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Provincia. La iglesia de Santa María de la Mesa se desmorona (Utrera)


 José Manuel Brazo Mena (ABC). Han sido muchas las voces que se han alzado a lo largo de los últimos años en Utrera para denunciar la situación de deterioro que afecta a la iglesia de Santa María de la Mesa , y salvar una de las joyas monumentales del patrimonio andaluz. Tras la restauración llevada a cabo por la Junta de Andalucía en la torre-portada de este emblemático templo, hace casi una década, el proyecto de rehabilitar el edificio se paralizó. La grave situación de deterioro, no ha podido ser afrontada por la parroquia, que pide la intervención urgente de las instituciones.

El párroco de Santa María de la Mesa , Diego Pérez Ojeda, relataba el avanzado estado de ruina de la iglesia principal de Utrera, (construcción de los siglos XV-XVI) y haciendo un recorrido por el exterior mostraba las paredes descarnadas del templo; cubiertas afectadas por las hierbas y las humedades; cornisas agrietadas a punto de derrumbarse; dos puertas-gemelas del XVIII, (del Sol y de la Sombra ), deterioradas por la vegetación, las palomas y las sucesivas manos de pintura, ocultando su fisonomía original, así como muros, como los anexos al patio del salón parroquial, que se caen como consecuencia de un abandono secular. Y todo con el efecto antiestético de los cables y con enormes cajas eléctricas.

Sin embargo, al hablar de prioridades a la hora de la restauración, el presbítero de Santa María puso de manifiesto la necesidad urgente de actuar en la puerta exterior de la sacristía, una joya de reducidas dimensiones, que fue construida en el último tercio del siglo XVII a base de columnas salomónicas sobre pedestales, que constituyen un dintel con marco interno de orejetas. En su parte superior presenta sobre un frontón curvo partido, dos ángeles sedentes (sobre la forma curva), flanqueando un escudo de Ave María, en tondo coronado. Esta preciosa reliquia barroca, está afectada por el mal de piedra, que ha atacado ya a algunos de sus elementos decorativos, destrozándolos.

En cuanto al interior, el párroco mostró el peligroso estado de la instalación eléctrica del templo, con cables, cajas y lámparas obsoletas, sin protección ni medidas de seguridad, «que podrían arder en cualquier momento». «No obstante, añadió, estamos contemplando la posibilidad de intervenir en este sentido de forma urgente desde la parroquia, por el riesgo que representa, aunque necesitamos la autorización de la Consejería de Cultura por tratarse de un monumento».

Diego Pérez insistió en que la iglesia sólo dispone de fondos para el mantenimiento de la misma, y con ayuda de la escuela taller se están haciendo algunas mejoras. Insistió en la impotencia de la parroquia a la hora de afrontar una remodelación a fondo frenar el deterioro. «Para poder restaurarlo en su totalidad habría que cerrar el templo durante varios años como se ha hecho con la iglesia del Salvador en Sevilla». Añadió que para solucionar los problemas más graves, como el de la portada de la sacristía, va a solicitar en breve una entrevista con el delegado provincial de Cultura, con objeto de determinar soluciones rápidas.

El proyecto de restauración de la iglesia de Santa María fue redactado por los arquitectos Juan Luis Muñoz y Julio Monzón en el año 1.997 por un coste que en los precios actuales podrían sobrepasar los 2,4 millones de euros, lo que determinó que la obra de restauración del templo se hiciese por fases, de forma progresiva. Así comenzó la primera etapa, a principios de 1.998, llevándose a cabo durante un año la rehabilitación del porche, portada y torre de Santa María. En la primera actuación del proyecto, se realizó la consolidación de fábrica y elementos ornamentales, pavimentos de la portada y el porche, peldaños, revestimientos de azulejos, cerrajería y carpintería, instalación eléctrica, de pararrayos y sistema de alejamiento de palomas, entre otros. El coste que ascendió a 534.000 euros corrió a cargo de la Consejería de Cultura de la Junta , mientras que las obras fueron ejecutadas por la empresa Refinsa. Así, la vieja torre de Santa María se transformó, apareciendo esbelta y bella. Ahora, después de casi una década, la «erguida aguja de la campiña» continúa contrastando con las cúpulas ruinosas que la flanquean.

Foto: J. A. de la Bandera.

Sitio relacionado: www.utreradigital.com










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