Arte Sacro
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SMS / Tercer Tramo. Recuerden… Álvaro Pastor Torres


 “La vida es una semana”; Santa, por supuesto. Un verso de mi amigo Joaquín Caro Romero que pide mármol y resume perfectamente lo que ocurre en sólo siete días, pero qué siete días. También esto lo definió, con otras palabras, Antonio Núñez de Herrera, escritor de la generación del Mediodía que tuvo la delicadeza de morirse en Monte Gordo mientras veraneaba por el Algarve en el cálido y trágico mes de julio de 1936, pues de lo contrario los sublevados lo hubieran paseado por Sevilla camino de las tapias del cementerio o de las murallas de la Macarena: “En estos días no se razona. Se siente nada más. Se vive y no se recuerda. La Semana Santa no ha existido hasta ahora mismo. Queda lejana toda cuestión previa. Inútil buscarle raíces teológicas o tubérculos históricos. Nace la Semana Santa en sí, para sí y por sí. Es autóctona, autónoma y automática. Nace y crece como una planta. Dura siete días y en ese tiempo germina, levanta el tallo, florece, fructifica y grana. Acaba finalmente cuando el postrer nazareno se descalza las sandalias y las envuelve en el último número de «El Socialista». El último nazareno sí tiene su historia y su filosofía”. ¿Entienden ahora lo del paseo?

Pero para los inquietos amigos de Arte Sacro (www.artesacro.org) la Semana Santa dura 365 días e incluso uno más si el año es bisiesto. Paco Santiago, Juan Alberto García Acevedo, su hermano Daniel, Pepelu y una pléyade de colaboradores hacen posible la diaria actualización de contenidos que al contrario que Cenicienta sale a la calle –la red no es más que la nueva y ancha calle mundial- en cuanto dan las doce en punto de la noche.

Rosa y Esperanza, las valientes –y guapas editoras de Jirones de Azul, se han lanzado de nuevo a la siempre complicada aventura de sacar un libro, en este caso eminentemente fotográfico, con unos breves textos a manera de quites. La obra es un fiel reflejo de la Semana Santa hispalense. Y en sus muy artísticas, inéditas y atrevidas imágenes hay de todo: sentimiento, repeluco a veces, introspección, añoranza, pasión. Nada, ni tampoco nadie falta: autoridades y pueblo llano, mílites de mentirijilla y eclesiásticos con y sin graduación, monjas y nazarenos, santos y grandes pecadores, recién llegados y finiquitados. Y como dijo don Pedro Calderón de la Barca por boca del desdichado Segismundo “en el mundo, en conclusión,/todos sueñan lo que son,/ aunque ninguno lo entiende”.

Recuerden… esto ya está aquí. 

Publicado en EL MUNDO de Andalucía, Edición Sevilla, el Domingo 21-III-2010










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