Arte Sacro
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San Isidoro. Javier Ramos Sáez


 En esta humilde pero excelsa hermandad hay un Cristo y una Virgen de gran alabanza artística. El Señor es obra de Alonso Martínez de 1668 y la Virgen es anónima del silo XVIII y de gran valor artístico.

La Virgen denota una gran tristeza y una piedad sin igual. Señora de belleza cautivadora, es la imagen que cuando llevas tiempo conociéndola, su belleza y su valor devocional se acrecientan.

El Cristo es de un gran patetismo y un realismo exacerbado, pareciendo pedir ayuda como si estuviera vivo. Forma uno de los conjuntos con más gusto de la Semana Santa junto al cirineo y mejor imagen secundaria de la Semana Santa, obra de Antonio Francisco Ruiz Gijón.

Esta hermandad acaba de clausurar los 400 años de su fundación que data de un 17 de marzo de 1605 por un gremio de cocheros de casas nobles y aprobadas sus reglas el 19 de marzo del mismo año en la Parroquia de Santiago Apóstol ante el notario Bvlas Varela.

Cuando radican en la Iglesia de Santiago el Viejo sobre el año de 1667 el párroco de la iglesia no dejó que la hermandad, en su traslado de permanencia, se llevase el Cristo que era propiedad de la fábrica de la parroquia atándolo con cadenas en una habitación para que no se lo llevaran.

A causa de dicho improperio la Hermandad de San Isidoro encargó al imaginero Alonso Martínez un Cristo de bella factura atreviéndome a decir que posiblemente sea su mejor obra. Alonso Martínez lo terminó antes de su repentina muerte con lo cual la Hermandad tuvo en posesión un baluarte que acrecentará la devoción al Tres Caídas de San Isidoro. Decir que el anterior Cristo se encuentra en la Casa de Hermandad de San Isidoro obra de Pedro Nieto de 1632.

Hay una persona llamada Diego Tije que dispuso en el siglo XIX de todos sus medios para que dicha hermandad fuese adecentada aportando todos los gastos de las obras tanto en pasos como en insignias y túnicas.

La canastilla, obra de Currito el doraó, es obra cumbre de la talla de altar procesional del siglo XX en madera, que junto con el paso del Señor de Pasión de Cayetano González son los mejores pasos del siglo pasado. La Hermandad se deshizo de la anterior, obra del autor del Cirineo y del paso del Gran Poder.

La Virgen tiene un conjunto muy respetable y es el único paso de palio dorado de la Semana Santa (de Marmolejo), siendo un ejemplo del buen gusto. Hay un verso de Antonio R. Buzón sobre la Virgen de Loreto que dice: “Ni el mismo sol siendo sol, ni la clara luna llena, pueden copiá el resplandó de esas lágrimas tan bellas que te cambian el coló”. Palabras de bella factura para una Virgen de realeza mariana.

Recomiendo hacerse hermano de esta añeja hermandad para vivir así la verdadera Semana Santa del siglo XVII con su gran clasicismo, compostura y seriedad en la calle. Una Hermandad de gran prestigio e histórica en el Viernes Santo.

Javier Ramos Sáez.

Foto: Francisco Santiago










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