El cardenal Cañizares afirmó en Guadalupe que “¡nos pueden injuriar a nosotros, pero jamás a la Virgen ni a Jesucristo!”
Arte Sacro. El arzobispo de Toledo, cardenal Antonio Cañizares, presidió el pasado sábado, 24 de marzo la celebración de la Misa en Guadalupe y la apertura de la Puerta Santa del Año Jubilar, durante el que se conmemorará el primer Centenario de la proclamación de la Virgen de Guadalupe como patrona de Extremadura.
Junto a unos 15.000 peregrinos llegados a Guadalupe para esta celebración, estuvieron presentes los obispos de las diócesis extremeñas (obispos titular y emérito de Mérida-Badajoz, Mons. Santiago García Aracil y Mons. Antonio Montero, respectivamente; obispo de Plasencia, monseñor Amadeo Rodríguez; y administrador apostólico de Coria-Cáceres, Ceferino Martín); el guardián del Convento franciscano de Guadalupe, el provincial y otros miembros de la comunidad; y entre las autoridades civiles, destacaba el presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra.
“¡Que no nos toque nadie a la Madre de Dios, nuestra Madre! ¡Nos pueden injuriar a nosotros, pero jamás, jamás, a la Virgen y a su Hijo Jesucristo, nuestro Señor! Son lo más santo. Cuando esto ocurre, además se degrada el hombre, se rompe la convivencia, se nos humilla”, dijo el cardenal durante su homilía, recordando las fotografías blasfemas “expuestas en tierras extremeñas”.
"Las fotos blasfemas no representan a Extremadura"
El cardenal Cañizares dijo que “eso tan rechazable y grave, no representa a Extremadura”, porque los extremeños son “nobles, amantes como pocos de María Santísima”, pues la Virgen es “lo más grande” no sólo para los extremeños, sino para todos los españoles, porque toda España es “tierra de María”.
“Su proyecto, a menudo, está oculto bajo el terreno opaco de las vicisitudes humanas, en las que triunfan, por un tiempo, los soberbios, los poderosos y los que acumulan riquezas; pero su proyecto tiene la última palabra y muestra quiénes son sus predilectos, para los que será la victoria y su elevación: los que le temen, los humildes, su siervo Israel, María, su fiel esclava”, añadió.
El arzobispo de Toledo recordó que “María nos muestra que es en el creer donde podemos encontrar la felicidad definitiva; creer, creer en Dios vivo y verdadero manifestado en Jesucristo”.
“Si acudimos a la Virgen, invocada por todos los extremeños, por los pueblos de España y de América, seguros y con la certeza de su solicitud amorosa y llena de piedad, es porque en Ella hemos palpado el amor que no falla, no lo olvidemos, es porque Ella se pliega por completo a la voluntad de Dios, que entera y eternamente está por el hombre”, afirmó.
Según el prelado “donde más hizo por los hombres y los amó sin medida, es ahí, en abrirse por completo a la decisión de Dios, en dejar a Dios ser Dios, en someterse a su juicio”.“A quienes les resulta difícil creer en Dios, les digo y repito: "Dios es amor". Necesitamos acercarnos a Ella, y aprender en la escuela de María”, exhortó.
Finalmente, el cardenal Cañizares presentó a la Virgen “a tu querida y noble Extremadura”, pidiéndole que escuche sus súplicas y atienda a sus necesidades “como atendiste a los novios que no tienen vino para que Jesús adelante en medio de ellos y para ellos su hora suprema, la hora de su amor hasta el extremo y sin límites”.
“Sobre todo, Virgen María, Madre de Guadalupe, patrona de Extremadura, ayúdales a creer para que todo extremeño encuentre la gran felicidad por la que Tú misma has sido proclamada dichosa: la felicidad de la fe. Es lo mejor que puedo desear para las buenas y nobles gentes de Extremadura que tanto quiero y admiro, a las que tanto la Iglesia debe: porque fueron ellas las que llevaron a América el Evangelio, la fe, la esperanza, el asombro y la grandeza de ser hombres”, concluyó.