Arte Sacro
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El Cartel de la Semana Santa. Ignació Cortés.


 Para la elección del tema o concepto del cartel me ceñí a mis recuerdos de infancia, a mis principios, al entorno donde nací, concretamente en la calle Sor Ángela de la Cruz , por donde pasa de vuelta la Hermandad de la Amargura , así como muchas otras cofradías de nuestra Semana Santa. Los recuerdos de estos primeros momentos de percepción determinaron la elección del tema a pintar. El entorno de mi barrio por donde correteaba de niño, y más tarde cuando de novios, junto con la que es ahora mi mujer, acompañábamos hasta su iglesia al Palio de la Amargura.

Sin duda podría haber elegido otros temas, como el Cristo de la Buena Muerte , La Macarena o la Quinta Angustia , hermandades que tanto quiero, pero me centré en la idea que quería plasmar, que no es otra que el “dolor sostenido”, esto es “la Amargura”. Ese dolor interno de nuestra Madre y ese San Juan que le ofrece el consuelo y la compasión. Porque siempre me ha enternecido la falta de ocnsuelo en este mundo y la ausencia de apoyo al prójimo en sus tristezas. 

 Elegí dicha composición y quise ver, en la figura de San Juan Evangelista, a mi querido padre, José María Cortés, médico, humano donde los haya, para el que al escuchar al  enfermo y brindarle todo el consuelo era algo esencial, porque veía en cada paciente a un Cristo vivo. Y en la figura de María Santísima quise ver a la bendita madre de cada uno de nosotros, en mi caso el recuerdo de mi querida Ana, mi madre del alma, que lo daba todo a cambio de nada. Por eso he querido que la representación de Nuestra Señora esté de espaldas, para que cada uno que la contemple pueda idear en su dolorido rostro el de su propia madre.

La elección del paso de la Amargura viene dada porque ciertos aspectos estructurales me parecen magistrales, como esa belleza controlada, esa elegancia ese concepto de totalidad que desprenden la universalidad de sus formas, el tratamiento de las partes y del todo, del todo y de las partes. El orden y la armonía al sevillano modo se recogen, vuelvo a insistir, de una manera excepcional.

En el cartel la lectura del espacio pictórico se detecta en la composición por medio de una diagonal predominante y otra lectura radial desde la Corona siguiendo los pliegues del manto, que va abriéndose en su caída y en su perspectiva, llegando al texto anunciador.

La representación de las dos imágenes en la composición suscita cierto movimiento, el movimiento del paso. Está realizado en la técnica de temple a la cola sobre papel schöeller. Se lleva a cabo con un dibujo de mancha representando el contenido y no el continente de las formas, para intentar sumergirme en la esencia o el germen atrapado en dichas formas, con el simple encuentro de la expresividad que supone.

He intentado impregnarlo de un mundo personal de fantasías, entre aromas, sentimientos, y cierta sensibilidad táctil. Me he dejado llevar el pincel entre ensoñaciones, señas, vivencias, reflejos, lluvia de velos de incienso, veladuras y transparencias. Todo ello con la nostalgia del recuerdo del pasado.

Nuestros padres se nos van, como se aleja el paso de la Amargura. Pero el cartel de Ignacio Cortés quedará ahí siempre, en la sede del Consejo. Contempladlo como si fueseis ese Preste que cierra la procesión, y va rezando tras el manto de la Amargura.

Fotos: Francisco Santiago









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