A los que ni se ven, ni se oyen, ni son NADA. Isabel Serrato Martín.

Ellos pueden dañar la imagen de la ciudad desde el desorden público. Lo mismo, sin usar, aún, mucho tecnicismo no saben lo que es el desorden público y lo mismo deben preguntárselo a un tal Torrijos. ¡Qué pena que tenga un apellido que en femenino nos lleve a la espera! Si, ese que no atiende a la petición de Hermandades que van desde los 500 hermanos a los 12.000, que piden una calle para el Cardenal y atiende a la llamada de………………., no se quien, y le pone una avenida a la Bardem, que en lugar de presumir de Sevillanía, confunde lugares con mítines políticos y promueve sus ideas donde más cámaras de televisión hay.

Que acudan los anarquistas al Señor Torrijos, ese que sólo cogerá el bus ateo, ofensivo, o montará en bicicleta para ir a su despacho…Lo mismo comparten despacho, como lo que promueven, y hablo en el sentido más sarcástico. En esta ciudad tanto monta Isabel como Fernando…¡Ah! Qué los que no tienen ni para papel ni para ordenador, no saben quienes son Isabel y Fernando, pobres. Que los reciba Torrijos o Alfredo que hace lo que el otro le dice porque así se ocupa un sillón de Alcalde, así, sin echar cuenta a la coalición más votada por el CIUDADANO. 

Ya que mi ira se ha desatado, y que hoy de la cama, por enfermedad, sólo me ha levantado el ver de lejos pintadas contra la Iglesia, a su vez contra Dios, hoy, llamo a que no nos molesten. 

Aún no he visto al paso de una cofradía interrumpir el tránsito de droga y “drogatas” que se permite en la Alameda. O interrumpir el paso de perros piojosos y dueños también de la plaza de San Juan de la Palma, que menos mal que el Domingo de Ramos se van de vacaciones. 

A vosotros, anarquistas, que así os hacéis llamar cada montón de meses, os digo, y me lo ha permitido mi Sevilla amada, os digo, que no arderemos, que Satán sólo es una manera de asustar a los niños pequeños y que los cofrades hablamos sin pintar y pintamos sin dar que hablar, todos los días del año. 

A Torrijos, decidle que para autobús el que plantó Gallego en el palquillo el miércoles santo, llegado desde la calle feria, pidiendo Paz, Paz para el mundo, para este mundo sobrado de cobardes. 

Aún así, que a Torrijos, a los perros piojosos y a los que ni por saber, no saben ni escribir, a todos, y así le gusta a Dios, que Dios les bendiga. 

Una ciudadana cristiana.