Arte Sacro
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Texto íntegro del discurso del alcalde de Sevilla en el acto de la imposición de la Medalla de la ciudad a Ntra. Sra. de la Palma.


Arte Sacro. El miércoles 28 de septiembre fue un gran día para la Hermandad del Buen Fin, al recibir de manos del alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín la Medalla de la ciudad a su Dolorosa, con motivo de su próxima coronación canónica. Finalizado el acto, fue muy comentado y de forma positiva por los cofrades presentes en el acto, las palabras con las que intervino Sánchez Monteseirín. En el día de hoy Arte Sacro les ofrece íntegramente el texto del referido discurso.

Discurso

Señor Delegado Episcopal, Señor Presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías, Hermanos Mayores, Miembros de la Comunidad Franciscana, Hermano Mayor y Junta de Gobierno de la Real, Ilustre, Antigua, Fervorosa y Franciscana Hermandad Sacramental y Cofradía de Nazarenos del Santo Sudario, Santísimo Cristo del Buen Fin, Nuestra Señora de la Palma, San Francisco de Asís y San Antonio de Padua, Hermanos y Hermanas del Buen Fin, Amigas y amigos,

Este miércoles la ciudad, Sevilla, y nosotros en su nombre, queremos, a través de este sencillo pero emotivo acto, unirnos a vosotros en la alegría de la Coronación de Ntra. Sra. de la Palma, homenajear la trayectoria de esta corporación y al mismo tiempo reconocer vuestro presente, un presente grávido de futuro.

Vuestra centenaria historia, el valor de la fe y le devoción, aquilatadas y simbolizadas en el amor a vuestros titulares, la personalidad misma que habéis conseguido forjar en el seno de esta comunidad, ... todos estos valores lucirán sin duda de manera brillante cuando dentro de pocos días el Cardenal, nuestro querido Fray Carlos Amigo, corone a vuestra hermosa Virgen. Ese día muchos sevillanos y sevillanas compartirán vuestra alegría y vuestra emoción, y también el cabildo municipal.

Como médico y como alcalde permitidme hoy que desde el gobierno de la ciudad le demos a esta medalla de Sevilla que entregamos un añadido muy especial: el del reconocimiento también por una labor que desde casi veinticinco años venís realizando en silencio, sin querer llamar la atención, sin las cornetas y tambores que, en una sociedad mediática, parece obligatorio poner detrás de cualquier acción. Sin que sepa la mano derecha lo que hace la izquierda. Me refiero, por supuesto, al Centro de estimulación Precoz Cristo del Buen Fin.

Hace unas pocas horas, hemos tenido la oportunidad de conocer las instalaciones junto con algunos de ustedes. Y mi resumen de esta visita sería, contradiciendo el título y el contenido de una antigua película, “los miércoles: milagro”. Porque realmente milagroso parece que esta acción, asistencial y solidaria, perviva desde hace tanto tiempo, de manera tan tenaz y persistente,  y creciendo en el número de niños y niñas tratados de manera exponencial. Milagro es que todo eso se haga de manera tan profesional y tan cualificada. Y también en un espacio tan escaso como bien aprovechado. Los miércoles, milagro. Y los martes, los jueves y todos los días. Es un milagro que se asienta en firmes principios, y en valores sólidos. Y es un milagro también que no sería posible si no dedicarais a esta tarea la mayor parte de vuestro presupuesto.

Como bien decís, vuestra Virgen tiene ya su corona, que no es otra que esta obra social que viene realizando la Hermandad a través del Centro de Estimulación Precoz.

Porque, queridos hermanos y hermanas del Buen Fin, Sevilla precisa cofradías de solidaridad, hermandades de equidad, palios de fraternidad, incienso de igualdad. Eso es lo que Sevilla necesita. Eso es lo que Sevilla quiere. Eso es lo que Sevilla expresa, también hoy, en sus símbolos.

Esta mañana, por ejemplo, conocí el enorme y valioso patrimonio que atesoráis, vi el más rico altar de insignias que nunca haya contemplado. En el no había oro, ni plata, ni capas pluviales centenarias, ni antiguos libros de reglas. En él, un humilde tablón repleto de pequeñas fotos, nos miraban Oscar, María, Andrés, Manolo,... al lado, una pequeña de seis meses, con síndrome de Down, estaba siendo ayudada por una de las técnicas del centro, a realizar y coordinar sus movimientos. En otra, una pequeña aprendía a subir y bajar escaleras. El valor para el futuro de estos niños y de estas niñas de lo que hoy están aprendiendo supera al de cualquier canastilla dorada, o capa bordada, o al de cualquier corona.

