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Opinión. Una mala dinámica. El Diputado de Cruces.


 Quizás, por ocurrir durante el verano, ha pasado algo desapercibido cierto asunto  polémico que atañe al Consejo General y su órgano informativo, el Boletín de las Cofradías.

Verán, resulta que en el número del mes de julio, uno de los redactores del mismo escribió un artículo de opinión sobre la procesión extraordinaria de la Esperanza de Triana con motivo del aniversario de la coronación de la imagen. En dicho artículo, se recogía (a mi modo de ver, de manera muy respetuosa) la opinión generalizada de la mayoría de los cofrades sevillanos acerca que aquella procesión fue una exageración. De acuerdo que a todos nos gustó que la Esperanza estuviera en la calle, pero algunos momentos de aquella jornada se hicieron interminables (en el mal sentido del término). A pesar de las recomendaciones de los cuerpos de seguridad (no se olvide que el domingo era jornada electoral, con todo lo que ello debiera significar en un estado democrático), había alguien (o “álguienes”) empeñado en que el paso entrara bien avanzada la mañana. Y lo consiguió. Después, sorprendentemente, gran parte de la prensa especializada se ha dedicado a elogiar tal desmesura, cuando si hubiera ocurrido lo mismo con casi (escribo casi) cualquier otra imagen, los mismos escritores de tales elogios habrían dedicado páginas y páginas a criticar las salidas extraordinarias y a calificarlas de “jugar a los pasitos”.

Todo lo dicho anteriormente es, al fin y al cabo, opinable. Y eso se hizo en el Boletín, opinar. Bueno, pues, por lo visto, esa opinión no gustó en algún sector de la hermandad y se elevó una protesta al Consejo. Supongo que desde la Junta Superior del mismo se ordenó una rectificación y ésta apareció como nota editorial en el número de agosto. Confusa, no yendo directamente al tema e intentando justificarse con otro asunto, mal redactada, mal editada (¿se perdió alguna palabra en la edición?), intentando decir lo que se pretendía sin decirlo, sin nombrar a nadie y sin, por supuesto, conseguir nada. Es evidente que la persona encargada de escribir esa nota tuvo que tragarse un sapo de cuidado. Y es que cuando las cosas se hacen mal…. Mal el que eleva la protesta por no respetar la libertad de expresión. Mal el que agacha la cabeza y ordena la rectificación. Y mal el que acepta escribir dicha rectificación antes de irse por dignidad.

Ya sé que alguno me va a decir que el Boletín de las Cofradías es el órgano informativo del Consejo General, financiado por los presupuestos de éste, cuyos fondos proceden de…. ¡Sí, eso es! Ya estamos otra vez con las carteras de los que ustedes ya saben. Para decirlo con toda claridad, hay algunos dirigentes cofrades y afines que piensan que, como el Boletín lo pagan ellos (bueno, en realidad lo pagan todas las hermandades, pero para ellos sólo cuentan ellos), entonces debe estar a su servicio. Son los mismos que se creen en poder de la verdad absoluta sobre la Semana Santa, depositarios de un secreto de siglos, con el deber de protegernos a todos los demás (incluso, si hace falta, de nosotros mismos o de nuestra propia opinión, si ésta no se adapta a la ortodoxia que ellos dicen representar), los que se creen con capacidad suficiente para decidir quién puede hacer estación de penitencia en la Catedral y quién no, los que enarbolan la bandera de la tradición (manipulada según sus ideas) para aislar y humillar a la hermandad de la Resurrección, los que…, en fin, para qué seguir.

Yo creo que el Boletín debe ser (por su prestigio, cincuenta años ya) algo más que una simple hoja informativa de actos, cultos y estrenos, junto a unas páginas (labor impagable) de historia. El actual equipo de redacción ha conseguido llevar a la publicación, con su esfuerzo, saber y bien hacer, a unas cotas de calidad inimaginables. Y sería bueno que pudieran disfrutar de la independencia que estos cofrades no quieren dar a las hermandades. Pero no, se ha entrado en una dinámica muy negativa. Ya son dos polémicas este año. Primero, el informe sobre el número de componentes de los cortejos penitenciales, informe que el mundo cofrade en general estaba pidiendo a voces y que ha sacado a la luz, con los lógicos errores, todos cuantitativamente muy pequeños, las realidades que todos sospechábamos. Y, ¿quiénes protestaron? Los mismos de siempre, aduciendo que no habían sido avisados. Avisados, ¿para qué? ¿Qué hubiera cambiado? ¿O es que, de haberlo sabido, se “hubieran arreglado ciertas cosas”? Y ahora, un ataque a la libertad de expresión, es decir, un intento de censura, más propio de tiempos que, afortunadamente, ya han pasado y que parece que algunos quisieran seguir viviendo.

El director y los redactores del Boletín están todos en el punto de mira. Supongo que en los próximos meses se irán produciendo, poco a poco, sus “dimisiones”, con las habituales razones de mucho trabajo, de ocupaciones familiares o de lo que sea. Y será una pena. Todos habremos perdido, pero, en particular, se habrá roto un poquito más el corazoncito sentimental de la Semana Santa de Sevilla, donde, entre otras muchas cosas,  está instalado el Boletín de las Cofradías.

diputadocruces@yahoo.es

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