Unas Exequias de la magnitud de José Gómez

Francisco Santiago. La Virgen te esperaba en el Altar Mayor de luto riguroso, poco a poco la Basílica se iba llenando de rostros conocidos que iban colmando los bancos con un orden inusual, desde atrás hacia delante.

Consejeros de Cofradías y del Consistorio, representantes de la Policía Local, multitud de hermanos mayores, tus hermanos trinitarios, amigos y conocidos…

Te han rendido honores de altura en el Templo Mayor Salesiano, 16 religiosos han oficiado la misa de Requiem, más el maestro de ceremonias.

Se te ha impuesto la medalla (tu medalla) y has llevado el libro de Regla por última vez, luz de luz en tu honor a los pies de tu Madre, que llevaba la Cruz que le regalaste junto a tu esposa.

Tras el acto, te hemos acompañado a la capilla donde el Padre Nuestro y la Salve te han despedido en la última bulla a la que has asistido en persona.

Sólo me queda agradecerte en nombre de todo el equipo de Arte Sacro (Irene Gallardo incluida), el habernos tenido dentro de ese reducido grupo de apóstoles y amigos tuyos, porque el sentimiento que has provocado en estos dos días, tardarán en volver al Reino de la Esperanza Trinidad, a no ser que ocurra un milagro.

Y como somos cristianos, quedaremos a la espera del milagro, aunque desde nuestro corazón, a partir de ahora la Trinidad se ha convertido en cuarteto, con la inclusión de tu nombre, José Gómez, en los anales históricos de la Semana Santa de Sevilla.

Con estos apuntes de dolor y admirado recuerdo, cerramos el libro de anotaciones en memoria de José Gómez, gran Hermano Mayor de la Trinidad y mejor persona.

¡Ahí queó! y, por supuesto ¡A esta es!

Fotos: Francisco Santiago.