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El preludio de las vísperas. José María de la Hera. Diario de Sevilla


Aunque no amaneció el día como para tirar cohetes –el cielo totalmente cubierto de nubes–, a lo largo de la tarde fue abriendo y se salvó el Viernes de Dolores en lo que los cofrades esperan que sea un buen augurio para toda la Semana Santa, una vez que parece haberse disipado la amenaza de lluvia. Las calles de varios barrios, y también el centro, acogieron a los primeros nazarenos de 2006, los primeros misterios y pasos de palio, los primeros sones de cornetas y tambores…

No fue, en fin, el mejor Viernes de Dolores en lo climatológico (gusta el calor del sol que invita a salir a la calle y procura el mayor lucimiento de las cofradías en estos días de fiesta grande), pero lo importante es que las seis hermandades del día pudieron hacer sus recorridos según lo previsto. Y, tal como han estado los pronósticos días atrás, no es poco.

Así, ayer fue un día grande para los vecinos de Pino Montano, Heliópolis, Padre Pío-Palmete y Bellavista, pero también para quienes habitan al otro lado del río, en Triana, y para los vecinos de la calle Feria, en pleno centro histórico de Sevilla.

En Bellavista por partida doble, ya que la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Salud y Remedio y Nuestra Señora del Dulce Nombre en sus Dolores y Compasión sacó un cortejo de nazarenos por primera vez en su corta historia (sale desde 1993 con hermanos de paisano y el pasado Miércoles de Ceniza fue aprobada como hermandad de penitencia).

Y no fueron pocos. Alrededor de 200 eran los hermanos pioneros en estrenar la túnica blanca de cola con antifaz morado que, en adelante, distinguirá a esta cofradía de Bellavista que ayer salió a las siete de la tarde desde la parroquia del Dulce Nombre de María de la calle Caldereros del barrio.

No pudo contener las lágrimas el hermano mayor, que veía cumplido un sueño en tiempo récord. Hasta Bellavista se desplazaron el alcalde de la ciudad, Alfredo Sánchez Monteseirín; el delegado de Fiestas Mayores del Ayuntamiento de Sevilla, Gonzalo Crespo; el delegado diocesano de hermandades y cofradías, el sacerdote Manuel Soria Campos; y la concejal Victoria Martínez Ocón. Tampoco faltó a la cita una representación de la Hermandad del Dulce Nombre de la parroquia de San Lorenzo, ya que comparten advocación mariana.

Desde la frontera sur al límite urbano por el norte. Algo más tendrá que esperar la Agrupación Parroquial de Nuestro Padre Jesús de Nazaret y Nuestra Señora del Amor de Pino Montano, que este Viernes de Dolores recorrió también las calles del barrio –el antiguo y el nuevo–, con nombres de oficios, corrales, mares y estrellas.

Agricultores y Sembradores están junto a la parroquia de San Isidro Labrador. Hasta allí se dirigían, antes de la seis de la tarde, pandillas de jóvenes y familias enteras. Algunos apuraban el primer café de la tarde en el bar Nuestra Señora del Amor mientras los costaleros se preparaban en el local de la comunidad general de propietarios y los vecinos se arremolinaban detrás de las vallas azules por entre las cuales discurriría el cortejo unos minutos más tarde. Sentada en un banco, la madre de Alejandro intentaba que el niño, sin soltar su tambor, se tomara la merienda antes de que empezara todo. Misión cumplida. El pequeño volvía a correr.

No habían dado todavía las seis cuando se abrieron las puertas de las dependencias parroquiales y salió la cruz de guía escoltada por una pareja de la Policía Nacional. Detrás, los hermanos más pequeños, vigilados de cerca por sus madres y abuelas, portaban cirios blancos.

Sólo cinco minutos tardó en salir el paso de misterio que representa el prendimiento de Jesús de Nazaret en el Huerto de los Olivos. La imagen lucía una túnica blanca y llamó la atención el exorno floral, salpicado de rosas rojas. Se recreó en la salida la cuadrilla de costaleros, acompañada por los sones de la Agrupación Musical de San Benito.

Media hora más tarde, escoltada ahora por agentes de la Guardia Civil –en el día en que ambos cuerpos de seguridad del Estado estrenaban jefe en Madrid–, salió Nuestra Señora del Amor. Las rosas del friso se habían vuelto blancas aquí, en contraste con el burdeos del manto.

En la presidencia del paso de palio, portando una vara plateada junto a los sacerdotes y el hermano mayor, se pudo ver a José Antonio García, el ex delegado del Distrito Macarena que tuvo que dimitir por el escándalo de las facturas falsas.

A la misma hora que terminaba de salir la cofradía de Pino Montano se abrían las puertas de Omnium Sanctorum. Una década lleva ya el Carmen Doloroso en las vísperas de la Semana Santa. El paso neobarroco del Señor de la Paz, donde se representa el momento en el que San Pedro niega a Jesús, salió desde la iglesia de la calle Feria para recorrer las calles del centro.

Antes, decenas de sevillanos tuvieron tiempo de contemplar a la Esperanza Macarena en su paso de palio, abiertas de par en par las puertas de la basílica. Otros, menos afortunados, sufrieron las consecuencias de la cofradía más lenta: la de la santa paciencia de los conductores que circulaban –o al menos lo intentaban– por la calle Resolana.

El bullicio de la cofradía se sumó al del mercado de abastos en las últimas horas de la jornada laboral del viernes, cuando tres camiones de Lipasam se afanaban en la limpieza del entorno. Una hora después de salir, el Carmen Doloroso discurría ya por la calle Correduría para incorporarse a Conde de Torrejón. Detrás, un manto de plumas blancas de los músicos de Jesús Cautivo de Sanlúcar la Mayor.

Nuestro Padre Jesús de la Salud y Clemencia y la Santísima Virgen Madre de la Divina Gracia recorrieron también ayer por la tarde las calles de Padre Pío-Palmete desde la parroquia del Buen Pastor y San Juan de la Cruz.

Media hora antes (a las seis) hacía lo propio el Cristo de la Misión en el barrio de Heliópolis. Se da la circunstancia de que el colegio Claret se encuentra celebrando el 50 aniversario de su fundación en el emplazamiento actual, de cuyo complejo forma parte la parroquia de San Antonio María Claret, sede de la archicofradía.

Por último, siguiendo el orden cronológico de salida, Pasión y Muerte de Triana salió a las 20.30 desde la parroquia de Nuestra Señora del Buen Aire. El cortejo estuvo compuesto por 95 hermanos con cirios morados.

Además de las seis hermandades –tres cofradías con nazarenos– que salieron ayer a la calle de sus respectivos barrios, este Viernes de Dolores también se celebraron tres vía crucis preparatorios para la Semana Santa: Sed, Vera-Cruz y Juncal.

En definitiva, los barrios fueron ayer los protagonistas. Sin carrera oficial y sin sillas; sin palcos ni palquillos, las hermandades de las vísperas demostraron, un año más, que merecen un lugar propio en el calendario cofradiero de la ciudad. Porque tienen abiertas, desde hace mucho tiempo, las puertas de sus vecinos, que son quienes hacen populares las fiestas grandes. Y viceversa.

www.diariodesevilla.com









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