Opinión. Dichos, hechos y una pregunta. El Diputado de Cruces

La Cuaresma nos está dejando momentos irrepetibles y, en ella, estamos viendo y escuchando muchas cosas. Aquí van unas cuantas pinceladas sobre algunas que me han llamado especialmente la atención:
Se ha dicho que, acerca del traslado de Pasión, que no hacen falta el ruán verde o los gallos encima de los pasos para convocar a los fieles. Está bien que cada uno defienda lo que le gusta, tanto en las formas como en el fondo, pero, ¿por qué, para ello, hay que referirse a hermandades que están luchando para cumplir con todo rigor con aquello para lo que fueron creadas por quien tiene la potestad de hacerlo? ¿Cuándo aceptaremos que todos tenemos nuestro sitio en este mundo de las cofradías?
Siguiendo con el traslado de Pasión, resultó chocante ver a tantas mujeres con cirio acompañando a sus titulares a cara descubierta. ¿Por qué no en la estación de penitencia? Y, puesto que no se notaba ninguna incomodidad entre los demás hermanos que formaban el cortejo, ¿por qué se insiste en que son esos mismos hermanos los que no quieren las mujeres nazarenas?
Sin embargo, en el traslado del Amor, las mujeres tuvieron que ir detrás de la imagen, encerradas, juntas, apretadas, incómodas, entre dos filas de cirios. Al menos, era algo más consecuente, trasnochado, pero consecuente. Ahora bien, ¿vieron las caritas de esas niñas mirando los cirios que llevaban sus hermanos en el traslado del Señor de la Sagrada Entrada? ¿Cómo se les podrán explicar después a esos niños y niñas cuáles son los valores, en lo referente a la igualdad de sexos, que debe reflejar una hermandad cristiana? ¿Cuándo se darán cuenta esos defensores de no sé qué tradiciones (consulten los libros de historia de la Semana Santa) del daño que están haciendo? ¿Cuándo vamos a aceptar que todos y todas somos hijos del mismo Amor y que ya está bien de hablar de eso de los sitios de cada uno? Porque, ¿cuál es el sitio de las hermanas en esta cofradía? ¿Acompañar a sus hijos y nietos (varones, por supuesto) en la procesión de la Borriquita?
También se ha dicho que la hermandad del Gran Poder necesita una iglesia casi en exclusividad si no quiere peder toda su actividad cultual. Lo que no se especifica es qué se entiende por actividad cultual. Porque, si se siguen celebrando las misas, rosarios, exposiciones del Santísimo, Miserere, Sabatina y demás, aunque tengan que cambiar, quizás, el horario y si los fieles y devotos siguen visitando al Señor para rezarle y darle gracias, como va a ocurrir seguro, ¿qué culto se va a perder en unos pocos meses? ¿De qué estamos, realmente, hablando?
Otra frase llamativa que hemos podido escuchar es que una cosa es opinar y otra dictaminar. ¿Nos enteraremos de una vez? ¿Cuántas veces nos lo van a tener que repetir?
Y para terminar, una pregunta, ya que se sigue insistiendo en el tema de “dejar” (por no utilizar un término más fuerte) a las hermandades nuevas en sus barrios: ¿Por qué esas hermandades que tanto se quejan de lo duro que les resulta su estación de penitencia (porque tienen poco tiempo, porque entran muy tarde aunque no están dispuestas a acortar recorridos y “otras cosas”, porque…) no renuncian a ir a la Catedral, quedándose, ellas sí, en sus barrios, algo que, según se dice, parece que es muy recomendable (al menos, para las nuevas)? Así, tendríamos ese sitio que se insiste que no hay. Pero, por favor, no sigamos pidiendo para los demás lo que no queremos para nosotros...
En fin, todavía nos quedan algunos días y ya verán cómo seguiremos viendo y oyendo cosas muy interesantes, ya verán…
Artesacro no se hace responsable de la opinión de sus colaboradores; en cualquier caso, pueden dirigirse directamente a ellos usando la dirección de correo electrónico que aparece en la página.