Costaleros del Sol en el Hospital Infantil. José Pérez Bernal

El pasado Viernes de Dolores costaleros de la Hermandad del Sol visitaron el Hospital Infantil. El éxito ha sido tan rotundo que están dispuestos a repetir la visita todos los años.

Fui testigo de lo que disfrutaron los niños, sus padres, los sanitarios, los maestros de las Escuelas del Hospital y, para mi sorpresa, los mismos costaleros.

Sabíamos que iba a ser una experiencia original e inolvidable para los niños ingresados y para los padres, pero muy fuerte para los costaleros.  En los días previos los capataces me comentaron su preocupación porque, sensatamente, temían a la visita. Muchos se ofrecieron voluntarios, pero decidimos que el grupo debía ser reducido.  

24 hombres, al mando sus capataces José Manuel Palomo, Alfredo García y Manolo Sides, comenzaron la visita por la Escuela del Hospital Infantil. Enseñaron a los niños a  tocar el llamador y  a hacer el costal. Respondieron preguntas, dieron mil explicaciones, incluso los organizaron por  ”trabajaderas”  e hicieron “levantás”.   ¡Lo que disfrutó Christian, ya trasplantado de riñón haciendo y poniéndose el costal, todo ello sin quitarse la  mascarilla! 

Fue muy emocionante la visita a la Sala de Diálisis, donde tres niñas estaban limpiando su sangre “atadas”, cada una, a un riñón artificial, como hacen tres días a la semana.  María,  de solo cuatro años,  estaba muy decaída y con la cabeza tapada,  pero con la visita de los  costaleros “resucitó”. Cada vez que tocaba el martillo su risa invadía la Sala. La madre insistió en que se fotografiaran con ella y María puso “cara de foto”, una foto que aun está pinchada en el corcho de esa Sala, donde todos saben que la Esperanza, en forma de trasplante, existe. Costó trabajo, pero los costaleros lograron que Yolanda, una adolescente muy consciente de su problema, sonriera.  

Las invitaron a la Hermandad y les hablaron de Carlitos, el niño trasplantado de riñón que  en El Sol es una institución, tanto que ha fundido el Cirio de los Donantes este año en el paso del Cristo. Es un valiente. Pasó por todo eso y la vida le ha cambiado tanto, que  ha sido capaz de salir de monaguillo este Sábado Santo delante de la Virgen del Sol.

Cuando tres meses después de la visita informé al capataz de que el trasplante de  Yolanda, con el riñón que le donó su madre, fue un éxito……   les aseguro que la voz firme de Palomo se quebró con la emoción.

Fue inolvidable la hora que echaron los costaleros en Oncología Pediátrica, la zona del Hospital donde  la lucha y la alegría siempre van de la mano.  Precisamente Ana, la Maestra, había  trabajado con los niños muchas manualidades relacionadas con la Semana Santa. Los pasos en miniatura eran geniales, así como las procesiones con dibujos y pegatinas de los  murales que ocupaban los pasillos. Algunos niños ya conocían el mundo del costal y disfrutaron, sobre todo uno, cuyo padre  allí presente, es costalero en un pueblo de Sevilla. Mientras los sueros con la quimioterapia seguían cayendo, los niños jugaron a ser costaleros y soñaron que estaban debajo de un paso, olvidando la realidad por unos minutos que les regalaron unos Hermanos del Sol ejemplares.

Una vez más,  los costaleros de la Hermandad del Sol dieron un contenido solidario a su trabajo. En esta ocasión derramaron  su pasión y sus sentimientos en un Hospital Infantil para hacer  soñar a los niños enfermos, transformando sus miedos en alegría y el sufrimiento en Esperanza. Muchos padres disfrutaron del regalo de un “rayo de Sol” que los iluminó, un Viernes de Dolores, en la penumbra de su angustia.

“Dar para recibir” es el mensaje de los cirios que, desde hace 6 años, acompañan en sus pasos a las imágenes de la Hermandad del Sol. Los costaleros afirman que recibieron más que dieron…... y doy fe de ello. Gracias, Hermanos Costaleros.

Nota: Extraido del Boletón de Otoño de la Hermandad del Sol.