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Restauraciones para una exposición. Luis Sánchez-Moliní. Diario de Sevilla.


La Fundación Focus presenta siete obras pertenecientes a la Archidiócesis de Sevilla que han sido remozadas para la muestra 'De Herrera a Velázquez'. 

Como calentamiento previo para la que será una de las grandes exposiciones de los últimos tiempos, De Velázquez a Herrera. El primer naturalismo en Sevilla (del próximo día 29 al 28 de febrero), la Fundación Focus-Abengoa presentó ayer siete cuadros pertenecientes a la Archidiócesis hispalense que se han restaurado con motivo de la muestra.

Como ya se dijo en su día, De Herrera a Velázquez no se ha limitado a ser una mera recopilación de obras de mayor o menor entidad, sino que ha desarrollado toda una labor de investigación y restauración que permanecerá una vez las obras vuelvan a su lugar de origen. Buena prueba de ello son estos lienzos: San Pedro Penitente, Bodegón con cocinera, San Cristóbal, La liberación de San Pedro, San Jerónimo con Santa Paula y Santa Eustaquia, Desposorios Místicos de Santa Catalina y El martirio de San Pedro. 

Comenzando por el último, ayer quedó claro lo que hace un mes dijo Alfonso Pérez Sánchez (comisario de la muestra junto a Benito Navarrete): "Es una de las grandes y mejores sorpresas del evento". No en vano, esta copia caravaggiesca del siglo XVII se encontró en muy mal estado en un almacén de la iglesia de San Alberto y, después de ser sometido a un proceso integral de restauración, luce en todo su esplendor. Tal como señala Benito Navarrete "es una obra clave para la exposición, ya que tuvo que ser una de las primeras copias de Caravaggio que vino a Sevilla", por lo que debió influir en Velázquez y en los pintores de la ciudad de principios del XVII para la superación del manierismo y el giro hacia el naturalismo. 

El envés de la moneda de la exposición –la influencia de la pintura flamenca– se ilustra perfectamente con otro de los cuadros que se presentaron: Bodegón con cocinera, un anónimo de finales del XVI procedente de la Galería del Prelado del Palacio Arzobispal. Después de ser sometido al proceso de restauración, los investigadores se han llevado la sorpresa de la aparición de un nuevo personaje masculino en actitud amorosa que le da un giro radical a su interpretación. De creer que era un cuadro piadoso de mensaje cristiano, se ha pasado a estimar ahora que estamos ante una escena galante. Pero lo más interesante es que en el lienzo se ve algo que luego aprovechó Velázquez en algunas obras como La mulata: una escena o paisaje secundario que le da sentido a la obra. 

También interesante es el recién remozado San Cristóbal que se ubica en la Parroquia de Gelves y que fue realizado por un discípulo directo de Caravaggio: Horacio Borgianni. Este cuadro, según Benito Navarrete, "estaba en Sevilla desde 1630, y tuvo que deslumbrar a los pintores locales por el nuevo tratamiento de la volumetría, la rotundidad de la figura, pero, especialmente, por el nuevo tratamiento detallista de los rasgos faciales, algo que obviaba un estilo tan retórico como el manierismo". Además, la Fundación Focus-Abengoa ha restaurado el "magnífico" marco barroco de estilo español –de talla de madera dorada–, recuperándose fragmentos perdidos. 

Del lienzo San Jerónimo con Santa Paula y Santa Eustaquia, de Francisco Herrera el Viejo y que procede del Refrectorio del Convento de Santa Paula, el comisario hizo hincapié en el estudio psicológico de los personajes, lo que ya lo adentra en los nuevos preceptos naturalistas. Y es que el autor, pese a que se formó en el ambiente tardomanierista, "desarrolló a partir de 1620 un estilo personal, lleno de vida, de pincelada enérgica y visión realista que le acerca a los postulados del naciente naturalismo", según los organizadores. 

Nada desdeñables son también los cuadros La liberación de San Pedro, obra de Juan Roelas procedente de la Iglesia Parroquial de San Pedro; Desposorios místicos de Santa Catalina, de Bartolomeo Cavarozzi, pintor de educación manierista que "adoptó posteriormente una interpretación personal del arte caravaggiesco", y un San Pedro Penitente atribuido a un joven Velázquez que pertenece a la Hermandad de los Panaderos. 

En el acto de presentación de la muestra estuvieron presentes la directora de la Fundación Anabel Morillo; el director del Patrimonio Artístico de la Diócesis, el padre García Gutiérrez; Benito Navarrete y el coordinador de los restauradores, Enrique Guitérrez Carrasquilla.









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