Arte Sacro
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Gracias Ignacio. Francisco Santiago


 Desde la cornisa alta que a veces tenemos a nuestra disposición los que, de una u otra forma, estamos inmersos en el mundo de las cofradías, hemos hecho un seguimiento humano al Pregonero de la Semana Santa 2006.

El que suscribe no puede presumir de amistad con Ignacio Jiménez Sánchez Dalp, pero si me considero un buen fisonomista. Y mi instinto no me engaño en ese sentido, el que dentro de la Iglesia es de los más “humanos”, también nos dio una lección de lo más humana en el atril del Teatro de la Maestranza.

Sánchez-Dalp pregonó lo que muchos medios venimos contándoles desde hace ya años, que “la vida no es una semana”, como también recitaron en cercanos entornos pregoniles. Ignacio la ha rebautizado en nueve días, aunque posiblemente el futuro nos depare un nuevo aumento en la nómina de días de la que pueda ser “Quincena de Pasión”.

El pregonero habló con conocimiento de causa, poetizó la Esperanza Nuestra , sermoneó a los fariseos y comerciantes y nos acercó a los “costaleros de un Cristo Vivo”. Muchos dicen que no se debe decir que fue “un pregón sevillano” porque normalmente es el término empleado para definir a los que no llegan con sus palabras al pueblo. ¡Qué incongruencia!

Por supuesto que fue un pregón sevillano; además de un sevillano para los Sevillanos y para todo aquél que siente y se resiente en esta, nuestra ciudad que, aparte de Sevilla, también conocemos como Híspalis.

Amigo Ignacio, permíteme que te tutee en esta primera y única ocasión en que lo haré, pero tengo la necesidad de sentirme cercano a ti; agradecerte de corazón esa hora y media superada que nos regalaste y que yo, aunque en diferido, la reviví en la noche del Domingo de Pasión tras una intensa jornada visitando a Madre y su Hijo, en uno de esos días que tenemos el privilegio de poder estar más cerca de ellos, besar sus manos y piés en gesto de pleitesía, cortesía y devoción intensa.

Gracias Ignacio por interpretar este monólogo tan frecuente hoy en día, pero no desde la perspectiva habitual del “aguijón”, sino desde la ternura de ese “Pelícano del Amor” que tan bien has expresado, versado y, reitero de nuevo, interpretado.

Dentro del mundo de la literatura cofradiera, tenemos un nuevo “Fernando Alonso”, que en sólo hora y cuarenta minutos, recorrió todas las devociones penitenciales de la Ciudad , desde Bellavista al Pasque Alcosa, desde la Macarena al Polígono Sur, batiendo todos los records posibles, rebasando todas las metas volantes impuestas por los “sabios conocidos por imperativo legal”. Tenemos un equipo que juega en la Champions , un equipo formado por un pregonero, un cofrade y un párroco, cual Trinidad, tres en uno y con trio, igualmente, en sus apellido compuesto: Jiménez Sánchez-Dalp.

Gracias Ignacio. 

Foto: Francisco Santiago









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