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Hermandades y Cofradías
Introducción.-
Hay una realidad patente que a primera vista no es detectable pero
que, en ciudades como Sevilla, forman parte directa de los poderes
locales y estatales. No hay que remontarse muchos siglos atrás,
cuando la religión era parte fundamental en la composición del
Estado, para encontrar estos rangos de poder eclesiástico que movían
ejércitos a su antojo.
Hoy en día, en una sociedad cada vez más laica, hay un vestigio
importantísimo de las reminiscencias de antaño, como son las
Hermandades y Cofradías que, aunque de carácter seglar, están
directamente vinculadas a lo que denominamos religiosidad popular.
Aunque las mismas están cargadas de ambigüedad, dualismo y
pluralidad, sin olvidar sus limitaciones, igualmente hay que
tenerlas en cuenta porque en España y más concretamente en
Andalucía, un amplio porcentaje la población forma parte de alguna
Hermandad, ya sea de Penitencia, Sacramental o de Gloria.
Igualmente este amplio grupo, no contempla aquellos que se forman en
la actualidad en torno a las nuevas parroquias e iglesias de los
barrios, donde Asociaciones o Agrupaciones de fieles, dan culto y se
organizan en torno a la devoción a nuevos Titulares que aspiran,
algún día, a formar parte de la nómina de Hermandades reconocidas
por su diócesis.
Si esta información la trasladamos concretamente a la ciudad de
Sevilla, el ámbito de extiende incluso más allá de la religión,
puesto que todos conocemos numerosos casos de personas que, a pesar
de confesar no ser católicos practicantes o incluso no ser
católicos, pertenecen a alguna de nuestras Corporaciones por
vinculación familiar o por tradición.
Esta vinculación se hace mucho más patente en el mundo de los
costaleros, que en sus principios trabajaban por un jornal y hoy
trabajan, en multitud de casos, por afición, más que por devoción.
Orígenes y Actualidad.-
Sus antecedentes lingüísticos hacen que directamente nos refiramos
al termino latino “confraternitas” para referirnos al origen de la
palabra. Sus orígenes tienen vinculación directamente proporcional
al poder de la Iglesia. Aunque hay vestigios más antiguos, la Edad
Media (Siglos VII al XV) es donde muchas de ellas comienzan a tener
preponderancia, siendo en un principio de carácter benéfico,
dedicadas sobre todo a la caridad, atención de enfermos e impedidos
y estando ligadas a conventos, órdenes religiosas y antiguos
hospitales.
La necesidad de acceder al pueblo hizo que el culto interno saliera
a la calle, convirtiéndose en público, siendo entonces cuando las
Cofradías se organizan en torno a la devoción a su Cristo, Virgen o
Santo Titular. Por aquellos años, no había miedo a la salida en caso
de lluvias o mal tiempo, quizás porque en esos momentos históricos,
la fe y la devoción primaba sobre el patrimonio artístico que
actualmente conservan nuestras hermandades y Cofradías.
Tanto impulso tuvo que el rey Enrique IV de Castilla (1473)
restringió el número de Cofradías, prohibiendo aquellas que no
fueran por causas pías o con real licencia. Posteriormente Carlos I
en 1534 y 1552 siguió la misma política de restricciones, con lo
cual es patente y evidente la proliferación de las mismas.
Igualmente, en esta época hay que indicar la multitud de tipos de
Cofradías, según sus fines, como era el caso de las piadosas, las de
apoyo económico, de caridad, sociales, de penitencia, por la paz,
para defensa de la fe, las gremiales o profesionales, etc…
Igualmente dentro de las mismas cofradías, las hay que se conforman
al ser sus miembros de un mismo grupo social, de un mismo oficio,
clericales, mixtas (cléricos y laicos) y ordenes militares, entre
otros.
El siglo XVI supone un auge en la renovación de las mismas, sobre
todo ante la necesidad de defenderse ante el protestantismo, ante la
negación de la Santidad de María o ante los herejes. En el siglo
XVII toma impulso la devoción a Jesús Nazareno (anteriormente era a
Jesús Crucificado) e igualmente la devoción a María.
El siglo XVIII supuso un retroceso en cuanto a las Cofradías, el
cual comenzó con el reinado de Carlos III y que duró hasta la
restauración borbónica con Alfonso XII en 1874, en la segunda mitad
del siglo XIX. La época más actual nos remite a los años 30 y a la
posterior Guerra Civil, donde la iglesia encontró en el
nacionalcatolicismo un revulsivo para revitalizar la religiosidad
popular.
La actualidad, desde el comienzo de nuestra joven Constitución, ha
continuado el impulso de las Hermandades y Cofradías, aunque con
menos énfasis en el termino “religiosidad” y acusando más tendencia
lo “popular”, adaptándose la Iglesia a los tiempos que corren y
donde las Hermandades se han regularizado dentro del Código Canónico
como “asociaciones públicas”, aunque desde el propio Arzobispado de
Sevilla, se creó en el curso 2000/2001, el Instituto Permanente de
Formación para Jóvenes de Hermandades y Cofradías, que comenzó con
bastante aceptación su programación en el 2001/02 y ya con internet
como gran fuente de conocimiento y evangelización.
De hecho, parte de esta nueva vertiente cultural cofrade nacida en
internet, viene directamente de Francisco Santiago y José Luis
Martínez, que desde su web personal “La Pasión Digital”, llevaron la
información cofrade nacional por toda la red de redes, rebasando
incluso las fronteras nacionales y obteniendo un amplio
reconocimiento como Medio de Comunicación entre las Hermandades y
Cofradías. .
Francisco Santiago
Director de Arte Sacro. |
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