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Juan Manuel Labrador dibujó con su verso "La sonrisa de la gloria" en la cara de la Pastora de Triana


Mariano Ruesga Osuna. En una Real Parroquia de Señora Santa Ana desbordada de público, tuvo lugar el pasado viernes 11 de septiembre el Pregón del CL aniversario de los primeros cultos de la Divina Pastora de Triana, imagen que ya presidía el altar mayor del templo de cara a su función principal de instituto, si bien antes tenía que escuchar todo lo que tenía que decirle su pregonero, el periodista y cofrade pastoreño Juan Manuel Labrador Jiménez.

Entremezclando décimas, romances, cuartetos, versos alejandrinos y endecasílabos, Labrador hizo un recorrido por este siglo y medio de devoción trianera a la Divina Pastora. Memorable el arranque de su disertación, resumiendo en diez décimas el origen de este amor pastoreño en Triana, para luego hablar de Fray Isidoro de Sevilla, quien en 1703 tuvo la feliz "ocurrencia" de esta advocación mariana, dando paso al fervor que germinó en el viejo arrabal de la mano del padre Miguel Mijares.


Sin caer en ningún momento en una conferencia o charla al uso, hizo el pregonero un recorrido histórico aportando datos y fechas, articulando todo ello a través de un dominio poético que domina con maestría, ensalzando el dulce nombre de la Divina Pastora, soñando con sus rimas perfectas y carente de ripios aquella procesión fluvial de 1964 cuando fue proclamada Patrona del Deporte, o evocando la última reorganización, acaecida hace veinticinco años, rindiendo homenaje a los hermanos mayores que han ocupado el cargo desde entonces, pues gracias a ellos y a sus juntas de gobierno se le puede seguir diciendo a la Virgen que "Triana te espera", momento álgido del pregón.


Tampoco faltaron versos para el Divino Pastorcito, para Sor Ángela o para el belén que cada año protagoniza en Santa Ana la Pastora, siendo memorable el recuerdo a la procesión extraordinaria de 2008 con motivo de presidir el Pregón de las Glorias, relatando todo aquello en un larguísimo romance con versos de arte mayor, todo un auténtico prodigio literario. Juan Manuel Labrador, incluso, llegó a cantar al final de su pregón la letra de una plegaria muy sentida en la hermandad: "Cómo recuerdo la primera vez que entré en Santa Ana y la miré", poniendo fin a su discurso, precisamente, con esos recuerdos que nunca mueren.
El último verso del pregón, "La sonrisa de la gloria", sirve de título para la magnífica edición del libro, realizada por Lignum Libris Ediciones. La presentación del pregonero estuvo a cargo de la también periodista Irene Gallardo, que puso mucho sentimiento igualmente en sus palabras. Al órgano se interpreraron las marchas "Estrella Sublime" y "Pasan los campanilleros". 


Entre los asistentes, además de la propia hermana mayor, María Dolores Ritoré, con toda su junta, cabe destacar la presencia del vicario parroquial de Santa Ana, Manuel de Azcárate, del vicepresidente del Consejo, Manuel Nieto, de la vicepresidenta del Mercantil, Ángela Balbuena, de los hermanos mayores de la Esperanza de Triana, Alfonso de Julios, de San Gonzalo, José Fernández, del Divino Perdón, José Luis Rubio, de los Javieres, Maruja Vilches, del Carmen de Santa Catalina, Manuel Guijarro, así como el alcalde de los Negritos, Felipe Guerra.

Memorable pregón, digno de ser recordado y releído en el magnífico libro editado para saborear los sublimes versos de un poeta trianero y pastoreño que es Juanma Labrador.

Fotos: Mariano Ruesga Osuna.










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