Sentir que el corazón se ensancha ante el rostro de la Virgen, sí, pero devolviendo ese amor al mundo a través de la risa asombrada de un niño chabolista que debe ser escolarizado para tener una oportunidad. Estremecernos ante Jesús colgado del madero infame, sí, pero devolviéndole al mundo esa emoción en forma de ayuda a quien quiere levantarse de la postración de las drogas o el alcoholismo.

Extasiarnos en la contemplación de un momento mágico en una plaza de naranjos, al caer la tarde, sí. Pero encontrar en ello motivos para ayudar en sus necesidades a quienes por sus dificultades más tienen que luchar por un puesto en una sociedad, de por sí cruel, que si sólo se guía por las normas de la competitividad, y no por las de la solidaridad, y deja en la cuneta a quienes, supuestamente, no dan el nivel que exige el mercado.

Ese es el camino luminoso que va desde los símbolos hasta la realidad. Símbolos que nos exigen hoy, como nunca, que el sentimiento y la razón, nos hagan más humanos, mas hermanos. Manifestación pública de fe en los valores del humanismo cristiano, por la vía de las obras.

Las creaciones únicas e irrepetibles de nuestra tradición sólo se mantendrán vivas si es sobre una ciudad humana y equilibrada. Sevilla es demasiado hermosa para que no sea disfrutada por todos. Y por eso las hermandades de Sevilla tienen por delante una larga carrera oficial que recorrer, que ya están muchas de ellas transitándola, como vemos hoy, pero que es larga porque son muchas las causas que atender.

Tiene la administración, en nuestro estado social, que hacer su papel. Por supuesto. Se trata de responder a derechos, se trata de justicia social. Pero no olvidemos que la sociedad, a través de sus múltiples maneras de organizarse, es imprescindible. Os aseguro que existen infinidad de obras solidarias que pueden ser desarrolladas mejor por los ciudadanos organizados que por la administración.

He dicho en muchas ocasiones que las hermandades de Sevilla son la mayor ONG de la ciudad. No son sólo eso, por supuesto. Pero su extensión, su implantación, su transversalidad social, su sentido comunitario, su personalidad, y los valores en los que se fundan, le dan una proyección en tareas solidarias difícil de alcanzar.

Creo que merecéis este reconocimiento, vosotros y todos los que desde hace tantos años han hecho posible esta tarea, este “milagro”. Y aunque muchas veces, como les decía, llega a determinadas necesidades mejor la mano solidaria civil que la propia administración, ello no quiere decir que nuestras instituciones no estén en esa labor de apoyo.

El ayuntamiento de Sevilla  va a hacer todo lo que este en su mano para que el próximo año se consigne una partida presupuestaria destinada a colaborar con la tarea que desarrolláis en este centro. Y por otro lado, conscientes, como somos, del problema de espacio que tenéis, he dado indicaciones a la Delegación de Fiestas Mayores para que de manera inmediata, la Hermandad del Buen Fin y miembros del Ayuntamiento de Sevilla empiecen a trabajar de manera conjunta en este gran reto que supone la búsqueda de una sede más amplia. Cierto que es un reto para todos, pero nada comparado con lo que ya habéis sido capaces de hacer.

Hermanos y hermanas del Buen Fin, amigas y amigos, gracias en nombre de Sevilla por la tarea que estáis haciendo, gracias por ser un ejemplo para todas las hermandades, y para todos nosotros, gracias por el buen fin que le dais a vuestra vivencia cofrade y, gracias también por la humildad. Esta medalla, que es hermosa porque es el escudo de Sevilla, pero que lo es aún más prendida sobre la imagen de Nuestra Señora de la Palma, será para siempre el símbolo del día en que la ciudad reconoció vuestra labor y se propuso hacer lo que esté en su mano para ayudaros en esta hermosa tarea.     

Gracias y enhorabuena.

Paz y Bien

 

Fotos: Fernando A. Morillo y Francisco Santiago.








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