sea pop, rock o rap puede sorprender a muchos. No al padre Jony, que acaba de sacar su último disco de rock cristiano; ni a don José, otro «cura rockero»; ni tampoco a Fray Richard, el «fraile rapero». ¿Irreverente? «No, sólo un deseo de acercar a Dios a los más jóvenes sin perder un ápice de autenticidad cristiana», defienden.

Nota: Publicado en La Razón el pasado  30 noviembre.










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