Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp, pregonero de la Semana Santa de 2006. M. J. Carmona. ABC
El sacerdote Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp fue designado ayer pregonero de la Semana Santa de 2006. A sus 32 años se ha convertido en uno de los pregoneros más jóvenes de la historia de la Semana Santa de la capital. Apenas una hora después de conocer la noticia reconocía estar sorprendido y nervioso.
-¿Esperaba ser pregonero de la Semana Santa de Sevilla?
-De verdad que estoy muy sorprendido. No me lo esperaba para nada. Es verdad que he predicado en muchas hermandades, como lo han hecho otros incontables sacerdotes que, seguramente, darían el pregón con más dignidad que yo.
-¿No tiene entonces preparado ni un par de folios para hablarle a Sevilla el próximo Domingo de Pasión?
-No tengo preparado nada. Me lo han propuesto hace una hora y de verdad que no tengo escrito, por si acaso algún día llegaba este momento, ni un párrafo. Lo que sí es cierto es que pregones he escuchado muchos y muy buenos y que soy cofrade, pero jamás pensé que un día me tocaría a mí pregonar la Semana Santa de Sevilla.
-Entonces aún no sabe si en su pregón habrá más poesía que prosa o al revés.
-Pues la verdad es que no. Lo que si puedo decir es que en mi vida no he escrito poesía.
-¿Tiene previsto nombrar a todas las hermandades?
-Pues ni siquiera eso he pensado todavía.
-¿Cuáles son sus devociones?
-Soy de las hermandades del Amor, El Valle y la Quinta Angustia y El Amor, pero además soy muy macareno. Eso me viene de familia.
-¿Qué le han dicho ellos cuando lo han sabido?
-Están todos contentísimos.
-Y usted ¿está satisfecho?
-Yo con lo que estoy verdaderamente satisfecho es con ser lo que soy: cura de pueblo. A mí, entre comillas, me sobra con ser sacerdote.
-¿Y nervioso?
-Eso sí. Aún soy muy joven. Tengo 32 años y de sacerdote sólo llevo seis.
-Aun así dicen de usted que es el cura de moda.
-Eso he oído pero que lo digan no me hace ninguna gracia porque hay curas que valen más que yo, que llevan años matándose por sus pueblos y que verdaderamente se hubieran merecido más que yo pregonar la Semana Santa de Sevilla.
-Dicen que ser pregonero en Sevilla es de mucha responsabilidad.
-Sin duda, pero para mí dar el pregón va a ser un servicio más de los que presto como sacerdote, aunque quizás por le hecho de ser cura la responsabilidad sea doble o triple. Así se lo he transmitido al cardenal.
«Un pregón es un canto al Evangelio y a la caridad en las hermandades»
El pregonero de la Semana Santa de 2006 es el párroco de Santa María de la Asunción de Alcalá del Río. Nació en la calle Jesús del Gran Poder y se crió en Huerta del Rey. Precisamente el sacristán de Portaceli era quien le facilitaba lo necesario para que pudiera jugar a decir misa en el pequeño altar que montó en su casa cuando tenía seis años. Biznieto del primer marqués de Aracena, no reniega de su condición de cofrade, reconoce que tiene facilidad de palabra y que sabe decir lo que los amantes de la Semana Santa quieren oír. Sin embargo, en marzo de este año decía a ABC que lo suyo no es dar pregones. Para él un pregón es «un canto al Evangelio, a la caridad vivida dentro de las hermandades y a la adhesión firme a la Iglesia». Sabe que a partir de ahora le «lloverán los consejos» y está dispuesto a «escucharlos con cariño y a agradecerlos con el corazón». No obstante advierte: «Mi primer consejero está en el Sagrario». Hoy tiene previsto predicar en el Septenario de Montesión.
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