X años de Arte Sacro. Tal y como hace diez años. Moisés Ruz

Quién diría que pasa el tiempo… Que hace una década se reabrían las puertas de la olvidada San Román cuando aún permanece bajo llaves el alma de Santa Catalina… Que hace diez años la Señora y Patrona de Sevilla, la Amantísima Virgen de los Reyes, pisaba el asfalto de la ciudad para conmemorar el centenario de su coronación canónica… Hace dos lustros comenzaba el largo proceso de beatificación de Madre María de la Purísima que se refrendó entre vítores en un Estadio Olímpico repleto de Esperanza.

Pues sí, han pasado diez años y no hemos cambiado tanto. Un década de multitud de coronaciones y excesivas extraordinarias y, sobre todo, de un periodo que acumula en su culmen años lastimosos entre Semanas Santas de agua enrabietada.

Sí. Nuevos ciclos en muchísimas cofradías. Bandas que ya no están y otras que llegaron. Hermandades que pisaron por vez primera la Carrera Oficial y allá, al final de una longeva travesía, reluciente, vigoroso, siempre quedará Arte Sacro.

La madre y maestra de tantas web/portales/blog que persiguieron la estela de un halo de ilusiones que llegaron para quedarse en Sevilla. Y es que es así. La marca Arte Sacro es algo más que un medio de comunicación, es alegría. Es esa espera eternizada que día a día se consume entre teclas y ratones buscando en la agenda de artesacro.org cuando será el besamanos de tu Virgen, o el traslado del paso a tu iglesia.

Y no vamos a descubrir a los Paco Santiago, Pepelu, Dano, Alberto, Joaquín, Edu, Montiel y compañía. Son diez años señores. Una década prodigiosa con sones de melancolía porque es la cuna de muchos que un día soñamos con formar parte de este impagable gremio. De tantos que rozamos nuestras primeras verborreas al calor de su origen. Son el pulso de la ciudad que todo el año espera una misma semana. Porque sí, de Arte Sacro somos todos.

Vuestro trabajo nunca, jamás, llegará a ser gratificado con monedas, premios, ni cuadros. Pero en diez años habéis logrado lo que otros nunca hicieron en siglos, sentir el alma de cada ciudadano cuando suenan esos tambores de guerra o perfilan las últimas rosas de pitiminí de un palio fotografiado hasta en su último escorzo posible. Sois algo más que la referencia diaria de todos los cofrades. Vosotros, sí vosotros, marcáis el ritmo del corazón de Sevilla.

Felicidades.

Foto: Francisco Santiago