Opinión. El que tenga oídos para oir que oiga. Luis M. Fernández
Se puede decir más fuerte, pero no más claro. Quizás se pueda decir mejor, aunque parece difícil. Ahora, a los cofrades nos toca escuchar, aprender y aplicar. Seguro que muchos empezaremos con los tópicos, que si la poesía ha sido mejor o peor, que si la prosa ha sido más o menos floreada, que si ha sido una homilía o no. Nos quedaremos en los detalles, en la anécdota, en lo intrascendente, en que si ha sido muy expresivo y lo ha recitado de memoria, en que si el Himno de Andalucía ha sonado raro, en que si el aplauso ha sido muy largo, en…. Pero, ¿y lo que ha dicho?
¿He escuchado mal o el Pregón de la Semana Santa de Sevilla ha empezado por la Resurrección? ¿He escuchado mal o el pregonero ha dicho que la Semana Santa de Sevilla tiene nueve días y ha destacado la doble dificultad que conlleva el camino que están recorriendo las Hermandades de Vísperas para cumplir con su labor, que es la de todas, evangelizar? ¿He escuchado mal o el padre Ignacio ha gritado bien fuerte que los curas y las hermandades se necesitan, que no se comprende a las unas sin los otros y que no se entiende tampoco que los unos no apoyen a las otras? ¿He escuchado mal o el cofrade Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp, además de reprender cariñosamente a los capiroteros y pedirles que no hagan de nuestras hermandades sociedades recreativas donde basta con pagar la cuota mensual y asistir al acto corporativo anual, ha resaltado que también son hermanos nuestros porque así los hemos recibido y que debemos ser consecuentes con ello? ¿He escuchado mal o desde el atril del Teatro de la Maestranza se ha nombrado al Polígono Sur y a aquellos que hacen su estación de penitencia diaria entre penalidades y pobreza? En fin, ¿he escuchado mal o se ha dicho que la Semana Santa es por igual para los que creen y para los que dudan, para los conformistas y para los incrédulos?
Repito que ahora se volverá a discutir sobre la forma, sobre qué debe ser un pregón y qué no lo es o se empezará a comparar con pregones pasados, más o menos míticos y a las bocas se llenarán con los nombre de aquellos que podrían haber sido el pregonero de este año. Pero al lado de todo eso, yo prefiero no olvidar el fondo de lo que tuvimos la suerte de escuchar ayer. Un joven sacerdote cofrade le ha dicho a sus hermanos cofrades y, a través de ellos, a toda Sevilla lo que muchos esperábamos que se dijera en los principios del siglo XXI. Muchas gracias, Don Ignacio.
Foto: M. A. Osuna
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