Arte Sacro
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Mis Saetas de este año. Rezaré cantando por los niños con cancer. José Antonio Rodríguez Sabín.


 En el día de ayer, tuvo lugar en la Unidad de Oncología del Hospital Virgen del Rocío uno de los actos más emocionantes que, como saetero, he vivido durante esta Cuaresma. A las 11.30, el Hermano Mayor de la Borriquita hacía entrega a un grupo de niños con cáncer de un paso en miniatura de la citada hermandad, un pasito para cada uno; sus edades oscilaban entre los 3 y los 9 años. Sin palabras... cómo disfrutaron los chavales montando las figuras en el paso; a uno, se le caía la palmera y no había manera de ponerla en pie... menos mal que el Zaqueo del "paso grande" (como decían algunos) no corre peligro... bueno, ya no corre peligro ni de quedarse enganchado el pobre enanito en las catenarias... ejem...

Tras la entrega del paso, mi saeta, que para eso me invitaron. Llevaba varios días pensando qué cantar... una saeta al Gran Poder, a la Macarena, a una virgen cualquiera... y en el último momento, decidí saltarme los tópicos y canté un Padrenuestro... Se hizo el silencio y cerré los ojos; menos mal que lo hice porque cuando terminé de cantar y los abrí de nuevo, vi las caras de aquellos chiquillos y las de sus padres empapadas en lágrimas... de nuevo sin palabras... Sonó un aplauso que me llegó al corazón y se acercaron a mi varios padres para darme las gracias. "Gracias a ustedes por invitarme", respondía yo a cada agradecimiento. Hasta uno de los niños, cuando terminé de cantar, empezó a hacer con la boca "porrom, pom pom" porque decía que después de la saeta venía la música.

He vivido muchos actos durante la Cuaresma de este año; he cantado en varios actos en Jesús Despojado, en varias exaltaciones... pero este año, mi recuerdo imborrable se queda en ese pabellón del Virgen del Rocio. Para esos niños y sus padres que no van a poder disfrutar de nuestra Semana Santa VAN DEDICADAS TODAS MIS SAETAS DE ESTE AÑO, desde el Domingo de Ramos hasta el de Resurrección, niños a los que entre todos les hicimos llegar hasta el hospital la ilusión de todo un año, entre ellos el maestro Curro Romero y su señora, que también estuvieron presentes mostrando su apoyo.

Cada una de las miradas de esos niños las llevaré clavadas en mi corazón durante toda la Semana Santa y durante toda mi vida; es difícil de olvidar un momento como el que viví ayer y además, tampoco quiero olvidarlo.

Ayer, el Señor de la Sagrada Entrada en Jerusalém no decía eso de "dejad que los niños se acerquen a mi". Más bien, parecía haberse bajado de la Borriquita para irse al hospital, diciendo "dejadme que me acerque a esos niños..."

Foto: Francisco Santiago.










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