El problema no está en el Papa, sino en el papado
José María Castillo. No cabe duda de que el ejercicio del papado es extremadamente difícil. Benedicto XVI dice que se siente solo. Y años atrás, Pablo VI y Juan Pablo II habían pedido ayuda a obispos y teólogos para buscar nuevas formas de ejercer el “ministerio de Pedro”, es decir, el papado. Y es que el problema de fondo no está motivado principalmente por la persona del papa (si es conservador o progresista, de tal o cual tendencia...), sino por el cargo en cuanto tal, es decir, el modo y forma en que el papado ha terminado por organizarse.
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