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"Me quedé compuesta y sin novio". Diario de Sevilla


Muchos habrán leído el Quijote en el finalizado año de su cuarto centenario, pero muy pocos con las motivaciones de esta insólita lectora. "Me puse a leer la famosa primera página, En un lugar de la Mancha, para abstraerme. Cuando me agarré a los tensores del libro, supe que no salíamos. Justo debajo del libro estaban las ruedas de la carroza y los tornillos que las pincharon".

El particular homenaje de Iluminada Simón (Barcelona, 1980) a los fastos quijotescos es digno de figurar como apéndice en el capítulo titulado Del extraño modo con que fue encantado don Quijote de la Mancha, con otros famosos sucesos. Es la autora de la carroza perseguida por una especie de estigma. Todo empezó hace unos cuantos años, cuando estaba pintando la persiana del bar de un amigo en San José de la Rinconada y alguien le propuso trabajar en la Cabalgata de esa localidad. Todo siguió cuando todas las tardes cogía sus acuarelas y se sentaba en el porche de una casa de El Rincón de la Victoria (Málaga) a dibujar un boceto para la carroza del Quijote, la misma que el año anterior no salió por no estar acabada.

Fue una de las ganadoras del concurso. Y no imaginaba que el mismo día que vio "colgados los premiados" en el Ateneo, su presidente, Enrique Barrero, le propuso ir en el cortejo. Fue así como Iluminada se convirtió en Dulcinea. El mismo día de la Cabalgata, su madre, Mari Carmen Amador, extremeña de Talavera la Real, la vistió para la ocasión. Por eso, cuando don Quijote no pudo desfacer sus propios entuertos, lo primero que le dijo la joven diseñadora a su madre fue: "Me quedé compuesta y sin novio". Fue una reedición de las bodas de Camacho, aquellas que nunca se celebraron. "Fue como quedarme plantada en el altar". Debió recordar entonces aquel día en el que su madre le hizo una quemadura a su traje de comunión cuando lo planchaba y tuvo que buscar un remiendo en una mercería a la par que le disimuló un trasquilón hecho en un arrebato de deserción sacramental.

"Cuando vi salir a Baltasar sabía que don Quijote se quedaba allí. Juan Ortega, un hombre espléndido, el director de la Cabalgata, nos dijo que la policía nos abriría camino para incorporarnos en la glorieta de Marineros Voluntarios". No hubo forma. Intentó contener las lágrimas "para que las niñas no hicieran un drama, pero cuando veo a mi madre siempre lloro".

Está leyendo Historia de España para escépticos y se propone leer el Quijote para encontrar precedentes de este episodio. "Lo que más me impresionó es ver a don Quijote, el periodista José Luis Losa, haciendo de tripas corazón, allí solito y abandonado e intentando consolar a todo el mundo".

Más Aldonza que Dulcinea, con los pies en el suelo y las manos al cielo, Iluminada no pudo salir a la calle como sí hicieron sus otras criaturas: el barco Vikingo, los muñecos de la ONCE y los tres tronos reales, que diseñó al alimón con Mayka Ballesteros. "Como Sevilla se ha quedado sin Quijote, la carroza podría salir un día y repartir en vez de caramelos separapáginas o cosas así. Es una pena que ahora se quede metido en un plástico. Es como abandonar una mascota".

Mas info en: www.diariodesevilla.com

 










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