Arte Sacro
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Puerta de palos. En recuerdo de aquellas devociones. El Fiscal. Diario de Sevilla


Las preguntas se las hicieron esta misma semana algunos observadores afinados, dada la tradición cofradiera de la familia real. ¿Por qué no es presentada algún día la Infanta Leonor ante la Virgen de la Merced, de la que su bisabuela era camarera de honor? ¿O ante la Virgen de la Victoria, cofradía que aún lleva el morado pendón de Alfonso XIII entre sus insignias? ¿Por qué no ante la Virgen de Montserrat, de Isabel II? ¿Y, por supuesto, por qué no ante Pasión?Don Juan Carlos fue recibido en la cofradía con Bandarán como testigo. Don Juan de Borbón, bisabuelo de la Infanta Leonor, legó su fajín de almirante a la Esperanza de Triana, que lo entregó Doña María en la misma capilla de los Marineros a finales de los 90. De la vinculación con la Macarena ni hacen falta reseñas. Y de las muy rocieras Triana y Villamanrique, tampoco. Habrá que recurrir a monseñor Camilo Olivares, con peso en la Corte en tiempos de Doña María, y al Cura Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp, para que recuerden en Madrid que en Sevilla están las imágenes a las que le rezaron continuamente los abuelos y bisabuelos de la heredera del heredero.

Muerte de un costalero
SE llamaba José Sanchez Baquet, pero era conocido popularmente como Hipólito. Falleció esta semana a los 82 años. Era costalero de los de antes, de numerosas cofradías una misma Semana Santa. Invertía el salario ganado con el costal (pues no le movía el dinero para sacar pasos) en la organización de fiestas para las niñas huérfanas del convento de las hermanas de San José de la Montaña, tal como recoge Mariano López Montes en su detallado estudio sobre el mundo de los capataces y costaleros en blanco y negro. Hipólito andaba en los últimos tiempos muy interesado, junto a Gonzalo Santiago El Pinguino –también fallecido recientemente– en que la ciudad de Sevilla contara con un monumento al costalero. En la imagen aparece (a la derecha) con su capataz de siempre, Rafael Franco Rojas. Trabajaba como pesador de los toros de lidia en la plaza de la Real Maestranza. Ha dejado narrado cómo el Cristo de las Misericordias le salvó un día de las embestidas de un toro que saltó al callejón y que hizo por herirle. El animal sólo alcanzó con el hocico a rozarle la cartera, en la que llevaba una fotografía del crucificado bajo el que al año siguiente salió de costalero en acción de gracias.

  • De coronaciones. Ayer no pudimos dejar de pensar en la reflexión cuaresmal del propio cardenal acerca de la “falta de imaginación” con la que las hermandades celebran sus efemérides o acontecimientos destacados. El purpurado criticó que las cofradías siempre siguen el mismo programa: traslado de la imagen a la Catedral, pontifical y procesión triunfal de regreso. Tan cierto es que cientos de personas vibraron con la coronación de la Esperanza de la Trinidad y con la belleza de la procesión en su paso de respiraderos de orfebrería inigualable, como que crece el tramo de abonados a la peligrosa y reveladora indiferencia. Y tan cierto es que las coronaciones suelen estar acompañadas de obras sociales notables, como que estos reconocimientos oficiales de la Iglesia a ciertas advocaciones pueden resultar cada día más devaluados.
  • Otros efectos. ¿Cuántas comitivas saldrán por la ciudad en tan sólo 15 días? Sumen, sumen: las dos salidas extraordinarias de la Trinidad, los cinco regresos de los Simpecados de las hermandades rocieras, el Corpus de hoy en San Julián con cinco pasos, el Corpus general del próximo jueves, los corpus de los barrios, etcétera. No es que haya que modernizar la imagen de la ciudad a costa de arremeter contra las celebraciones religiosas desde posiciones acomplejadas (muchos de quienes así piensan públicamente son sorprendidos cada año deleitándose con las cofradías más exquisitas en los rincones más escogidos), pero sí que no vendría nada mal algo de mesura a la hora de sacar pasos a la calle fuera de temporada.
  • 3-3-3. No es un esquema de juego. Se trata de la representación municipal en la ceremonia de coronación: tres concejales del PSOE (Francisco Fernández, Gonzalo Crespo y Manuel Gómez Lobo), tres del PP (Dolores Meléndez, Gregorio Serrano y Vicente Flores) y tres del PA (Antonio Ardila, Marta Mejías y Esperanza Camacho). No sólo no acudió el alcalde –tampoco es que fuera preceptivo– sino que tampoco lo hizo ningún portavoz. Una circunstancia que se repite en las últimas coronaciones es que los miembros de la hermandad acuden de chaqué (siguen el estilo del Valle) y los capitulares del Ayuntamiento y los señores del Consejo lo hacen de traje. Quien acudió de riguroso chaqué y generosa ferretería de medallas fue el representante del Consejo General del Poder Judicial, Santiago Romero de Bustillo.
  • ¿Otra más?. Ojo al cabildo general convocado en el Baratillo el 20 de junio –el mismo día, por cierto, que el del Gran Poder sobre la restauración– porque se someterá a votación la solicitud de convalidación como canónica de la imposición de la corona efectuada en su día por el cardenal Bueno Monreal a la Virgen de la Caridad. No se crean que es una cuestión fácil, porque se trata de una corporación con dos advocaciones marianas muy arraigadas en la que los nazarenos del cordón rojillo (de la Piedad) podrían dudar sobre la conveniencia de dicha solicitud. Esta iniciativa ya se sopesó siendo Vicente Ramos hermano mayor, pero las instrucciones de Soria desaconsejaron entonces seguir adelante.
  • Olor a incienso. El que tuvo la celebración del cumpleaños de Mercedes Morón Laguillo, esposa de Luis Miguel Martín Rubio, ex concejal y actual director de la fundación del grupo Sánchez-Ramade. Además de los personajes del mundo empresarial y económico asistentes al acto, se vieron a muchos conocidos y notables del mundillo del incienso: el tesorero del Consejo, Julio Cuesta, en animada y extensa charla con Joaquín Moeckel; la terna formada por Javier Criado, Joaquín Sainz de la Maza y José Antonio Fernández Cabrero; Enrique Esquivias, hermano mayor del Gran Poder; Manuel Marvizón, Alfonso Pérez de los Santos, Rogelio Gómez, Jaime Bretón y Antonio Lebrero.
  • De corcheas. Ojo al inminente disco de la banda del Carmen de Salteras, grabado por encargo del gobierno de Cantabria con motivo del año jubilar lebaniego. Incluirá composiciones como Lignum Crucis (Alberto Barea), Marcha fúnebre y triunfal (Jesús de Monasterio y Barea), Plegaria macarena (Punta), Caridad del Guadalquivir (Paco Lola), así como varias del repertorio más clásico de la Semana Santa de Sevilla. “¿Cantabria y cofradías, fiscal? Esto huele a que está Trifón por medio. Seguro”.
  • El pertiguero. Primer golpe. Una empresa especializada asume la preparación de la estancia basilical para la restauración. La temperatura, el grado de humedad y otros factores deben ser similares a los del camarín. Segundo golpe. Tremenda ovación a José María Jiménez en Triana al regreso de la hermandad. Este año deja el cargo. Tercer golpe. ¿Qué dice la carta remitida a la agrupación musical de los Gitanos en la que se les retira el nombre y el banderín? Y ciriales arriba. El mejor corazón del Tiro de Línea late hoy en la Palma del Condado. La razón: se casa su incansable nazareno y quien fue su secretario muchos años, José María Carmona.








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