Opinión. Y dale con la Resurrección… Alfredo Móratela López.

Cuando va a aprender la hermandad de la Resurrección que así no se hacen las cosas:

Ni cuando han estado 35 años callados, aguantando el lugar que actualmente tienen, que, por querer incorporar a la Semana Santa de Sevilla, el paso alegórico de la Sagrada Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo le impusieron, sin ningún mal gesto, sin ningún comentario, esperando que algún día alguien, en un momento dado pensara que no era justa esta situación, que no era humana, que no era ni siquiera cristiana.

Ni cuando se lo solicitaron al Consejo de Hermandades y Cofradías anterior, porque según estos, hacían declaraciones en la prensa, porque después de 35 años sin ver ni siquiera un solo gesto, se atrevieron a decir: “Queremos ser como las demás Hermandades de Penitencia” cuando veían que hermandades que se habían fundado mucho después que ella les adelantaban por la derecha, y se incorporaban a la Semana Santa, porque de ellos nadie tenía pena, porque la pena , la misericordia debe ser la misma para todos independientemente del habito que vista cada Hermandad. Porque se dirigieron a Palacio acogiéndose a Sagrado, para pedir; que barbaridad, entrar en la Catedral pasada medianoche y celebrar allí la Vigilia Pascual, nada menos con el paso alegórico de la Sagrada Resurreccion de Nuestro Señor Jesucristo. Porque provocaron que el Consejo amenazara con dimitir si se lo permitían.

Ni ahora, que está este nuevo Consejo,  callados, sin decir nada, siguen  viendo cómo van a entrar más Hermandades en su día, el Sábado Santo, (que en Roma la Vigilia Pascual se celebra a las 6 de la tarde del Sábado Santo) se atreven a solicitar, discretamente, en secreto, casi como si estuvieran cometiendo un delito, la incorporación a dicho día, en base, a que el Sr. Cardenal, ha dicho públicamente que pueden hacerlo, que pueden entrar, que son la Resurreccion. Que lastima que la hermandad de la Resurrección no le de lastima a nadie…..

Creo que son torpes en esa hermandad que deben darse cuenta de una vez que lo pidan como lo pidan, simplemente... nadie les quiere.

Foto: Juan Alberto García Acevedo.