Miles de personas despiden a José Méndez
Arte Sacro. En el mediodía del 17 de abril, miles de personas despidieron al que fuera durante dieciocho años (1978-1996) Arzobispo de Granada, José Méndez Asensio. Además de los feligreses de la Diócesis , muchos sacerdotes y seglares de otras Diócesis se han acercado a la celebración de las exequias.
Granada despide a José Méndez
Poco antes de iniciarse la Eucaristía , los sacerdotes, obispos, y arzobispos que asistían al funeral han acompañado en procesión al féretro que ha quedado instalado enfrente del altar, mirando hacia el pueblo.
Los fieles ya ocupaban la totalidad de los bancos de la Catedral antes del inicio. Prácticamente todos los sacerdotes de la Diócesis de Granada han asistido a la celebración, cuyos cantos y moniciones han sido llevados por los seminaristas y diáconos.
La Eucaristía ha sido presidida por Javier Martínez y concelebrada por los sacerdotes, el Cabildo Catedralicio, obispos, arzobispos y dos cardenales: Carlos Amigo, cardenal arzobispo de Servilla; Antonio Cañizares, cardenal arzobispo de Toledo; Fernando Sebastián, arzobispo de Pamplona; Antonio Montero, arzobispo emérito de Mérida-Badajoz; Antonio Dorado, obispo de Málaga; D. Ignacio Noguer, obispo de Huelva; Antonio Ceballos, obispo de Cádiz; Juan García-Santacruz, obispo de Guadix; Adolfo González, obispo de Almería; Ramón del Hoyo, obispo de Jaén; D. Rosendo Álvarez, obispo emérito de Almería; y Javier Azagra, obispo emérito de Cartagena.
De las autoridades civiles y militares, acudieron el Alcalde de Granada, José Torres Hurtado; la Delegada del Gobierno de la Junta de Andalucía, Teresa Jiménez; el Subdelegado del Gobierno, Antonio Cruz; y el Teniente General Jefe del Madoc, Manuel Bretón.
Durante la homilía, Javier ha subrayado cómo las cualidades que se destacaban de D. José, por los testimonios que le habían llegado, son: “una bondad extrema, absolutamente extraordinaria, una sencillez muy grande, una cercanía a todas las personas, una caridad enorme”. Y pidió: “dar gracias por el Misterio Pascual de Cristo, dar gracias por un sucesor de los Apóstoles, dar gracias por un hombre de Dios a quien hemos tenido el privilegio de tener cerca”.
Una vez concluida la Eucaristía se ha procedido a dar sepultura a D. José en la Capilla de la Virgen de las Angustias de la Catedral. Hasta la misma fueron llevados sus restos en procesión.
A continuación reproducimos algunas declaraciones sobre la persona de José Méndez:
“Por todos es conocida la figura de D. José, del Padre Méndez, como le llamabais cariñosamente. Un hombre infinitamente bondadoso, muy de Dios, de mucha oración, y de gran amabilidad. Siempre fue muy querido y respetado entre nosotros, los obispos, por su espíritu de piedad. Su intimidad y su cordialidad, que sin duda Dios le inspiraba, encontraba siempre recursos para convencer y para resolver las dificultades con las que se encontraba. Era verdaderamente un hombre de Dios.
Yo he estado más encomendándome a él que rezando por él. En los años que trabajé con él aprendí mucho y he conservado siempre un recuerdo muy agradecido y lleno de afecto”.
Fernando Sebastián, Arzobispo de Pamplona.
“Un hombre que destacaba por la gran bondad y sencillez con la que trataba y acogía a las personas. Con un espíritu en el que se entreveía una profunda religiosidad”.
Mons. Javier Azagra Labiano, Obispo emérito de Cartagena
“De D. José hay dos virtudes que sobresalen sobre todas las demás: fue un sacerdote de una profunda espiritualidad y esto se notaba en sus intervenciones. Y en segundo lugar tenía un profundo amor por los sacerdotes. Todo esto lo revestía de una gran modestia. Coincidí con él durante algunos años que trabajamos juntos, siendo los dos Arzobispos de Andalucía, y en la CEE , donde durante muchos años nos sentábamos juntos. El recuerdo que tengo es el de una persona tan amable, tan cordial, tan sencilla… y con ciertas pizcas de humor.”
Carlos Amigo, Cardenal Arzobispo de Sevilla
“Un sacerdote muy querido en su Iglesia de origen, Almería, de donde salió para ser obispo de Tarazona. La ciudad reconoció siempre en D. José Méndez un hombre de gran calidad y un gran corazón, de una enorme proyección social. Tanto que se le ha dedicado un centro de enseñanza y una avenida importante de Almería por parte de las propias autoridades de la ciudad. Esto indica cómo caló el tiempo que estuvo como sacerdote en Almería antes de ser llamado al episcopado.
Adolfo González Montes, Obispo de Almería
“He tenido para con él un cariño entrañable. Nos conocimos antes de ser obispos cuando éramos los dos delegados del clero. Era un gran amante de los sacerdotes, un hombre de oración, contemplativo y lleno de bondad”
Mons. Antonio Ceballos Atienza, Obispo de Cádiz
“Hombre extraordinariamente bueno, de discreción profunda. Yo diría que un santo; es un hombre canonizable por su bondad, por su inteligencia. Tenía un don de palabra privilegiado, de una sensibilidad exquisita, de un gusto por la belleza extraordinario y una humildad extrema, profunda. Yo creo que estará gozando de Dios. Para la Iglesia ha sido una bendición. La Catedral estaba a rebosar de granadinos, almerienses y personas de otros sitios. Era muy conocido y querido en todas partes. Conoció a muchos curas y les hizo un gran bien. Gozaba de la confianza de todos ellos. Y ésta ha sido su vida, una vida ilustre que merece la pena recordar con cariño. Recordar como un hombre santo que nos indica cómo una persona que se deja llevar por Dios resulta de una talla tan extraordinaria como la que tuvo el Padre Méndez”.
Antonio Dorado, Obispo de Málaga
“Era un hombre elegido de Dios. Decíamos siempre: “Méndez, todo caridad y todo sonrisa”. Un día le gasté una broma: “Comete un día un pecado venial para que yo sepa que no eres impecable”
Fue claramente un hombre de Dios. Jamás aspiró a ningún cargo. Tomó el episcopado como un acercamiento a la cruz del Señor; la tuvo un poquito. Mandar no le gusta a nadie, y a algunos les disgusta. A él le disgustaba, y entonces llevó el episcopado como una cruz. Pero él todas las cosas las hizo sonriendo.
Era un hombre de Dios, un hombre de Iglesia; para mí es un ejemplo de santidad.
Antonio Montero, Arzobispo emérito de Mérida – Badajoz
“Lo que he visto siempre en él ha sido su sencillez y su mirada acogedora. El mirar comprensivamente, el acoger a la persona de tal manera que creaba un ambiente de familiaridad y de intimidad. Siempre repetía que lo que más le importaba era la paz y la alegría que había que tener por ser cristianos, por estar consagrados a Cristo, y por llevar la misión de Cristo”
Sebastián Sánchez Maldonado. Deán del Cabildo Catedralicio