Provincia. Estepa coronó a su Virgen churretera, la Virgen de los Remedios
Manuel Pinto Montero. Estepa vivió un día extraordinario que quedará en los anales de su historia mariana y en la memoria de todos los que acompañaron a la Virgen de los Remedios en el día de su Coronación Canónica. La gran devoción, varias veces centenaria, del pueblo de Estepa por la Santísima Virgen de los Remedios hizo que se cumpliera, en la jornada mariana del 3 de mayo, el anhelo de sus hermanos, y de todo el pueblo de Estepa, de ver coronada a la Virgen churretera en el día de su Festividad.
La noticia de la Coronación de la Virgen de los Remedios llenó de gozo al pueblo de Estepa el pasado 13 de enero de 2024. Un año y medio de espera donde la Virgen ha sido la protagonista de todos los actos previos al día tan esperado. Han sido meses de preparativos y emociones, de actos y cultos, de nervios para que todo estuviese listo en la mañana del 3 de mayo. El amanecer de ese grandioso día fue distinto y en el ambiente de las calles de notaba, mujeres preparando sus mantillas, vecinos dando el último retoque a su balcón, calles que amanecieron engalanados y una Plaza del Carmen que aguardaba a la mejor de las Madres.
Pasaban unos minutos de las diez de la mañana cuando la Iglesia de los Remedios abría sus puertas y se iniciaba un solemne traslado hasta el lugar de la celebración. Numerosas mujeres antecedían a las andas de la Virgen de los Remedios. En el cortejo, portada por hermanas, se podían contemplar, en unas andas, las coronas que se les impondrían sobre las sienes de la Santísima Virgen y su Divino Hijo. De gozo y emoción estalló el pueblo de Estepa cuando la Virgen de los Remedios atravesó el dintel del Templo y se asomó a su plaza que la recibió con júbilo como lo hace durante el domingo de Octava.
Atrás dejaba su barrio buscando la Plaza del Carmen mientras se rezaba el Santo Rosario. En la calle Candilejos esperaba, a las puertas del Templo de la Asunción, la Patrona de la Villa, Nuestra Señora de la Asunción. Dos grandes devociones estepeñas unidas en un día de marcado carácter mariano. La Virgen continuó hasta la Plaza en el corazón de Estepa donde llegó pasada las once de la mañana.
La Virgen de los Remedios fue entronizada en el magnífico altar levantado a las puertas del Ayuntamiento. Para su Coronación la Santísima Virgen procesionó en sus andas sobre la magnífica peana barroca de madera dorada, aunque sin su templete para mayor visibilidad y comodidad. Las andas, al igual que el altar, fue exornada con flores de tonos rosáceos.
El arzobispo de Sevilla, como está siendo habitual, saludó a todos los vecinos reunidos en la Plaza y subió hasta las plantas de la Santísima Virgen momentos antes de iniciar la celebración. Pasaban unos minutos de las doce del mediodía cuando se iniciaba la celebración Eucarística en una bella Plaza del Carmen repleta de vecinos y devotos que no quisieron perderse este histórico momento.
Su Coro, el Coro de la Hermandad de los Remedios, puso la música en este Pontifical donde la Hermandad quiso mantener su sello en las celebraciones llenando de sentimientos este bello rincón estepeño.
Tras la Homilía llegaba el momento tan esperado por los churreteros. El Señor Arzobispo de Sevilla, don José Ángel Saiz Meneses, recibía de manos del Párroco, don Manuel Ávalos, en primer lugar la corona del Niño, del Divino churretero, que la recibía entre aplausos de los vecinos. Después, cuando el reloj marcaba a las 12,43 horas, imponía sobre las sienes de Nuestra Señora de los Remedios la hermosa corona que todo un pueblo anhelaba. Con vítores, aplausos y cohetes en el cielo de Estepa se anunciaba que la Virgen de los Remedios, la Virgen churretera, la Virgen bendita, había sido coronada para mayor gloria de todo un pueblo que la tiene como Madre y Protectora.
Nuestra Señora de los Remedios Coronada es una obra anónima datada entre los siglos XVI y XVII, aunque ha sufrido numerosas intervenciones a los largo de los siglos. El Santísimo Niño de la Virgen es del siglo XVIII. La corona, con la que ha sido coronada canónicamente, es una antigua presea, de gran valía artística, datada en el año 1760, realizada en plata sobredorada y que ha sido restaurada en el taller de Jesús Domínguez.
La Hermandad fue esquivando poco a poco la temida lluvia que podía aparecer, cambiando incluso el horario de traslado y celebración para evitarla, pero al finalizar la Eucaristía el cielo no pudo aguantar más y una leve llovizna hizo acto de presencia. Los hermanos cubrieron rápidamente la bendita imagen antes de iniciar el traslado previsto a la cercana Iglesia del Carmen donde aguardaría la Virgen de los Remedios su triunfal regreso al Barrio Nuevo. Esas gotas de lluvia serían las lágrimas de tantos y tantos churreteros y devotos que en el cielo no aguantaron la emoción de ver coronada su Virgen bendita.
En apenas diez minutos la Virgen de los Remedios atravesó la Plaza del Carmen buscando la Iglesia hermana del Carmen entre cantos de su Coro y de todo el pueblo de Estepa que se unió. Lágrimas, emociones y sentimientos que se desbordaron en una jornada que aún le quedaba por vivir muy bellos momentos.
