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Opinión. Distintas "varas" de medir en El Cachorro. Francisco Santiago.


 El domingo, mientras esperaba para ver la salida de los Titulares de la Corporación del Cachorro, pude apreciar el ya tan habitual choque de poder que produce el que te den un "mando" sin tener conocimiento de causa o simplemente por falta de preparación (al menos eso creo o pienso yo).

Los Hermanos del Cachorro procedían a entrar por la puerta parroquial de Santa Ana que da a la calle Pureza. Allí un "hermano" se encargaba de pedir la papeleta de sitio "a algunos", mientras que a otros con decir soy tal o cual bastaba para entrar (distintos raseros).

Yo mismo vi como se emplearon distintas mediciones en la entrada, por ejemplo, a la hora de indicar quién y quien no podían entrar en Santa Ana. Pero lo más grave fue cuando llego a la puerta un señor mayor: "Buenas tardes, soy Aurelio y voy a participar en el cortejo", "¿Tiene usted su papeleta? (le indicaba el del rasero)", "se me ha olvidado", "Pues lo siento, no puede pasar". Mientras esta conversación ocurría en ese instante salían de la parroquia personas totalmente ajenas a la Corporación que habían entrado sin problemas.

Aurelio se quedó pasmado y cortado, indefenso, muy triste. Entonces llego un hermano que le conocía y al que Aurelio pidió ayuda... "¿Que no conoce a Aurelio?, el nazareno nº 1 de la Hermandad del Cachorro?, por Dios..." Sale ya un miembro de la Hermandad con "más cargo" que se da cuenta del error y pide perdón a Aurelio y lo deja entrar.

Pero en el fondo del tema estamos en lo de siempre, las distintas varas de medir, las distintas formas de actuar, el dar mando a quien no tiene que tenerlo ni siquiera para pedir un papel en una puerta.

Se puede jugar a los pasitos, se pueden hacer traslados, se pueden hacer miles de cosas a nivel particular o a nivel popular,  pero no se puede jugar con los sentimientos y, les aseguro, que ayer no solo se jugó con los sentimientos de Aurelio, hubo otras personas que sintieron en sus propias carnes el sentirse inferiores por el "Don" de un portero: "Tú sí, tú no", como en las discotecas, pero en esta ocasión era la Real Parroquia de Santa Ana.

Foto: Francisco Santiago










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