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Domund 2005. Domund de la Eucaristía. Mons. José Sánchez González, Obispo de Sigüenza-Guadalajara.


octubre de 2005

Queridos diocesanos:

En este domingo 23 de octubre de 2005 se celebra en la Iglesia la Jornada Mundial de las Misiones, el DOMUND. Es un día especialmente dedicado a la sensibilización de todos los cristianos en el compromiso y en la actividad misionera de toda la Iglesia, como algo esencial a la misma, por expreso deseo del Señor. “Id al mundo entero- nos dice. Anunciad el Evangelio a toda criatura...". En esta misión que el Señor nos encomienda está incluida también la de llevar con el Evangelio el Pan de la Eucaristía, con todo lo que ello significa. “Haced esto en conmemoración mía” – nos dice también el Señor al instituir la Eucaristía.

En este mes de octubre de 2005, Año de la Eucaristía, que termina precisamente en este día del DOMUD con la clausura de la XI Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre el mismo tema, es lógico que el lema del Domund haga referecia a la Eucaristía.

“Misión: Pan partido para el mundo” es el lema del DOMUND de este año. Efectivamente, la Misión es la proclamación del Jesucristo muerto y resucitado, misterio que celebramos en la Eucaristía y que se presenta como pan partido y sangre derramada del Señor para la salvación del mundo. Cada vez que celebramos la Eucaristía, el mismo Señor, Pan de Vida, se nos da en alimento. Por la Misión llevamos, por la Palabra, por el Sacramento y por las obras del amor cristiano, el Pan de Vida para quienes se convierten y se adhieren por la fe al Señor.

No hay Eucaristía sin Misión, pues el pan que compartimos es al mismo tiempo para nuestro alimento y para ser repartido. La Misión nace de la Eucaristía por ser ésta proclamación de la Muerte y Resurrección del Señor hasta que venga y por su condición de mesa puesta en la que todos tienen un lugar y los más pequeños el preferente; banquete al que todos están invitados y que hay que ir a buscar por las calles y plazas y por los caminos del mundo; pan que el mismo Señor nos parte y nos encarga repartir, pan que nunca se acaba.

La noble tarea de llevar el Pan de la Vida a los hombres y mujeres en el mundo entero recae, sobre todo, en los misioneros y misioneras repartidos por todos los continentes. Ellos no sólo reparten el pan de la Palabra de Vida y el Pan de la Eucaristía, sino que sus propias personas y sus vidas son pan entregado generosamente en el servicio misionero.

Aunque no todos hayamos recibido la vocación privilegiada de ejercer este ministerio del misionero o de la misionera en las fronteras entre el mundo de los que creemos en Jesucristo y los que aún no lo conocen, la misión es tarea de todos los cristianos. Todos hemos recibido el mandato del Señor: “Id por todo el mundo…” Y todos recibimos la misma misión por el envío en la despedida al terminar la celebración del Eucaristía,

A nosotros nos corresponde mantener vivo el espíritu misionero en cada uno y en nuestras parroquias y comunidades, como una cualidad esencial de la vida cristiana y de la Iglesia a la que pertenecemos. Nos corresponde ayudar a los misioneros y misioneras que se desplazan a tierras de misión y están más directamente implicados. Les ayudamos con nuestras oraciones, con nuestros sacrificios y con nuestra generosa aportación económica en este día del DOMUND y durante todo el año.

Además de que cumplimos con el mandato del Señor de ser misioneros de una u otra forma, cada vez que ayudamos a un misionero o misionera o a cualquiera de las incontables obras de la Misiones, estamos contribuyendo, aunque sea muy modestamente, a corregir las escandalosas diferencias en el desarrollo, en el bienestar, en la promoción cultural, en el respeto a la dignidad de las personas y de sus más elementales derechos y a paliar, en parte, tanto sufrimiento.

Sobre todo, estamos contribuyendo a que otros descubran a Jesucristo y, adhiriéndose al Él por la fe, se alimenten del verdadero Pan del Cielo, único capaz de llenar el corazón humano, y ellos también se comprometan a repartir el mismo Pan a los demás.

Os saluda y bendice vuestro Obispo


Mons. José Sánchez González,
Obispo de Sigüenza-Guadalajara










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