La sonrisa de María. María del Amor Rasero Zárraga

La sonrisa hecha mujer, la mujer de la eterna sonrisa. La de la sonrisa sedente, la que te muestra las manos sin más. Ella, simplemente Ella. Sin importar cómo vista, sin importar sus enseres. Está sólo Ella, y Sevilla se postra a sus pies, con la misma devoción que antaño.

Ante Ella vuelven, como si les llamara, les atrajera, les hipnotizara por completo a través del corazón y los sentidos. Allí, allí los veréis, guardando cola y repitiendo si es menester, para besarla, para sentirla, para enamorarse de su sonrisa.

La sonrisa del rostro de Dios, reflejado en sus ojos. Porque veo en los rostros de éstos sus hijos la felicidad del reencuentro; el llanto de pureza en los enfermos que le suplican y encuentran en Ella la fuerza; el consuelo de los que sufren, en sus manos, que las toman con la certeza de que calmarán su dolor si un Ave María agarrados a ellas les rezan.

Se abrazan a Ella, emocionados, y encuentran la paz. La miran y hallan consuelo. La sienten y sienten a Dios saltando alegremente sobre su pecho. La besan… ¿qué sienten cuando la besan? ¿Qué alma no se rompe al levantar la mirada tras ese beso de amor? Hay tanto amor en esos besos, tantas palabras, tantos recuerdos y oraciones…Años y años de una vida que se aprende a vivir junto a Ella.

“La sonrisa de María,

la que te llena de esperanza,

la sonrisa del pasado que te envuelve del presente.

Es sonrisa de la alegría,

también de la añoranza,

la sonrisa de la Reina sedente.”

El amor, toda Ella es amor. Es alegría, es esperanza, es pasado que construyeron nuestros abuelos, por ese amor desmedido que ahora es nuestra herencia. ¿Enseñaréis a vuestros hijos ese amor? El amor, ese amor que Dios promulgaba en su palabra. Ese, ese mismo Dios, por su gracia Divina la hizo arte y devoción mariana, y la dejó aquí, con nosotros, ¡para amarla como Reina de Reyes y  Patrona de Sevilla!

A la Virgen de los Reyes.

A Vicenta.

Foto: Fco. Javier Montiel.