Magdalena Mill (Mundo Cofrade): in memoriam

Pedro Merino. Magdalena, te has ido de manera fulminante, nos has dejado sorprendidos, abrumados y tristes, muy tristes, sobre todo a los que nos preciábamos de conocerte algo. Ayer, acudimos multitudinariamente a tu funeral, el funeral más bello que en mi vida he visto, qué grandes tus hijas y tu esposo Juan Miguel, qué grandes; qué grande el sacerdote que ofició el responso; qué grandes los que asistieron, en cuyo mayor porcentaje salimos llorando de la capilla del tanatorio; qué grande ese momento donde rezamos por tu memoria todos los asistentes unidos de las manos; qué grande la rosa roja de pasión que nos entregasteis a cada asistente, como la pasión que tú ponías en tus cosas y en tus amigos; Magdalena, recordaremos siempre tu funeral (estabas con nosotros), como siempre te recordaremos a tí, nunca te olvidaremos los que te conocimos, los que en mayor o menor medida te tratamos, para mí y para Ana, casi desde el principio de nuestras relaciones comerciales, pasaste de ser cliente a ser amiga entrañable, qué grande fuiste, no porque yo lo diga, me lo corroboran todos con los que hablo que te conocieron.

Desde tu nueva atalaya, sé que estarás pendiente de tu familia y de tus amigos y que en la medida de lo posible nos guiarás. Ha sido muy dura tu pérdida, pero será muy grande el cariño y el recuerdo que siempre te tendremos y que siempre quedará en nosotros. Aunque me parezca mentira, ya nunca te veré físicamente cuando vaya a tu tienda, a tu Mundo Cofrade, el que creastes e hicistes grande entre los grandes, pero lo que sí veré siempre será tu espíritu alegre rondando por allí y dándonos ánimo como tantas veces hicistes con muchos de tus clientes, proveedores, en general, amigos.

Gracias por todo lo que nos aportastes en cada momento y gracias por haber sido como fuistes.

Te queremos Magdalena, no sólo Ana y yo, todos, todos te queremos.