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El marco incomparable del Vía Crucis de la Pía Unión


 Francisco Santiago. He de reconocer que tengo en el momento de escribir esta crónica, el corazón dividido entre lo positivo y lo negativo, aunque gana lo positivo en el último recuento general .

Al Vía Crucis de la Pía Unión le falta algo esencial... el público. Un acto piadoso, realizado en un marco tan incomparable como la Casa de Pilatos, presidido por el Obispo Auxiliar de Sevilla y donde se dan cita la mayoría de miembros del Consejo y hermanos mayores de todas las hermandades penitencia (o al menos bastantes), creo que debería ser algo más...

Comenzaremos por decir que celebrar la misa dentro de la Capilla de la Flagelación limita la visibilidad de la mayoría del público asistente, que termina en la mayoría de los casos abandonando el lugar.

 Quizás primero debería de ser el Vía Crucis en sí, recorriendo la Casa de Pilatos y la Plaza del mismo nombre, para recabar la atención de los viandantes que por allí deambulan y dejando ver esa esencia pretérita de aquellos tiempos en que el Templete de la Cruz del Campo, hoy representado en el relicario que contiene el Lignum Crucis y luego ya hacer la misa y la jura de hermanos, pues no todos los asistentes comprenden el por qué de las más de dos horas de duración del acto.

Y a pesar de todo esto, sigo diciendo que el marco es incomparable y la idea magnífica, pero si al poco espacio de la Capilla de la Flagelación, añadimos la mala megafonía exterior (incluso diría interor), el no habilitar sillas para el público del magno patio central, hizo que mucha gente que se había trasladado hacia el lugar, decidiera marcharse.

Esto, a su vez es un inconveniente y una ventaja. inconveniente porque no llega a ser un acto por y para el pueblo, se queda en un acto más para los representantes de nuestras hermandades.

La ventaja es que a los que nos quedamos, nos resulta muy fácil hacer fotos y captar las vivencias y recogimiento del Vía Crucis, con los faroles evocando aquellos tiempos de las procesiones del Rosario en tiempo de los predicadores y podemos "mascar" literalmente lo que es verdaderamente un acto penitencial.

Fotos: Francisco Santiago










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