Nuestra señora de los Remedios Coronada esperó en el Templo del Carmen la llegada de una radiante tarde. Pero el cielo seguía con esas leves lágrimas de sentimientos. Un poco más de dos horas estuvo el pueblo de Estepa esperando a que las puertas del Carmen se abrieran para iniciar la Triunfal procesión de la Virgen de los Remedios. A las puertas del Carmen su pueblo la esperó, como sabe hacerlo en la Octava, con rezos por sevillanas y plegarias.
Pasaban unos minutos de las ocho de la tarde cuando la campana del Carmen anunciaba que la Virgen saldría a la calle, que quería regresar a su Barrio y estar con sus vecinos en este día. Abrió el cortejo la Agrupación Musical de Paz y Caridad de la localidad siguiendo la calle de Santa Ana abajo. Todas las Hermandades de Estepa junto a los Hermanos mayores componían el cortejo, uniéndose la Hermandad de los Remedios de Fregenal de la Sierra.
A las ocho y media la Virgen de los Remedios Coronada abandonaba el Templo del Carmen entre repiques de campana y el estallido de cohetes. Plegarias y oraciones la recibieron frente al Templo antes de que la Banda del Carmen de Salteras iniciara su acompañamiento musical en estas primeras horas del recorrido. Rostros de alegría y emoción, de lágrimas y sentimientos al paso de la Santísima Virgen que ahora si procesionaba bajo su hermoso templete y exornado con gran variedad de flores que perfumaban sus andas y las calles por las que transitaba.
En la Plaza Poley la recibieron con cánticos por sevillanas mientras la campana de la Ermita de Santa Ana la llamaba. Con una magnífica traca de cohetes era recibida en la casa de su Madre, de Santa Ana, cuando ya la luna era testigo de este momento. Con gran maestría subieron sus costaleros las calles Parra y Cruz con su larga cuesta que hace que sus costaleros realicen un gran esfuerzo, aunque poco les importaba a ellos llevando sobre sus hombros a la Madre de Dios.
Al final de la calle Puente, justo al entrar en la calle Santa Ángela de la Cruz, los hermanos de los Remedios de Fregenal de la Sierra la despidieron. El cortejo, desde la Ermita de Santa Ana, era ya encabezado por la Agrupación Musical Dulce Nombre de Jesús también de la localidad estepeña.
Junto al Convento de las Hermanas de la Cruz la Virgen de los Remedios volvió su mirada a las Hermanas que con fe le cantaron antes de continuar buscando la Parroquia de San Sebastián por Antonio Álvarez y José Luis Cabezas. A las once y media de la noche llegaba a las puertas de San Sebastián donde la Banda del Carmen de Salteras y la Agrupación del Dulce Nombre la despedían. En el interior del Templo las Hermandades que la habían acompañado la esperaban para rezar la Salve de despedida.
Pero sin duda el momento más emotivo en este lugar fue cuando la Virgen de los Remedios se encontró con Jesús Nazareno que la esperaba a los pies del Altar Mayor. Dos grandes devociones estepeñas unidas bajo las centenarias bóvedas de San Sebastián. Tras unos minutos la Virgen de los Remedios continuó su triunfal regreso abandonando el Templo de San Sebastián buscando la Plaza Vieja.
Desde este punto la acompañó, en su regreso a casa, la Asociación Musical Banda de Música de Estepa. La Santísima Virgen de los Remedios bajó la calle Saladillo buscando la calle Humilladero que se encontraba engalanada antes de llegar a la Plaza del Llanete sobre la una y media de la madrugada. La Virgen de los Remedios llegaba a su casa, a su barrio, y poco ya importaba la hora.
Una engalanada calle Toril la esperó impaciente mientras que la Plaza de los Remedios quería de nuevo contemplarla dejando atrás la calle Cencerrón o Alcoba, lugares donde la Virgen no suele procesionar durante la Octava. Llegó hasta las puertas de su Templo, pero no para descansar en su interior, aún quedaban emociones que vivir por las calles emblemáticas de su Barrio churretero.
La contempló de madrugada la calle Gilena mientras la Ermita de San Marcos le esperaba. La Virgen subió la calle Risco para visitar a sus vecinos, les devolvía la visita de a diario estos vecinos le hacen. Bajaba sola la estreché de la calle San Marcos cuando Estepa se concentraba a la calle Roya, aquella que la mira de frente todos los días. Esta calle le esperó engalanada y con salves, plegarias y sevillanas como sabe hacerlo cada año.
Poco a poco las emociones de todo el día llegaban a su fin y la Virgen de los Remedios regresaba a casa tras diez horas de triunfal procesión. Sobre las seis y veinte de la mañana la Virgen de los Remedios descansaba en su Templo donde espera a sus hijos desde tiempo inmemorial, en aquella antigua Ermita de Vera Cruz donde se fundó a Hermandad en el siglo XVIII.
La Hermandad cerraba así uno de los días más grande de toda su Historia. Su barrio Nuevo, su Barrio churretero ha cumplido el anhelo tantas veces soñado y que ahora lo proclama fervorosamente: “Viva Nuestra Señora de los Remedios Coronada, bendita Tú, Madre mía”.
TRASLADO A LA PLAZA DEL CARMEN
SOLEMNE PONTIFICAL DE CORONACIÓN CANÓNICA
TRASLADO A LA IGLESIA DEL CARMEN
TRIUNFAL PROCESIÓN DE GLORIA
Fotos: Manuel Pinto Montero.