Detalles pequeños en una ciudad grande: Plaza de Santa Marta. Reyes Pro Jiménez
Comenzamos una serie de artículos sobre “Detalles pequeños en una ciudad grande”, que estará dedicada a esos detalles que pueden parecer “pequeños” y que vemos situados en calles, casas, monumentos… de Sevilla, pero que son grandes; como lo es la Ciudad, porque evocan nuestra Historia y son parte de nuestra cultura y personalidad como tal Ciudad: placas, cerámicas, inscripciones, imágenes, rincones…detalles en los que no nos fijamos al andar por Sevilla o que simplemente casi no se conocen. Y lo que no se conoce no se aprecia y menos se defiende.
Plaza de Santa Marta, foto: Reyes Pro
Tenía pensado comenzar por una de esas placas conmemorativas que tanto abundan en esta ciudad aunque algunas están olvidadas, pero la actualidad se ha cruzado, actualidad marcada de forma desgraciada en esta ocasión por la barbarie.
Uno de esos rincones poco conocidos de Sevilla está muy cerca de la tan transitada (sobre todo por grupos turísticos) Plaza de la Virgen de los Reyes y el principio de la calle Mateos Gago (con concurridos bares y largas filas de veladores). Si nos fijamos en ese punto junto al convento de la Encarnación arranca lo que parece ser un estrecho callejón o pequeña calle, y que en realidad es un adarve o barreduela, o sea una calle sin salida cuyo final hoy conocemos como la Plaza de Santa Marta.
Esta calle o adarve fue en el pasado mucho más larga pero se acortó por varias demoliciones de edificios, realizadas para agrandar la plaza hoy llamada de la Virgen de los Reyes, sobre todo a fines del siglo XVIII y comienzos del XX.
Entrada al adarve de Santa Marta y la plaza. foto: Reyes Pro
En el citado Convento de la Encarnación se conservan algunos restos de un “hospital” del siglo XIV, sobre todo su iglesia y posiblemente la propia plaza de Santa Marta. Así, el nombre le viene a la misma del antiguo “hospital” de Santa Marta que allí se encontraba. Este “hospital” fue uno de los muchos hospitales gremiales que abundaron en Sevilla hasta el siglo XVI, que no eran establecimientos sanitarios similares a los actuales pues su función era acoger y socorrer más que curar a las personas.
Este “hospital” fue fundado en 1385 por el arcediano de Écija, Fernán Martínez, conocido por impulsar la persecución de los judíos de Sevilla en 1391. Para establecer el hospital se usaron casas que ya eran propiedad del Arcediano y otras que adquirió al Cabildo de la Catedral que habían sido una antigua mezquita llamada de los Osos. El hospital se extinguió a fines del XVI por la reducción de estos establecimientos ordenada por el Arzobispo Rodrigo de Castro y en 1810 lo que quedaba de la mezquita y del hospital se usó para alojar en vida conventual a las religiosas agustinas de la Encarnación, que habían sido expulsadas por los invasores franceses de su convento de la plaza del mismo nombre.
La pequeña, escondida y encantadora placita de Santa Marta tiene (según se dice) los naranjos más altos de Sevilla que crecen buscando el sol, y en su centro un crucero, una cruz sobre un sencillo pedestal, que data del siglo XVI.
La bibliografía que trata del tema atribuye el diseño de este crucero al arquitecto Hernán Ruiz II, el autor del remate de nuestra Giralda, y la talla a Diego de Alcaraz, quien realizaría en 1564 una imagen del Crucificado y una de la Piedad situándolas en cada cara de la cruz del crucero.
Se dice también en la bibliografía que este crucero procede del Hospital de San Lázaro. De este hospital se tiene documentación desde 1322, pero es anterior, puede ser el más antiguo de la ciudad de Sevilla siendo fundado por Alfonso X el Sabio en la segunda mitad del siglo XIII, con el objetivo de evitar la propagación de la lepra y albergar a enfermos de la misma.
Hoy en el antiguo edificio del hospital (que se situó en lo que es la actual Glorieta de San Lázaro), vemos dos épocas de construcción: una de fines del siglo XV y comienzos del XVI (iglesia, patio, etc.) y otra de la segunda mitad del siglo XVI en fachada y otras dependencias, obras que se atribuyen a Hernán Ruiz II y a las que podría pertenecer este crucero, que desde comienzos del siglo XX se encuentra en la plaza de Santa Marta.
En esta placita vivieron personajes ilustres de la ciudad como el Venerable Padre Fernando de Contreras en el siglo XVI, el Arcediano de Carmona Mateo Vázquez de Leca que murió en la peste de 1649 (no hay que confundirlo con el sacerdote de igual nombre que vivió en el siglo XVI) y el canónigo José Torres Padilla, quien fue Director espiritual de Santa Ángela de la Cruz y cofundador de las Hermanas de la Cruz.
La plaza de Santa Marta tiene gran relación con la Literatura pues según una leyenda en esta plaza estaba el convento del que Don Juan Tenorio raptó a Doña Inés. Pero aquí solo existe un convento desde 1810, por lo que difícilmente la plaza de Santa Marta es un escenario adecuado a la leyenda del Tenorio, leyenda que la literatura romántica localizó en el siglo de Oro. Por otro lado la plaza inspiró a poetas como Barrios Masero, Felipe Cortines y Romero Murube.
Durante años fue mercado dominical de coleccionismo filatélico y numismático: todas las mañanas de domingo se montaba un mercado de sellos y monedas, además de vitolas de puros y algunos relojes, esto se hizo aproximadamente entre 1930 y 1980 cuando el mercado dominical de coleccionismo se trasladó a la plaza del Cabildo.
Plaza de Santa Marta, después de la noche del 21 de octubre.
Foto: Emergencias Sevilla
Todo esto es poco conocido y merecería serlo. La historia de Sevilla es tan amplia que debería estudiarse como asignatura en los colegios, institutos y universidades de Sevilla, y (muy importante) debería divulgarse su conocimiento a toda la ciudadanía. Quizás así la incultura y la barbarie tendrían menos cabida en nuestra sociedad y nuestra Ciudad. Lo que no se conoce no se aprecia y lo que no se aprecia no se defiende.
Reyes Pro Jiménez
Historiadora y bibliotecaria